Scream, la serie: cuchillos oxidados

por · Julio de 2015

Adolescentes siendo ultimados por un psicópata enmascarado: eso es lo que trae MTV para esta temporada, tomando como inspiración Scream, la película homónima de 1996.

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Adolescentes siendo ultimados por un psicópata enmascarado es lo que trae MTV para esta temporada, tomando como inspiración la película homónima de 1996. Lo que comprueba que hacer un slasher para televisión, en estos tiempos, resulta un ejercicio anacrónico y, lo peor del caso, indecoroso.

En Italia, y en formato de novela corta, fue fundada bajo el nombre de giallo (Amarillo, como la celulosa de mala calidad en que eran impresas esas historias pulp) y sus temáticas mórbidas servían para criticar la doble moral de una burguesía promiscua y la inoperancia y corrupción de los aparatos policiales y judiciales. La transición fue del papel al cine, liderados por nombres icónicos del género como Darío Argento, Mario Bava y Lucio Fulci. Esta triada, junto a otros tantos, sirvieron de inspiración para otros grupos de nóveles cineastas americanos, como John Carpenter y Wes Craven, quienes deconstruyeron el giallo creando su vertiente nacional: el slasher.

A fines de los setenta y casi toda la década posterior se iniciaron con resultados dispares las sagas Halloween (1978), Martes 13 (1980) y Pesadilla en la Calle Elm (1984). Esta vertiente de gran carga moral y represora, opositora al sexo y a la revolución hormonal sub 20 —que adquiere coherencia en el marco de la Guerra Fría y la era Reagan—, comenzó su irremediable decadencia arrastrando a su paso un legado compuesto por aniversarios sangrientos, fines de semana macabros, bosques tortuosos y suburbios infernales.

Eso hasta que en 1996, luego de varios años de sequía y aparente muerte de esta corriente, Wes Craven en conjunto con el guionista Kevin Williamson (Dawson’s Creek), le inyectan sangre fresca a un cuerpo ya casi momificado. La película tomó por nombre Scream y supuso un éxito inmediato a partir de su ingenioso tratamiento que atravesaba afiladamente el metalenguaje y el humor negro, en un contexto donde los protagonistas aplicaban los mismos clichés de los que se burlaban y reclamaban de los slashers que ellos habían visto hasta el cansancio.

Los hermanos Weinstein (productores de la tetralogía original), y el propio Craven figuran como productores ejecutivos de la serie de televisión que arranca con el salvaje asesinato de una de las chicas malas de la secundaria, Nina Patterson (Bella Thorne), implicada en un caso de acoso escolar. Su deceso destapa todo un espectro de intrigas adolescentes, secretos, rivalidades y un tenso secreto que manejan los adultos de la comunidad, en especial la madre de la protagonista Daisy/Margaret Duvall (Tracy Middendorf), lo que amenaza con alterar la paz alcanzada hace varias décadas.

Es así como no hay nada nuevo que ofrecer. Agregar smartphones y redes sociales no es sinónimo de actualización. Todo adquiere una dimensión casi new wave. Una revisitación deslucida que no logra los puntos altos de otras ficciones de sendas similares como American Horror Story, The Walking Dead o la recientemente cancelada Hannibal. No hay interés de peso que permita engancharse de este Scream en el que despuntan las actuaciones sosas. Probablemente, en 1985 una serie de estas condiciones habría resultado un fenómeno sin precedentes, pero replicar sin mayor esfuerzo un estilo tan estrujado resulta algo imperdonable, realmente bochornoso considerando que estamos en una era en que la ficción catódica ha conquistado hitos sublimes como Breaking Bad, Mad Men o Game of Thrones.

El espectador no perdona, es cada vez más culto y exigente. Lo que hace que este estreno surta en sus manos el peor de los destinos: una muerte lenta y dolorosa.

Scream, la serie: cuchillos oxidados

Sobre el autor:

Fernando Delgado es comunicador audiovisual y guionista de series y teleseries en TVN, MEGA y CHV.

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