27 horas junto a Don Francis

por · Diciembre de 2010

Minuciosa crónica de la última Teletón

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Esta Teletón 2010 no estuvo exenta de momentos memorables, tanto frente a la cámara como detrás de ésta. Puteadas de Don Francis a la orquesta, coordinadores de piso enojados con un público flojo a eso de las 6 de la mañana; embajadores de Twitter y mucho más de esta fauna televisiva, que sin duda es más entretenida por dentro que por fuera.


Por: Francisco Méndez • Fotografías: Magaly Visedo S.

¡Don Francis, estamos al aire!

Si uno habla de esta cruzada solidaria versión 2010, tiene que hablar de dos cosas bastante extrañas, disímiles entre sí y que muestran cierta diversidad dentro de pantalla: Ricky Martin y Faith No More. Esto es claramente lo que resumiría en su esencia lo que fueron estas 27 horas de frenetismo, locura y cansancio extremo. Porque cuando ya eran las diez de la noche y comenzaba el espectáculo más trasnochado de la televisión chilena, todos los productores, asistentes y colaboradores a secas se encontraban corriendo por los pasillos para que ni el más mínimo detalle fallara.

Una vez comenzado el show, y presentada la canción de esta versión 2010, se vino el discurso de Don Francis, quien, como todos sabemos (de hecho nos lo recuerdan cada cinco minutos como si fuera parte de la pauta), se mostraba preocupado y cansado. Luego vino la presentación de los animadores. Y las instrucciones de un tipo que estaba alrededor del escenario y que parecía más nervioso que nuestro “Don Corleone”, como diría horas después Mike Patton. La primera donación de mano de los 33 mineros hizo que mucha gente del público se tirara su lagrimón o por último aplaudiera con cara de emocionado. Después, el momento esperado por las chicas y especialmente por las de prensa que estaban más emocionadas aún: Ricky Martin. El tipo salió y todas gritaban, sacaban fotos y saltaban con pequeños saltitos de emoción como si la pega hasta tarde valiera la pena sólo porque el puertorriqueño recién salido del ropero estaba ahí, haciendo playback, pero ahí al fin y al cabo.

Cuando el intérprete de “Living la vida loca” terminó el primer tema, estas muchachas gritaban “¡la colita!, la colita!” mientras algunos reporteros se burlaban: “¡es colita, es colita!”. Pasado esto, nuevamente todos se movían, sacaban fotos e intentaban que este momento estelar de la cruzada solidaria quedara registrado en todo: periódicos, sitios de internet, noticiarios e incluso celulares, para luego subirlo a Youtube.

Cuando las cámaras no enfocaban a los telefonistas estrellas, en donde estaba Zamorano y el padre Hurtado Ignacio Franzani entre otros, hablaban, echaban la talla e incluso comían sushi. A un costado, con micrófono en mano, se encontraba la bella Tonka Tomicic, de la que algunas voluntarias en el público comentaban: “Ella es envidiable en todo, es bella, delgada y simpática”. Los hombres le pedían besos durante comerciales y desde el público algunos machotes decían que le harían cosas irreproducibles mientras reían.

Después llegó el momento esperado por nadie, excepto por él mismo: el discurso del presidente Sebastián Piñera. Mientras éste subía al escenario, en el público habían sonrisas irónicas y un cierto estudio de cada palabra pronunciada por el primer mandatario, como esperando el chascarro. Uno de los momentos más divertidos para quien escribe, fue cuando el mandamás de La Moneda dijo que había leído una entrevista en donde Don francis decía estar cansado y nervioso (bah, que raro). Lo divertido era que esta entrevista la había leído en La Segunda (era que no). Cuando dijo esto, las sonrisas irónicas de la prensa aumentaron. Una vez terminado el discurso, el coordinador de piso pidió con la mayor fuerza que un público lateado aplaudiera a The Boss.

Twitteros y califas

Cabe destacar la compleja relación entre Don Francis y la orquesta de la Teletón, porque cada vez que se iban a comerciales, les llamaba la atención por la manera en que tocaban los temas, para alentar al público, para que fuera al banco. Los retaba a vista y paciencia de todos, quienes reían y otras veces simplemente callaban porque el patrón estaba enojado.

