Lolla: The Killers
Para la prensa estuvieron algo tiesos, estancados en sus éxitos y con Brandon Flowers brillando en demasía. Es perfectamente posible, aunque si así fuese quiere decir que las lecciones de un (primer) festival de esta factura se aprendieron en cuestión de horas, cosa que para Chile es todo un récord. Y estos cuestionamientos van dirigidos –y a mi gusto los de Las Vegas lo dejaron bien en claro- a una de las bandas que mejor entiende este formato y que su sola mención acapara interés. De hecho, los medios ingleses hablaron del regreso de The Killers tras más de un año de receso en un show previo, y esto lo decían varias líneas más abajo, para el festival Lollapalooza.
Podríamos coincidir que en sus anteriores visitas (incluida la presentación en La Cúpula) no estuvieron a la altura. Me da la impresión que en esos años estaban más preocupados de la parafernalia a su alrededor que del verdadero espectáculo y de lo que estaban a punto de conseguir. Sin embargo, el sábado Brandon Flowers, Dave Keuning, Mark Stoermer y Ronnie Vannucci Jr. inauguraron el verdadero Lollapalozza, el de las postales multitudinarias, aquel donde los artistas pop-rock llevan a la multitud de un lado a otro a su antojo, barriendo con todos sus singles disponibles y jugando de local a pesar de los ripios en su sonido, los meses de inactividad o la poca solidez entre sus integrantes. Para un recital en solitario, eso sí, sería imperdonable.
En lo musical, el cuarteto abrió con Spaceman y setenta minutos más tarde -para sorpresa de las más de 20 mil personas y en una actitud todavía incomprensible- cerraron con When you were young cuando el programa indicaba que debían tocar dos horas. Fue lejos lo peor de su paso por el Parque O`Higgins y todavía no hay explicaciones (de la productora) al respecto.
Lo cierto es que la banda norteamericana despachó indiscriminadamente toda su artillería de hits, cada uno más bailable y coreado que el anterior. Apareció Human, Bones, Read my mind, Jenny was a friend of mine, Mr. Brightside y una frenética version de Somebody told me.
No hay dudas que es Brandon Flowers el que guía cada paso de la agrupación, opacando rápidamente al resto porque ni Keuning, ni Stoermer, tal vez un poco Vannuci Jr. se esfuerzan por resaltar más de la cuenta, aunque sospecho que esto tiene que ver con las propias capacidades musicales y que, en referencia al baterista, su formación jazzística lo pone varios peldaños por arriba de sus compañeros. Así y todo, Flowers tiene el camino despejado en un puesto que le sienta cómodo y que utiliza con mesura (contrariamente a Jared Leto, por ejemplo, en 30 Seconds to Mars) y con el aval de una respetable interpretación.
The Killers, y por sobre todo su vocalista, se hizo a si mismo para llenar estadios y cerrar festivales. Pedirles mayor innovación podría ser causa de un cortocircuito de inesperadas consecuencias. Tampoco es razón para que pasen 30 años repitiendo el mismo disco, pero todavía sacan créditos de sus aciertos. Sin ir más lejos, el lunes le pusieron la firma (aunque no técnicamente porque Fatboy Slim seguía en el Movistar Arena) a un momento de la música chilena que no conocía tal despliegue festivalero. Para tranquilidad de todos es cuestión de sintonía, mañana será otra banda y el cuento volverá a repetirse.
Sonaron: Spaceman, Human, Bones, Read my mind, Jenny was a friend of mine, Mr. Brightside, Somebody told me, When you were young.
// Fotos: Andrés Ghiorzo.