Ratalia es Natalia Matzner y acaba de publicar una versión en pdf de su fanzine CTRL+Z para Cumshot. En apenas 5 respuestas nos respondió todo, o casi todo.
Ratalia (Natalia Matzner) acaba de publicar una versión en pdf de su fanzine CTRL+Z para Cumshot. En apenas 5 respuestas nos respondió todo, o casi todo.
—Tu formación académica inicial es la literatura. ¿De qué modos se fue dando el proceso hacia el interés por otros formatos y lenguajes artísticos?
—¡Hola! Primero perdón por la demora en la respuesta ya que no veo Internet todos los días, vivo en una casa en la montaña de Catalunya, con agua de pozo, Internet no lo vemos como una opción en nuestro espacio cotidiano. Quizás por todo este tiempo sin Internet me he extendido en la entrevista como una boa midiendo a su víctima. Y sí, mi formación académica es en literatura, estudié en una escuela donde lxs profxs fueron nuestrxs colegxs y me dejaron experimentar en diversos formatos, a la vez siempre he bebido de otros ámbitos, de las catacumbas más oscuras donde no te dan título y el flipe de hacer algo es para compartirlo entre quienes están cerca.
Si bien mi trabajo es personal, siempre que hago un nuevo fanzine o proyecto responde a un trabajo colectivo. Mi primera vez fue haciendo teatro, con la obra “Anhelos Color Blanco” (2006, Stgo) con el desaparecido “Colectivo La Desgracia Ajena”, todo autogestionado, y lo que te hacía seguir adelante no eran las lucas, sino el apoyo y la fuerza de hacerlo todo entre amigxs.
Nunca me ha hecho sentido la separación de lenguajes, saberes y formas comunicativas. Me refiero a hacer alguna obra que responda a una sinestecia. Si una palabra leída en silencio te lleva a un olor, a una explosión o a un temor abstracto que te eriza los pelos, ¿por qué no jugar con ello a la vez en rimas, cacofonías, formatos y materialidades?
Por ejemplo, el fanzine “Día Diez” es un relato de terror crítico sobre la primera esfera de pedagogía en un sistema de poder vertical y cristiano, la pedagogía familiar. Primero escribí el relato, luego aprendí serigrafía y me conseguí una tinta que se carga con la luz. Un relato de terror para leer en completa oscuridad. El taller y la conspiración la hago codo a codo con Rafa El Doc.
La respuesta concluyente a esta pregunta es, entonces, mi interés por otros formatos artísticos no vienen a priori, primero pienso en un concepto que quiero comunicar, luego tengo que aprender la técnica para lograr que el proyecto sea un todo. En cuanto a la escritura del relato o de la poesía a veces viene antes, entre medio y otras después de la determinación técnica y material del fanzine.
Por ejemplo, con el fanzine “Nature/Nurture”, con Claudia primero escojimos las fotos que ella hizo, luego escribí el relato, después ella tomó una última fotografía y finalmente juntas solucionamos la confección del fanzine. Tanto a favor de las fotografías como del relato. Esa autopublicación tiene un largo trabajo de laboratorio por parte de Claudia.
—Antes de irte de Chile ya habías escrito cómics (publicaste Niño Arsenio en Animita Cartonera) y otros trabajos. ¿Qué cambios se produjeron en tu producción a partir de la estadía en Barcelona, los sucesivos viajes y tus estudios de Cultura Visual?
Niño Arsenio lo hice junto a mi hermana Valentina, nuevamente fue un proyecto motivado por la colectividad y también porque fue escrito pensando en una crítica al sistema público de salud chileno. De ahí también salió un video en stop motion hecho con Mono y Derios. Ese cómic lo reedité como fanzine, con tapa serigrafiada, su precio es solo el coste de producción.
Más adelante con José hicimos juntos el cómic “Rod y Dor”, que lo edité luego como fanzine. Va sobre unos siameses que tienen un programa de tv, donde están confabulados con la compañía telefónica Movidark.
Cuando realicé mis Estudios en la Cultura Visual (ECV) conocí a Martina Dry, con quien actualmente realizo el programa DIY “Arte con mayúscula”, lo tenemos colgado en youtube y un par de veces lo hemos presentado en eventos DIY, feministas y queers. Eso también lo hacemos todo nosotras, incluso Martina confecciona sus propios trajes! La intención en este proyecto es hacer una revisión historiográfica de la Historia del Arte, parodiando la hegemonía y las mayúsculas de este asunto. Tenemos una perspectiva construccionista y poscolonialista pero intentamos hacerlo todo con humor, y más que nada mezclar los datos históricos con la ficción, para que el/la televidente se percate de que la diferencia entre ambas es casi nula. La historia ha sido escrita por una elite de mucha conveniencia y bastante aburrida. Este programa también se mueve como lo hacen los fanzines, no es que hayan muchos encuentros, pero haces contactos a la lejanía. En unos meses se estrenará en la Princeton TV (NJ y NY del Yanqui), dentro del programa “Notes from Undergroud” que será dirigido por un grupete punk DIY.