Pero no todo sucedía en el escenario del Teatro Teletón, porque atrás, en el sector de la prensa, estaba todo pasando; desde embajadores twitteros que estaban en el medio de un salón en donde había banquete proporcionado por los auspiciadores, hasta chicas guapas que paseaban para así ser vistas y entrevistadas por medios faranduleros o bien por las radios regionales que colmaban dicho salón. Y mientras los periodistas pasaban parados días completos esperando las papas fritas y las empanadas del McDonalds, los embajadores twitteros comían sushi, sentados frente a sus notebooks y hasta sostenían copas de vino. Entre estos embajadores, se encontraba la guapa María Gracia Subercaseux, quien dejó impresionados a muchos de los presentes que no dejaban de inventar una excusa para acercarse a la bella milf.

Momento complejo, con risas por doquier, fue cuando Kramer imitó al presi. Mientras todos reían, incluso el canciller que se encontraba en los teléfonos, el presi veía los monitores, reía a la fuerza, como con cara de asesinato, o de querer hacer una llamada telefónica, como tanto le gusta. Debe haber sido uno de los momentos en que todos, prensa y público se unieron en una gran carcajada.

Cerca de las cuatro de la mañana, con la Vedetón comenzando, se cambió el público y en vez de las bellas familias, entraron hordas de calientes con hálito alcohólico a ver a las Marlen, las Yendelin, las Nydian y las argentinas ricas que se presentaban en el “refinado” sketch de Mauricio Flores en el que entraba una vieja que tirando chuchadas a diestra y siniestra sin ninguna gracia.

En los comerciales, un arriba de la pelota Kike Morandé, tiraba sus propias chuchadas al público, mientras éste les gritaba: “griten, po, hueones calientes”, estos le respondían: “sal de acá, narigón califa”.

La mañana siguiente, así como la tarde en el teatro, estuvo marcada por un cansancio bastante derrotista, productores cabreados, público familiar fome y distante.

“Gracias a ti, Don Corleone”

Ya en el Estadio Nacional, algunos respirábamos un aire de desconfianza sobre cómo reaccionaría una producción como la del evento frente a un Mike Patton y unos Faith No More on fire. La prensa se volvía a agolpar, esta vez a un costado del escenario del “gigante de Ñuñoa” como le gusta decir a los comentaristas futboleros. ¿Expectación? No sé si esa es la palabra para describir lo que se sentía luego de que una muy bella Tonka y un gritón Rafa Araneda se subieron al escenario junto a Don Francis y el niño símbolo. Sorpresa puede ser lo que causó en muchos que los de “guitarras afiladas” como dijo Araneda, fueran los primeros en subir al escenario. Cuando esto ocurrió, muchos colegas a mi alrededor no entendían nadas cuando un humilde servidor cantaba a toda boca la notable “Ashes to ashes”. A un lado los reporteros de SQP, y un programa con nombre hueón, estaban mirando atentos esto que no entendían, mientras los telefonistas saltaban como si fuera Daddy Yankie quien estaba en el escenario. El pequeño remedo de Sergio Lagos, Ignacio Franzani, grababa a Javiera Contador haciendo el clásico gesto heavymetalero frente al celular, de espaldas a la banda. Las madres con sus hijos pequeños miraban espantadas, mientras los padres movían discretamente los pies al son del show más potente que se ha presentado en la historia de la Teletón. Luego de terminada la presentación –con pequeño homenaje a la gran Violeta Parra incluido–, los camarógrafos seguían rápidamente a Mike Patton, quien se juntó en medio del escenario con Don Pancho. Bueno, ahí todos saben cómo el vocalista norteamericano bautizó a la gran cabeza del programa.

El show continuó con más donaciones, más ensayos de canciones de Don Francis con el público y con una orquesta media choreada en comerciales y más gritos como “¡vamos, chilenos!” mientras un preocupado Mauricio Correa, director del programa, daba pequeñas cuñas en el pasillo del Nacional a los periodistas de Emol y La Tercera. Sólo a ellos. En estas cuñas decía que el show había resultado magnifico porque habían sido capaces de unir a artistas como David Bisbal y Ricky Martin en el show, a lo que el humilde reportero lo miraba con cara de ¿y Mike? En fin.

La noche siguió con más asistentes cambiando cables, animadores tras cámaras esperando salir en pantalla y músicos nacionales e internacionales que hacían un playback bastante indigno. En fin, así es la tele, como dicen muchos. Así es el show solidario y el trabajo que se hace para llevar éste en todo su esplendor a las casas. Las ojeras pesan, y las piernas duelen, pero los ojos del observador con papel y lápiz no olvidan.

27 horas junto a Don Francis

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Francisco Méndez

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