Reseña de la película de Alberto Fuguet, ya disponible online
Los amigos de Cinépata, acaban de colgar Velódromo de Alberto Fuguet, a su sitio. Es por eso que acá, aparte de recomendarte que la mires si aún no lo hiciste, te presentamos su review.
Andar en bicicleta, como ver películas, son cosas que se pueden hacer en soledad perfectamente. Podemos vivir la experiencia a nuestro antojo, bajarnos o salirnos cuando queramos, tomar los atajos que se nos ocurran, sin dar explicaciones a nadie. No hay presión de ningún tipo. No hace falta un cómplice. No es necesario llegar a un acuerdo. En ese sentido, andar en bicicleta, como ver películas, son las mejores formas de escape cuando queremos estar solos sin que se nos note tanto.
Ariel Roth, el protagonista de Velódromo, que dirige Alberto Fuguet, tiene esos dos pasatiempos/obsesiones y recurre a ellos cada vez que puede. No importa la hora, el lugar, ni el estado de ánimo. La idea, se me ocurre, es tratar de llenar un vacío interno, sin recurrir a personas externas.
Ariel ve películas tirado en la cama, tomándose un café en un lugar publico, incómodo en su escritorio después de un carrete, desnudo en la tina o cuando afuera recién comienza a aclarar. Le da lo mismo.
Usa la tecnología no para conectar, sino para aislarse. Un poco como todos.
Todo bien hasta ahí. Alguien que no se quiere comunicar, que se reserva, que se aleja, a estas alturas me parece casi un héroe.
Pero la aparición de su primo adolescente que lo tiene todo y a su vez todo le da lo mismo, o un director de esos que son revelación con su opera prima o un escritor veinteañero que es grito y plata con una novela que todavía ni se publica, lo alteran. Se complica. Le sale algo parecido a la envidia o a la frustración. Se siente viejo, perdedor, fracasado.
Y es recién ahí donde realmente se le mueve el piso a su pequeño mundo creado a base de Torrents, pedales y mp3.
Es en ese momento cuando uno dice, ¿en qué quedamos? ¿No era tan cool ser medio autista? ¿No te daba lo mismo que los que te rodeaban te mandaran a la cresta? ¿Si todo el mundo es tan imbécil entonces porqué no te sales con la tuya? ¿No te sentías tan superior? ¿Te tienen que entregar una beca por ver tantas películas?
Ariel Roth dice que andando en bicicleta no compite con nadie, que puede andar a su propio ritmo, sin que nadie lo apure. Perfecto. Pero su gran conflicto es cuando mira para el lado, cuando se compara, cuando saca la calculadora y el cronómetro.
Creo que no hay nada peor, nada mas cobarde, que decir que no se está compitiendo cuando lo único que se quiere es llegar de los primeros a la meta.
Siento que con la actitud que muestra Ariel Roth frente a los triunfos ajenos, deja en evidencia que estaba en una carrera, pero no quería que nadie se diera cuenta, y cuando creyó que ya no tenía opciones de ganar, decide retirase. Se sale. O se hace el lesionado.
Y en otro lugar, donde nadie lo ve, comienza a pedalear lento, dando vueltas, de noche. Completamente solo. Sabe que ahí nunca va a llegar último. Pero tampoco primero.
Y a pesar de todo lo que se le pueda criticar a Ariel Roth, para mi tuvo un final feliz. O casi.
Puedes ver Velódromo en la página de Cinépata.