Los ECV fueron muy reveladores, con lxs compañerxs formamos el colectivo BlitzMambo, con quienes hicimos algunas performances, intervenciones y proyectos de alfabetización visual. La idea era que lxs participantes de los talleres o lxs espectadorxs salieran del rol de ‘espectantes pasivos’ y se enteraran que lo importante en la cultura visual hegemónica no es qué dicen esas imágenes, sino qué quieren de ti. Esa premisa es de WJT Mitchell, uno de los gurús de este tema.
Lo de los talleres lo he ampliado personalmente y actualmente realizo como profesora el “Taller Espigadoras de la Cultura Visual”, en Venezuela (Organización Nelson Garrido y UCV), Catalunya (CCC del Barrio) y ahora me voy a hacerlo a Puerto Natales. A lo largo de las 7 ediciones del taller algunxs de lxs participantes han realizado como proyecto final un fanzine, en la foto de abajo pueden ver las portadas y en el link las descripciones. Realizar el taller ha sido uno de los elementos más reveladores para mí como autogestora y autoeditora, especialmente por todas la experiencias compartidas en cada edición y con cada participante.
Viajando, no paras de encontrarte con gente que produce movidas artísticas sin haber pasado por la universidad, y eso no le quita reconocimiento. Muchas veces en Latinoamérica, para que algo que hagas tenga valor, reconocimiento y se mueva es importante que haya una institución de por medio, acá no, lo importante son las ganas de producir. Por acá hay apátridas de todas partes que buscan esto mismo. También he viajado por Latinoamérica con un proyecto de video-denuncia y arte-acción sobre derrame de petróleo en la Amazonía peruana (por Perú, Bolivia, Colombia y Venezuela), también autogestionado, que no hubiese sido posible sin la ayuda de colectivos locales. Con esto quiero decir que por allá también está, y está candente, con mucho power, y por eso está rodeado de dificultades, la omisión o la represión. El mejor ejemplo es sobre un encuentro al que fui en Tocaña (Bolivia) de liberación animal y ecología radical (2011), a presentar este proyecto sobre derrame de petróleo. Fue un evento gigante, con gente que compartían perspectivas, todxs llegaron de diferentes partes del continente con fanzines y material de contra-información, y fue tan cañero con el tema del IIRSA —proyecto que terminará por acabar la naturaleza y cultura local latinoamericana— que Evo Morales terminó encarcelando a Herny, el organizador del evento, haciendo un montaje ridículo similar al caso bombas, una de las evidencias era un parche de Agnostic Front, una banda de hardcore punk, y también que él es vegano, con eso te lo digo todo. Henry sigue encarcelado.
Esto te lo cuento porque el tema de los fanzines, la autogestión, el Hazlo Tu Mismx (DIY) es de extremo valor en una época dónde te cobran por todo, donde la cultura tiene que pasar por un ridículo sedazo de impuestos, censura y empresas chupa-sangre. Hacer un Fanzine es algo muy político (aunque sea de ilustraciones algodonadas, very bonitas), porque lo que lo mueve no es el dinero a gran escala, sino la reciprocidad, es subversivo porque hace frente desde el engranaje primigenio social. Es micro-político.
—¿Qué posibilidades distintas ofrece el circuito de los fanzines y DIY en general respecto al circuito literario más tradicional de las editoriales y la academia?
—Siguiendo la respuesta anterior sobre la reciprocidad, si entras en el circuito de fanzines vas a encuentros, jamás habrá algún comité que te prohiba ir con tus cosas. Los encuentros suceden en diferentes países, ciudades y pueblos. Aunque no te conozcan te acogen, te invitan a dormir a sus casas y a comer. Este verano en Chile fui al Equino II de La Serena, organizado por Francisco Visceral, Weird Lines y otrxs. Esa vez volví a Santiago con un montón de material intercambiado, algo de dinero por fanzines vendidos y una sonrisota en la cara por haber conocido a los chicos de ahí.
