PANIKO.cl en el Austin City Limits, día 2
Con un enorme contraste a la primera jornada del ACL, el segundo día amaneció nublado con unas tempestuosas y amenazantes nubes provenientes desde el Oeste de la capital tejana.
Por un instante pensé que si el día seguía así las temperaturas serian más bajas, y consecuentemente yo estaría más cómodo durante esta jornada de conciertos, más que el día anterior, al menos. Pero no me hice ninguna ilusión porque sé muy bien como suelen ser las condiciones climáticas en esta parte del país.
Tomando en cuenta que por ser día sábado habría mucho más público en el Zilker park, me di una pausa matinal y programé mi horario para comenzar a fotografiar conciertos a la una de la tarde y la primera banda elegida sería Bombay Bicycle Club. Rumbo al parque compré un delicioso sándwich de chancho a la parrilla del restaurant Uncle Bill’s y con ese desayuno quedé listo para rockear. El cielo gris seguía igual pero todo estaba bien hasta ahora.
Durante el proceso de selección de bandas que vería en vivo, mucho antes de arribar en Austin, me quedó bien claro que Bombay Bicycle Club era una presentación que no me quería perder. Felizmente mi instinto no me falló, y acerté correctamente al iniciar mi día con su presentación porque este joven cuarteto no decepcionó para nada. Subieron al escenario con un estilo muy energético y enseguida comenzaron la fiesta para su público. Era obvio, dada la manera en que la joven multitud coreaba y se movía al ritmo de sus canciones, que su música es buena y resuena con la audiencia. Jack Steadman (guitarra y voz), Jamie MacColl (guitarra), Ed Nash (bajo), y Suren de Saram (percusión) demostraron gran talento musical con sus temas “Lights Out”, “Shuffle”, “Always Like This”, y varios otros más.
Después de la presentación de Bombay Bicycle Club quise darle un shock a mis sentidos y variar la onda de manera drástica, o sea, algo así como sacudir el espíritu para vaciar las melodías y ritmos indie de mi cuerpo y alma. Quería volver a algo más primordial, más cercano a mis raíces, y para cumplir con este objetivo ya tenía un plan trazado desde mucho tiempo antes de venir al ACL. Mi plan simplemente consistía en no perderme la presentación de la banda costarricense Sonámbulo.
Durante el periodo de preparación y recopilación de información para venir el festival, me había dado cuenta que Sonámbulo no es simplemente un grupo de cumbia, rumba, o salsa como muchos otros en el mercado musical. Lo que ellos ofrecen al público es una propuesta socio–cultural que proviene del barrio, llena de ritmo y sin pretensiones. Es una propuesta musical nueva, llamativa, y contagiosa. Al oír su tema “Javalí Montuno” por primera vez quede contagiado con una fuerte dosis psicotropical. Indudablemente la presentación de Sonámbulo en la carpa del escenario Zilker fue, en mi opinión, una de las mejores con respecto a su capacidad de atraer y ganar la participación del público. Presencié como muchas personas que iban pasando, entraban a mirar que ocurría en la carpa, y sin pensarlo mucho se quedaban a bailar y gozar con el resto del contingente Tico. Algo así como evangelistas de la buena onda… pero con mucho mejor música y sin el rollo religioso.
Con el espíritu renovado por la dinámica presentación y energía de los ritmos y sones de Sonámbulo, emprendí mi corta caminata hacia el escenario BMI al costado opuesto del parque, y de pasada me detuve a mirar en algunas de las tiendas del mercado de artesanía adyacente al Zilker. Quedé verdaderamente impresionado con la gran variedad y calidad de cosas a la venta. Habían galerías de arte (pinturas y fotografías), pequeñas tiendas de ropa, artículos de cuero hechos a mano y un vendedor de sombreros, entre otros muchos… porque después de todo estamos en Texas, un salón de masajes, y hasta un lutier al que le compre boletos para la rifa de una guitarra eléctrica.
Llegué con aproximadamente veinte minutos de anticipación al escenario BMI y aproveché ese tiempo para pasar al backstage, no a socializarme con la próxima banda, Space Capone, sino que a tomar un refresco y descansar un rato antes de su presentación.
