Vivir juntos, morir solos: Limp Bizkit y el regreso del aggro metal

por · Julio de 2011

Tarde pero llegó: el aggro metal se vino con todo hasta Chile.

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Faith No More, Rage Against The Machine, Deftones, KoRn, Incubus y Linkin Park son algunas de las bandas que han pisado Chile en los últimos dos años. Raro. Rarísimo. Sobre todo si a esto le sumamos el debut de Limp Bizkit de este 21 de julio en Movistar Arena. ¿Será que estamos ante el regreso del aggro-metal?

Suena antojadizo, claro está, pero -de cierta manera- es emotivo plantearlo así. Más aún cuando se trató (¿trata?) de un ‘movimiento’ tan odiado y vilipendiado.

Recordemos: a excepción de Rage Against The Machine y Faith No More (padres putativos de la movida) todas las bandas que intentaron mezclar rap y metal en los 90s (agreguemos al listado Hed PE, Papa Roach y P.O.D) recibieron odio y rechazo en sus comienzos. “Que con suerte los guitarristas se saben dos notas”, “que los vocalistas se pasan quejando y llorando todo el rato mientras cantan (gritan)”, “que son raperos con guitarras colgando”, “que no son lo suficientemente técnicos para ser metal”; que la cacha de la espada.

Y bueno, para sorpresa de los detractores –la mayoría metaleros-true-metal- gran parte de estas bandas, luego de unos años, tocaron el cielo con sus manos. Eso sí, a manotazo limpio: ganándose el reconocimiento y la valoración mediante sus conciertos; esos en donde te hacían saltar de un lado a otro, sudando la gota gorda, mientras coreabas, con el pecho hinchado, canciones con las letras más desgarradoras de la historia.

Porque de eso se trató siempre el aggro metal. De ser parte de una comunidad en donde todos empujaban para el mismo lado. Donde lo principal era compartir y liberarse de todo tipo de presiones y ataduras. Daba lo mismo si eras gordo, o flaco, calvo o con rastas. Si tenías la cara infectada de piercings o si tenías la cara infectada de espinillas. Si en el colegio te hacían bullying o no te escogían para el equipo de baby. Si hacías un heelflip en un cholguán o en un Santa Cruz. Si preferías el Ozzfest al Family Values. Si eras seguidor de Rama o de Raza.

Lo que por entonces importaba –lo que realmente importaba- era que cuando sonara el Adrenaline, el Three Dollar Bill Yall$ o el Life Is Peachy, a todo volumen por supuesto, tus ADIDAS Campus, tus Puma Suede, o las zapatillas que tuvieses, empujarán tan fuerte contra el piso que a los segundos salieras disparado por los aires con los brazos extendidos. A lo Chino Moreno. O si preferías: tus rodillas se hincharan con tal rabia contra el piso, que a los segundos no tendrías otra opción que mantener el equilibro llevando tus manos a la cabeza. A lo Aaron Lewis.

Porque movimientos como esos eran los que a escondidas frecuentemente ejecutabas en tu pieza cuando veías los videos de los conciertos -casi siempre en VHS vía La Monda Records o en MPEG vía MoshShockerz- y soñabas con asistir a esas pequeñas salas mal iluminadas y mal ventiladas, asegurando, frente a la pantalla, que de estar ahí serías capaz de dejar tu vida en medio de esos mosh infernales.

Porque en el aggro metal cabíamos todos. Y bien apretados. Nuestra filosofía era (es): si no podemos vivir juntos, vamos a morir solos.

Y nunca estuvimos solos.

Y a pesar de que estaban Rayna, las Kittie y Otep, todo era bastante falocentrico en el aggro. Que no es lo mismo que machista. Ya que por muy violento que pareciera todo, la violencia siempre tuvo otro sentido: por eso el clavarle un codazo aéreo, en la buena onda, al de al lado, en una tocata de Rekiem o 2X, estaba permitido mientras dejabas que otro te hiciera lo mismo.

La idea era dejarse llevar por lo inconciente, por los instintos más salvajes, desplazando la libido al tótem que tenías en frente.

Así lo hiciste en Teatro Caupolicán cuando sonó Dead Bodies Everywhere, Faget o Clown. Así lo hiciste en Parque O’Higgins cuando sonó Birthmark, 7-Words o Elite. Así lo hiciste en Estadio Bicentenario de la Florida cuando sonó Freedom, Killing In The Name o Bulls On Parade. Y así, de seguro, lo vas a hacer este 21 de julio en Movistar Arena, cuando los de Jacksonville toquen Faith, Break Stuff o Nookie.

Entonces, nada, nos vemos allá.

Y luego en DevilDriver —apoyando a Dez— y más tarde en SOAD.

Que esto no para. Ya que este 2011, en Chile, el aggro metal esta más vivo que nunca.

Vivir juntos, morir solos: Limp Bizkit y el regreso del aggro metal

Sobre el autor:

Ignacio Molina (@Molinaski)

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