Por acá he ido a los encuentros Tenderete (Valencia), Grapa Grapa (Pontevedra), Funny Days, Bipolars Nights y Gutter Fest (Barcelona), M.E.A. (Madrid), Febrero Feminista (Zaragoza), Zine Fest (Berlín), Crack! (Roma). Todos se hacen una vez al año, salvo Tenderete y Grapa Grapa que se hace en verano e invierno.
Al último que fui fue, el Crack! de Roma, se ha hecho 9 veces en el Forte Prenestino, un castillo ocupado con puente levadizo donde a cada autoeditor o colectivo le dan una celda (una real, antigua!), hay grandes salas para dormir, una cocina llena de comida, conciertos, talleres, charlas. Son cuatro días de conocer gente, bailar arriba de las mesas (no todxs, siempre algunxs arriba y otrxs abajo motivando! Jeje), hacer la sentadilla cósmica, vender e intercambiar material. Muchos de los encuentros se hacen en locales autogestionados o en centros sociales ocupados.
Lxs organizadorxs de los encuentros primero hacen un llamamiento por internet, les escribes para tener un contacto y que ellxs gestionen tu estancia. El tema de cómo te pagas los viajes es simple, o haces dedo, o compartes auto, o te vas colando en los trenes o bien te lees la guía de CrimethInc, lo importante es que si llegas al encuentro machacada por el viaje va a haber un lugar para quedarte y una nueva cara con un «AGUIIIJA! Lo han logrado chicxs, llegaron!».
Los encuentros de autoedición en su mayoría son sonográficos, es decir hay sellos musicales independientes, conciertos de cacharrismo (gente que se arma sus propios instrumentos), ilustradores que se autoeditan, expos como la del Beehive Collective en Gutter Fest o la de Coco Riot en Crack!, y también, por suerte!, los cómics no han desaparecido, por Valencia y Barcelona hay recopilaciones de diversos autores de cómic como el Kovra, Revista Bosta, Tumba Swing, Cultura del Duodeno, y muchísimos más. Mi pregunta cada vez va creciendo más: ¿por qué no hay escritores de ficción en esta movida? No quiero ser peyorativa, e intento evadir la siguiente respuesta: actualmente, un escritor necesita el reconocimiento de una editorial, de los académicos y de la crítica literaria. Y si les comentas que te autoeditas, piensan que lo has hecho porque te han rechazado en las editoriales. Es decir, si eres escritora y autoeditora, eres una loser. Sin embargo, cada vez siento más recepción, quizás sea motivado por el DIY de Internet (blogs, redes, etc) y por la crisis financiera donde tú mismo debes crear tu trabajo en vez de esperar que alguien te lo otorgue (y luego, te explote laboralmente)
Por otra parte, he de reconocer que vivimos en una época de sabotaje visual, estamos embelesados por la imagen y cada vez hay menos lectorxs. En el encuentro de Madrid, el M.E.A., se me acercó un chico, muy cerca, y me susurró “¿eres tú quien tiene fanzines con letras?” En estos encuentros me siento como una pequeña epidemia entre tanta imagen, una contrabandista de la literatura, y eso es brutal porque muchas veces me compran o intercambian los fanzines gente que lee pero otras veces acerco a gente alejada de la literatura. Creo que mis mierdecillas también tienen cabida porque no es un purismo canónico de la palabra, intento motivar la práctica del «Anarquismo de los sentidos».
Sobre las editoriales, me imagino que habrán muy pocos escritores de editorial en Chile que viajen lejos con sus libros, y las condiciones son muy diferentes, como también el objetivo económico e intelectual de dicho viaje. Ser autoeditor, o formar parte de una editorial independiente o micro-editorial, te regala muchas libertades intelectuales y creativas: los fanzines al no ser un producto fordista te da posibilidades para jugar con la materialidad, cada uno es un objeto único, porque raramente te quedan todos iguales. Es difícil que en una editorial convencional te permitan hacer un libro-objeto y que no sea carísimo en venta. Las autopublicaciones que veo están relacionadas a la producción en serie de pequeña escala con técnicas de reproducción de bajo coste y a la vez muy guapas. Desde la serigrafía, el uso de la imprentilla, el cocido manual, añadir unos parches de bici como el “Bike Punk” de Rafa El Doc o el fanzine de tela serigrafiado y cocido “Flora y Fauna Vaginal” de Srta. Jess. Yo intento jugar con el plegado, puedo hacer un fanzine que es un A3 que con ciertos plegados y cortes queda como un fanzine de tamaño A6 en 12 hojas, por lo que el coste es bajo, si es serigrafía es solo un bastidor por cara y si es con fotocopiadora es una sola fotocopia por cara, muy barato. Se podría decir que la papiroflexia me ha salvado el bolsillo.
