Benny Rebel: Demasiado cerca, demasiado salvaje

por · Mayo de 2013

Benny Rebel es el Steve Irwin de la fotografía. A este gráfico no le preocupa que sus modelos tengan colmillos afilados ni menos que estén a pocos centímetros mientras trabaja.

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Benny Rebel es el Steve Irwin de la fotografía. No le preocupa que sus modelos tengan afilados colmillos o que puedan matarlo con tan solo un par de zarpazos. Este iraní de 44 años lleva casi dos décadas desafiando a la muerte, fotografiando a los animales más peligrosos del mundo a tan solo centímetros de distancia.

Desde Alemania dice conocer a la perfección el comportamiento animal, por lo que sabe exactamente cómo acercarse a un leopardo o cocodrilo. Y si las cosas se ponen feas, simplemente corre «tan rápido como sea posible».

Benny Rebel está a centímetros de distancia de un león que le muesta sus afilados colmillos, como diciendo «si no te alejas te como vivo». Está de rodillas, cara a cara con el temible felino, y lo único que lo “protege” de un inminente zarpazo es su cámara fotográfica.

Pero a él parece no preocuparle.

Rebel nació en Irán en 1968 y hace 25 años que vive en Alemania. Lleva casi dos décadas desafiando a la muerte, fotografiando a los animales más peligrosos del mundo a pocos centímetros de separación. Esos que de cerca de seguro te arrancan un brazo, si es que ya no te mataron. Esta osadía le ha valido premios en diversas partes del mundo y que su nombre se haya establecido como uno de los fotógrafos de vida salvaje más reconocidos a nivel internacional.

A comienzos de los ’90, Benny se dio cuenta que la mayoría de los fotógrafos de vida salvaje tomaban sus fotos con teleobjetivos de 500mm y a varios metros de distancia del animal. Nadie sacaba imágenes con lentes gran angulares, donde se apreciaran los detalles de los felinos.

-En un comienzo no fue fácil y también fue muy peligroso. Sin embargo eso facinó a la audiencia, porque nunca habían visto ese tipo de imágenes —me cuenta.

Rebel está consciente del peligro que significa su trabajo. Por esto asegura que hay reglas de oro que no pueden pasarse por alto. Una de ellas es conocer el comportamiento de los animales.

-Esto es más importante que el manejo técnico de la cámara. Yo sé exactamente los signos que los animales mandan cuando están bien, molestos, agresivos o beligerantes —explica, y agrega que en situaciones de peligro, siempre está acompañado de una persona que pueda socorrerlo en caso de ser atacado.

-Si un león, por ejemplo, quisiera atacarme, yo debo permanecer seguro de mí mismo, haciéndome más grande, gritando de forma agresiva al animal. Esto ayudará a detener al león y que huya. Si yo corro, solo sería una presa fácil para él. Si yo fuera atacado por un gorilla de montaña, yo debería hacer exactamente lo opuesto: en este caso, ayuda mantener una posición inferior. Por el contrario, si yo fuera agredido por un cocodrilo en la orilla del agua, entonces los otros métodos no ayudan en absoluto. En este caso debo correr tan rápido como sea posible y alejarme del agua.

Aunque asegura que en todos estos años nunca ha sido atacado por un animal, señala que ha estado en muchas situaciones potencialmente mortales, incluso publicó el libro Mis aventuras en la vida salvaje.

-Esas situaciones pudieron costarme la vida si yo o mis guardias hubiéramos reaccionado mal.

Al ver el trabajo de Rebel, inevitablemente se viene a la memoria la figura de Steve Irwin, el llamado “Cazador de cocodrilos”, fallecido en el 2006 luego de que una raya látigo le atravesara el corazón con su cola.

Rebel reconoce que son los riesgos de este tipo de trabajo.

-Yo conocí a Steve muy bien y lamento su muerte. Él hizo mucho por la conservación de animales, cualquiera que trabaje como yo debe saber que puede morir en cualquier safari. Siempre hay que calcular un riesgo residual.

Aunque pareciera que se burla de la muerte y de los animales, la verdad es que para él la conservación y el cuidado de la vida salvaje es fundamental y considera que su trabajo puede ayudar en esa dirección y que, por el contrario, no concibe como aun se permite la caza de animales.

-Yo estoy especialmente en contra de la caza de trofeos. Cuando alguien mata un animal con el fin de alimentarse, puedo entenderlo de cierta forma si el animal no está en peligro de extinción. Pero si alguien lo hace para divertirse o quiere colgar la cabeza del león en su living, realmente no entiendo a ese tipo de personas. Eso es barbarie y debiera ser prohibido en todo el mundo.

Uno de los casos más comentados del último tiempo fue el del rey Juan Carlos de España, quien, al sufrir una fractura de cadera en un safari, dejó al descubierto su afición por la caza de elefantes. Esto provocó un repudio generalizado, especialmente en su país, debido al alto valor de este tipo de actividades (alrededor de 30 mil euros), justo cuando España atraviesa una de las peores crisis económicas de su historia.

Benny se pone serio.

-Los que cazan elefantes por diversión no merecen respeto. No tengo simpatía por ese tipo de personas.

Sobre el autor:

Felipe Avendaño (@ElGranLebowski)

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