Space Capone, proveniente de Nashville en Tennessee, es otra de las bandas que ya tenía definitivamente programada para este sábado, porque desde que oí su tema “Good Love” por primera vez quede convencido de su destreza musical y buena calidad. Desde niño me ha gustado mucho el Funk y sé que no es un estilo fácil de tocar, sin embargo, Space Capone lo toca muy bien y con una energía e influencia casi rockera que me gusta mucho. Desde un principio he pensado que su estilo destila excelentes aspectos de Prince, Bee Gees, Steely Dan, Earth Wind & Fire, Rick James -solo por mencionar algunos para crear su propio sonido. Presenciar a Aaron Winters (voz / guitarra) y su banda que incluye vientos, percusión, bajo, segunda guitarra, y teclados tocar canciones como “I Just Wanna Dance”, “Friday”, “PFO” en vivo fue todo un placer porque dejo en claro que su música no es una producción de estudio solamente. Su música, sonido, y estilo han sido creados con esfuerzo, dedicación, y muchas presentaciones en frente de un público que los aprecia mucho y se hace cada vez más grande.
Space Capone terminó a eso de las 17:00 horas de la tarde, y hasta ahora las nubes todavía aguantaban su amenaza. Mientras tanto yo ya anticipaba la presentación de The Roots y presentía que la cosa iba a vibrar al máximo con su característica rima Hip-Hop y Soul, con sus destacados ritmos y sonidos urbanos formados en Philladelphia (Philly).
Partí tan entusiasmado y contento rumbo al escenario Bud Light, donde a las 18:00 horas se presentaría The Roots, que no me di ni cuenta cuando repentinamente se desató una lluvia torrencial. Rápidamente guardé el equipo fotográfico en mi mochila y fui a refugiarme donde el vendedor de artículos de cuero quien amablemente me dejo entrar a su carpa. Llovió copiosamente por aproximadamente veinte minutos, pero con eso bastó para formar grandes charcos de barro donde todos patinamos el resto del día. De ahí fui y me refugié de la llovizna que continuó cayendo bajo unos árboles cercanos al Bud Light hasta que The Roots hicieran su presentación.
Dada la cantidad de público que con anhelo esperaba la presentación de la banda de Phylli en la lluvia, me di cuenta que algo bueno estaba por ocurrir, pero por otra parte yo hacía mandas para que el aguacero no se desatara.
De pronto y sin mucho anuncio, entre llovizna y mandas, subieron al escenario “Black Thought”, “Questlove”, “Kamal Gray”, “F. Knuckles”, “Captain Kirck Douglas”, “Tuba Gooding Jr. (Damon Bryson)”, “James Poyser”, y “Mark Kelly” – The Roots, y comenzaron a dar una fenómena presentación con una larga lista de hits de su discografía… incluso tocaron un verso y coro del tema “Sweet Child O’ Mine” de Guns n’ Roses pero con un tono mucho más Funk.
La presentación en general, la dinámica entre los músicos, la destreza con que manejan sus instrumentos y sus respectivas partes musicales, el dominio del escenario, y el baile de “Tuba Gooding Jr.” con su tuba, además de las nubes de marihuana que se fumaban tenían al público cantando y bailando llenos de gozo. En el medio de toda la euforia me percaté que aun caían algunas gotas… pero a nadie le preocupaba.
Casi una hora después que terminó el estupendo show de The Roots se juntó aun más público, pero se notaban mas adultos y fanáticos por largo tiempo del icónico Neil Young quien se presentaría a las 20:00 horas para cerrar la jornada del Sábado. La expectativa era enorme, el público se notaba al borde de la euforia, se tiraban pelotas de playa de un lado al otro, había banderas por todos lados, muchos estaban a la espera con cámaras fotográficas en mano, y esta vez se fumaba mucho más yerba a la espera del legendario rockero.
Finalmente subió al escenario y comenzó su presentación con un tema “jam” de quince minutos, los marque con mi reloj, en el cual no pesco mucho al público. Me acorde de los relatos de presentaciones de Miles Davis… cuando tocaba de espaldas al público. Paso la mayor parte del tiempo agrupado con el otro guitarrista y el bajista de Band of Horses, absorbido en su propio mundo y sin dirigirse mucho a la gente que tanto lo espero. Fome.
No aguanté mucho más de esa mala onda e hice lo que muchos otros estaban haciendo… me sume al Éxodo de público que iba dejando el parque, y me fui a comer una rica cena Tex-Mex al restaurant “Chuy’s” a la salida del Zilker Park y a hacer planes para el día Domingo… el último día de festival.