Anger Management: viejo choto
Viejo de mierda, un tipo arruinado, superado por los nuevos tiempos, un cuarentón patético que aún así busca la juventud, presume con su vida y se tira pendejas para sacarse unos años de encima. Eso es ser un “viejo choto” en Argentina. A Gustavo Cerati le quedó muy claro el concepto cuando en 2003 las paredes de Buenos Aires se llenaron de stencils con su rostro y la frase.
Actualmente no hay nadie que merezca más ser llamado “viejo choto” que Charlie Sheen, especialmente luego del exitoso estreno de su nueva comedia Anger Management, en donde lleva la caricatura de su vida a niveles penosos.
En Anger Management Sheen interpreta a Charlie Goodson, un ex beisbolista que vio arruinada su mediocre carrera por un problema de manejo de ira, pero logró superarlo y se convirtió en terapeuta para ayudar a otros con su mismo inconveniente. Charlie tiene un grupo de pacientes que lo visitan en su casa para sesiones de terapia, ayuda a algunos presos y tiene que lidiar con una novia-amiga (Selma Blair), una hija adolescente que tiene TOC (Daniela Bobadilla) y su ex esposa (Shawnee Smith). Lo que en el papel es un puñado de personajes sin luz, sin historias, sin conflictos, que se remiten a reírse como imbéciles de los malos chistes de Sheen.
Un pésimo producto hecho a la medida para que Charlie destaque, lo que ocurriría si los guiones fueran buenos. Y no lo son, es más: son una basura. Igual que los personajes secundarios. Anger Management no tiene imaginación, gracia y hace que la nostalgia por los buenos tiempos de Two and a Half Men se eleve al máximo.
El personaje de Sheen es básicamente Charlie Harper con otro apellido y un poco de responsabilidad y culpa. Es más, la nueva comedia de FX abre con él claramente hablando de TAAHM: “no me pueden despedir, ¡renuncio! ¿Creen que me pueden reemplazar por otro tipo? Adelante. No será lo mismo”.
En eso, Charlie tiene razón, todos sabemos que “Meeen” ya no es lo mismo: Chuck Lorre tuvo la brillante idea de reemplazar a Sheen por un pésimo actor como Ashton Kutcher, Jake creció y ya no es gracioso y los guiones de la serie son predecibles hasta el hartazgo.
En TAAHM Charlie Harper funcionaba porque era putero, flojo, borracho, millonario y jalero, igual que Sheen. Constantemente jugaba con los límites del set de la serie a la vida real y era querible por su locura, por ser un cretino convertido en ganador.
Lo triste de Charlie Sheen es que, después de que le pegaran una patada en el culo en la sitcom de Lorre, del Winning, las estrellas porno y la “sangre de tigre”, vuelva a actuar de sí mismo en una serie; o sea, lo que viene haciendo hace 9 años. Probablemente funciona, pero ya dejó de ser gracioso. Costó que lo fuera en las dos últimas temporadas que hizo de TAAHM, ahora es patético.
Anger Management es el último esfuerzo de un tipo arruinado, por mantener la imagen que lo tiene nadando en dólares, maquillarla un poco y lograr que el canal FX la renueve. Porque ahí está el negocio y la mediocridad de Sheen: Si después de los primeros 10 capítulos la señal de cable renueva Anger Management, está obligada por contrato a pedir 90 episodios más. Una manera elegante y calculada de aprovecharse de su figura caída, esconder el olor a vómito, el desastre constante y la muerte inminente, detrás de su figura de anti héroe americano. Winning.
Por eso, Charlie, creo que aún estás a tiempo. Ya te lo aconsejó el grandísimo Alec Baldwin: “toma una siesta, date un baño. Ruega por el perdón de América, te lo darán y entonces regresa”. Asume que estás viejo, que las prostitutas y los jales te hacen ver arruinado, estúpido. Mucho más cuando lo presumes, cuando te conviertes en la caricatura de tu propia caricatura.
No te retires después de Anger Management, como ya lo anunciaste, porque tu legado será una mierda. No te vayas como un viejo ridículo, no te pierdas como un viejo choto.