La autoedición sonora, gráfica y literaria en muchos lugares han formado parte de la subcultura en sociedades bastantes complejas. Recomiendo el documental “Beograd Underground” sobre la producción balcánica y de ex Yugoslavia en Belgrado. Por otra parte, este tema lleva bastante tiempo y la industria cultural no tarda en institucionalizarla y hacerla propia. Hay proyectos de archivo muy guapos como la Fanzinoteca en Barcelona o la Fanzinothèque en Poitiers, donde hay millares de ejemplares donados de diferentes partes del mundo, también están abiertas al público gratuitamente. En marzo unas colegas realizarán en Zaragoza la exposición “Chavalas Zine” donde se podrá ver autoediciones feministas, sobre género, literarios, fotográficos, etc.
Me imagino que esto no es institucionalizarse, pero sí va tomando forma en tanto archivo que tiene valor sociohistórico. Hace unas semanas me llamó una chica para comprarme unas cuantas copias de mis fanzines, los fui a dejar a su oficina, una vez entregados y pagados me dijo, que trabaja para el Centro de Documentación del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA), cuyas políticas culturales son bastante cuestionables. Y bueno, allí estaba yo entendiendo porqué no me lo habían dicho antes y mis fanzines ya raptados para formar parte de ese tonel insípido como un ovni en el barrio central intercultural de Barcelona. Esto es inevitable, el libro o el fanzine viaja materialmente, es maleable, es reificable y vulnerable, como cualquier objeto cultural.
Soy bastante detallista con todas estas expriencias, para motivar a lxs lectorxs que tengan dibujos, fotos, escritos, etc.. a autopublicarse. Hacer grupete es lo más simple. Las fotocopias y la serigrafía son baratas, también puedes hacer collage que es practicamente gratis y hacer escena es simple; un llamado con un cartel, unas cuantas mantas en la plaza del barrio, juguito o cerveza fría (o té calentito) y ya verán como crece todo al igual que una bola de nieve cuesta abajo.
Me imagino que con esto he respondido a la pregunta. El fanzine forma parte de un engranaje sociocultural totalmente distinto al del mundo de las grandes editoriales. Pero a la vez todo está dentro de un mismo mundo, se rozan y a veces se mezclan, de alguna manera uno bebe del otro y viceversa. Clarísimo, si yo soy la primera fetichista del libro en material.
—La edición original de CTRL+Z viene en una bolsa en la que se incluyen unos taumatropos y un petardo, y además produjiste un video donde se ejemplifican sus usos. ¿En qué sentido la producción de un fanzine puede comprenderse como una ampliación de las características y convenciones del libro impreso?
—Mis autopublicaciones las hago pensando que para imprimir un libro hoy en día debe estar justificado materialmente su impresión. Justificado conceptualmente y estéticamente como un todo; una propuesta que en su contenido haya una relación estrecha con su solución material. Se podría decir que el antagonista del fanzine no es sólo el libro de una gran editorial, sino también la cultura digitalizada. Pero es imposible ser maniquea en este asunto, tengo como libros favoritos editados por grandes editoriales e internet nos ha permitido contactar con mucha gente, más que nada como herramienta socializadora.
Intento que una autopublicación tenga un valor especial en contraposición a la velocidad abismal de la cultura digitalizada. Si realizo 100 copias de “Un pacto peliagudo”, a cada uno tengo que hacerle la papiroflexia de la casa, los corto con regla y ninguno es igual al otro.
El zine Nature/Nurture que hice junto a Claudia tiene por portadas fotografías reveladas por ella en laboratorio, además el plegado en acordeón y las fotocopias hechas en una máquina que descalzaba todo el rato. De las 50 copias que sacamos, no hay ninguno igual que el otro.
He estado relacionada al mundo de los fanzines por el DIY y el punk, pero cuando conocí “El Naufraguito” de Ceferino Galán, me cambió la percepción de la potencia de la autopublicación. Su fanzine tiene una gracia especial, donde quien lo escribe a la vez lo manufactura, es táctil y material en contraposición a lo efímero de lo digital.
Es a este valor de culto, ritual y de manufactura, que tiene el poder del fanzine en cuanto material a lo que me refiero, como algo único e incomparable a un libro de fábrica de una editorial o a un blog en internet. Incluso para temas directamente politizados, de contrainformación, un fanzine con unos cuantos detalles, no caros, solo detalles manufacturados podrá lograr transmitir la información mucho más que un link en tu bandeja de entrada del email.
