Reglas para pasarlo bien el 2 y el 3 de abril en el O’Higgins
¿Botellas de plástico? ¿Copete? ¿Guaguas? No, este es otro tipo de instructivo. No tiene que ver sobre las cosas que puedes o no puedes traer y hacer en el festival. Es sobre cómo deberías comportarte para que esto de verdad sea un mega carrete y no una convención de zombies grabando con sus celulares.
Aunque yo nunca fui a un festival de este tipo. A Maquinaria estuve a punto, tenía la entrada, pero el amor tuvo otros planes para mí [:O]. Así que esto de moverse de un escenario a otro, de ir corriendo por aquí y por allá —de tomar decisiones, principalmente, cuando uno no debería estar en condiciones mentales para hacerlo— no lo he vivido todavía. Pero eso no significa que alguna idea pueda surgir sobre cómo deberíamos desenvolvernos para que Lollapalooza sea más una locura linda, descontrolada, caótica y desnuda, que un grupo de muertos mostrándole su tecnología touch al mundo.
Son una lista de deberes y obligaciones tácitas que todo el que tiene un Luc Gajardo dentro sabe, conoce, respeta y practica cada vez que asiste a un concierto. Pero para los novicios y los pichones, esos que piensan ir con su polera-nueva-con-frase-inteligente-en-inglés y sus zapatillas blancas de tela, estaría bueno que sacaran su smartphone, abrieran la aplicación de notas y con el teclado se pusieran a tomar apuntes.
–Nunca saques fotos mientras suena la música, menos si estás adelante. Te podemos garantizar y asegurar que desde una posición mucho más cómoda que la tuya, y con una cámara diez veces mejor, varios profesionales de la fotografía estarán haciendo un precioso trabajo, que luego podrás encontrar en los flickrs, facebooks y picasas del mundo. Tus fotos malas, en cambio, no las quiere ver nadie. Así, además, harás más feliz a la persona que está atrás o al lado tuyo, y que sólo quiere liberar su cuerpo de la depresión de la vida real y de los oscuros tentáculos de la tecnología, y bailar y saltar hasta que sus pies ardan.
–Nunca twittees ni actualices tu estado de facebook, menos si estás adelante. No hace falta opinar de las redes sociales. Pero hay pocas cosas más irritables que el tipo que, gordito como es, en el tumulto, en el climax nervioso que significa la intro de un temazo, abre y endurece sus brazos para sacar su telefóno, escribe lo que está sucediendo (probablemente en mayúsculas), levanta el aparato, saca una foto movida con poca luz, espera a que la foto se suba, aprieta enviar y vuelve a guardar el coso en su bolsillo. Es como un peo en la cama: mata todas las pasiones. Son veinte, treinta segundos que, multiplicados, están destruyendo al rock en vivo.
–Deja pasar al que viene de atrás. Todos queremos estar adelante. Pero no todos sobreviven allí mucho tiempo: el fanatismo escupe a los más débiles. Pero no hay nada de malo en intentarlo. Si ya te rendiste o no te interesa estar al frente, deja pasar a los motivados que sueñan con la reja. No te van a quitar el puesto ni robar el celular, sólo quieren ponerse a prueba e ir a la aventura.
–Drógate, o tómate un armonyl. Chile es un país de quejosos. O mejor dicho: de consumidores quejosos. Esa siempre es la predisposición cuando hay un intercambio monetario de por medio. Ceño fruncido, brazos cruzados, miradas desconfiadas. Si te pasan a llevar, fue casualidad, no un intento de agresión. Si está todo el mundo saltando, probablemente te van a pisar. O te unes o te vas. Pero no te quejes, por favor. La entrada sólo te da derecho a pasarlo bien.