Con récord histórico de audiencia del canal AMC debutó anoche la adaptación zombie The Walking Dead, acá la revisamos. Cada vez que aparece una nueva serie en la que sé que seguiré de manera compulsiva, es parecido a que de pronto me ganara un concurso de esos que ofrecen “algo por un año”. Así como […]
Con récord histórico de audiencia del canal AMC debutó anoche la adaptación zombie The Walking Dead, acá la revisamos.
Cada vez que aparece una nueva serie en la que sé que seguiré de manera compulsiva, es parecido a que de pronto me ganara un concurso de esos que ofrecen “algo por un año”. Así como placer por encargo, como asegurándome por lo menos durante una temporada un pack de historias que irremediablemente se van a transformar en algo tan adictivo como necesario.
La llegada de The Walking Dead a la pantalla, para quienes devoramos el cómic durante todo este tiempo, genera dos tipos de reacciones. Una es “que lata que los zombies se vuelvan mainstream y que puedan terminar como lo que le pasó a los vampiros con moral opus dei como Crepúsculo”; o la otra, donde me incluyo, es “el conflicto del mainstream es un tema ya superado junto con las espinillas.”
Además, por muy basura que sean la mayoría de las películas con zombies, innegablemente siempre han tenido una vocación pop que tarde o temprano la gran industria terminará comprando.
Muchas veces existe una especie de abajismo no sólo social, sino que también cultural, que se refleja en una cierta devoción por lo precario. Pero cuando el bajo presupuesto no es por necesidad, sino como una pose, no se justifica para nada.
En este caso, en la serie se nota que hay presupuesto y bienvenido sea, ya que The Walking Dead está increíblemente bien hecha, guarda un riguroso respeto al cómic y todo eso hace que sólo se mejore la experiencia para quienes disfrutamos con la historia.
El primer capítulo no tiene mayores diferencias con el primer número del cómic. El policía Rick Grimes producto de un tiroteo que lo deja al borde de la muerte, despierta vendado y débil en un hospital, y pronto se da cuenta que todos ahí dentro están muertos. Desesperado y a duras penas llega a su casa y descubre con horror que su familia tampoco está en la casa. Como es lógico intuye lo peor. Pero pronto se rearma y se llena de valor para iniciar una desenfrenada búsqueda de su familia que lo dejará justo en medio de una ciudad rodeado de zombies.
La serie creada por Robert Kirkman se toma en serio. A lo largo de todo el capitulo siempre hay tensión, incluso aunque no se vean en la pantalla los muertos vivientes, se siente su presencia en todo momento, como si estuvieran rondado por ahí, acechando, dispuestos a atacar de cualquier forma.
Los zombies comienzan a invadir la pantalla a su modo, lentamente. Poco a poco van saliendo de la oscuridad para dejarse ver, esta vez mucho menos subvalorados y clase b. Bien por las de zombies. Si al final siempre los muertos vivientes han querido estar entre nosotros, para atacarnos y hacernos uno más de ellos. Es su lugar natural. Además, nadie sabe realmente si es mejor ser un humano que un zombie. Por lo menos, ahora cuentan con más presupuesto, con más producción y muchos más espectadores, y eso, está claro, no tiene nada de malo.
The Walking Dead
Por Fox, todos los lunes
22:00 horas