Con “Un pacto peliagudo” intento aquello del mensaje crítico, valiéndome de la solución material como también del relato ficcional que termina aludiendo a realidades desastrozas. Este fanzine, es un relato de terror contemporáneo que apela a la situación global de la vivienda, las hipotecas, las cuotas, las vidas autómatas y el individualismo. Hay dos personas que viven en esa casa, un yupi boy y una vieja okupa, obviamente el engominado no sabe de la vieja. En Roma los vendí o intercambié como pan caliente, con la consigna: buenas dames y caballeres. Su última oportunidad para adquirir una casa a 3 euros. El público era de todas partes y todos sabían a la mierda que me refiero, no tener un lugar para reposar tus presas tranquilamente y hacer tu vida como te haga más feliz es un daño humano horrible que toca vivir a la mayoría en este mundo. Agreguemos a esto que para quienes adquieren los zines es de valor poder conocer quién lo realiza, los escribe, los imprime, los plega, los traslada y te los presenta con detalles. Es decir, adquisición de cultura de forma directa.
Ctrl+Z es el segundo fanzine que hice siguiendo la línea del “Anarquismo de los sentidos.” El primero fue “Día Diez”, el relato de terror para leer en completa oscuridad. Con Ctrl+Z me compliqué la vida aún más porque tiene muchos detalles y tardo días en armarlos, pero es un trabajo mecánico que me relaja.
Cada uno viene con un taumatropo armado y cada uno viene con un petardo hecho con la ilustración de la bandera de Estados Unidos, también cada portada viene con una fotografía de la bomba nuclear invertida, como quien invierte la cruz, pero va encajada por las cuatro esquinas para que cada persona que le desquicie la fechoría visual, la invierta y la ponga en su orden, así como he visto señoras católicas poner en su orden una cruz invertida que tenía fuera de casa.
El petardo está pegado en una página que divide el final de la obra de teatro “Ctrl+z” y el inicio del “Epílogo: Guía para el primitivismo del futuro.” Al final de la obra de teatro hay una hecatombe mundial, un desastre, una explosión. El lector debe hacer explotar el petardo para poder comprender lo que ha sucedido, y más que nada para comprender lo que viene a continuación. En el video lo hago yo misma para que vean que no te harás daño, pero que no te deja indiferente.
Los cinco taumatropos forman parte de cada capítulo del epílogo sobre el primitivismo del futuro y están para darte algunos guiños de cómo sobrevivir en él, no están ahí como un simple juego, sino porque entretienen ya que no sirven para nuestra supervivencia inmediata, pero las habilidades de juego siempre han sido ejercicios de adaptación al medio, son ensayos de vida. También con ellos hago una apología a los fluidos, al contacto humano más viscoso y tan prohibido que nos lo tienen. No quiero contar más ya que quiero que se descarguen el fanzine y que armen cada taumatropo.
—¿Qué diferencias respecto a su edición original implicó esta versión en pdf de CTRL+Z para Cumshot?
—Para Cumshot realicé especialmente el epílogo sobre el primitivismo del futuro y la reedición, con los petardos (escaneado) y los taumatropo para imprimir. Como es una plataforma digital aproveché para hacer un video, y así mostrar la materialidad del asunto y para motivar a que lxs lectorxs se armen sus taumatropos. Intenté mostrar un poco la ironía del asunto, esa ambivalencia de la cultura digital y la vida virtual en comparación con relatos ficcionales que te hablan de cómo sobrevivir luego de una hecatombe industrial. También que no hay que esperar a que haya una muerte de la industria para hacer una vida DIY, al final todo se solapa, o se combina, eso es el primitivismo del futuro. Hacer esta edición para Cumshot fue un trabajo sin dificultades ni limitancias de algún tipo en cuanto al trabajo editorial. Un saludo pa los chicos del proyecto, ya me ha escrito gente agradeciendo la difusión con la licencia del creative commons, por el ciber-regalo.
Me despido dejando mi email, por si alguien quiere que le envíe los archivos de mis fanzines con la compaginación para imprimir y plegar (natalia.matzner@gmail.com). Y si has llegado hasta aquí es que eres friki suficiente, piensa que para escribirlo me he tomado 10 tés, fumado otros 10 cigarros, y escuchado unos cd’s en loop. Te ganaste un fanzine, escríbeme y te lo envío por correo a tu casa. Y si no tienes casa, no te preocupes, te lo enviaré a tu centro de acogida. Salú y DIY.