Buscando a Miguel Canave

por · Abril de 2015

¿Quién es la voz que acompaña el último disco de Los Mil Jinetes?

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¿Quién es la voz que acompaña el último disco de Los Mil Jinetes?

Uno.

Es septiembre de 2008. El hombre tiene unos cincuenta años y está parado en una puerta de la 501, con las piernas separadas y la mirada perdida. Es pequeño y tiene unos ojos mínimos e inquietos.

Está cantando Leo Dan mientras la micro se pierde por Bilbao. El hombre se llama Miguel Canave y toca la guitarra despacio para que su voz fuerte y comprimida no se pierda en el ruido.

Cuando no canta, Canave rasguea con fuerza el instrumento mientras recorre el pasillo pidiendo monedas. Al terminar, un tipo de pelo largo y barba de varios días, también con guitarra, se le acerca. Con esa timidez de un estudiante que se siente más cómodo con los libros que con las personas, le dice que lo busca hace tiempo, que quiere grabarlo cantar.

El tipo se llama Cristóbal Briceño y va camino a la casa de Andrés Zanetta para terminar el primer disco de Los Mil Jinetes, Ándate cabrita (2008).

«Cristóbal llegó con Canave. Yo no sabía que venía él, fue una sorpresa», recuerda Zanetta. «Lo grabamos al tiro. Fue una pura pista con la voz y guitarra, eso fue lo que quedó, eso fue lo que trabajamos después».

Seis años pasaron para que esa grabación fortuita e informal se convirtiera en Miguel Canave y sus Mil Jinetes (2014), el último disco del dúo y el primero con ese invitado.

lamoneda

Dos.

La escena parte así: hace casi cincuenta años, un grupo de pelusas del Mapocho canta en una micro. En el fondo, sentado, Miguel Canave escucha. La escena se repite varias veces. Los pelusas reciben monedas y aplausos. Canave observa. El único acompañamiento de los pelusas son unas improvisadas castañuelas de pizarreño. Canave escucha.

De pronto, ese niño pequeño y de ojos mínimos descubre que quiere hacer lo mismo.

En ese momento, Canave sabe poco de música. Su madre cantando “Flor sin retoño” del mexicano Pedro Infante es uno de sus pocos recuerdos.

En las micros le va bien. Cuando puede se mete al Teatro Prat, en San Diego con Franklin, para ver las películas de Antonio Aguilar. A veces, si tiene suerte, proyectan tres. Entra a las dos de la tarde y sale de noche. Cansado, pero ridículamente feliz.

En ese tiempo, los Canave Balbontín tienen un puesto en una feria cercana al Paradero 20 de Santa Rosa, en la calle Fernández Albano. Frente a ellos, el payaso Pascualito vende manzanas. Un día escucha a Canave y lo lleva al circo, el «Hércules». Su dueño, Luis Gómez, es un luchador aficionado que se hace llamar Barba Negra y que tiempo después será campeón de lucha libre y figura del desaparecido programa Los Titanes del Ring.

Antes de que los descubra la televisión, por esa carpa también pasan Gloria Benavides, José Alfredo Fuentes y Palmenia Pizarro. Canave canta en el circo durante casi un año. Finalmente regresa a las micros.

En uno de tantos recorridos, un pasajero le entrega un papel con una dirección. Así llega a la radio Prat en calle Mac Iver. «A ver, canta», lo recibe alguien. Lo habían citado para la próxima semana, pero luego de escuchar su voz le piden que lo haga en vivo. Ahora. De inmediato. Canave canta “Mi niña bonita” de Lucho Barrios y le va bien. Regresa un par de veces, pero vino el golpe de Estado y radio Prat salió del aire.

Un apunte: en el documental Searching for Sugar Man (2012) le preguntan a Sixto Rodríguez si le hubiese gustado grabar más discos. «Me habría encantado, pero nada se puede hacer contra la realidad. Así que volví a trabajar», responde. «Hace circular la sangre, te mantiene en forma». Rodríguez contesta con más orgullo que resignación. Con ese mismo orgullo, Canave dejó las canciones y se puso a trabajar en la construcción. Se había casado hace poco, ahora tenía hijos y las monedas de la micro no eran suficientes.

Durante dos años trabajó en la obra de un hogar de menores, en Ramón Cruz con Rodrigo de Araya. Luego, la empresa lo despidió y lo recontrató para la reconstrucción de La Moneda, parcialmente destruida después del bombardeo de los Hawker Hunter el 11 de septiembre de 1973. El trabajo era intenso y de lunes a domingo. Había un plazo que cumplir: el 11 de marzo de 1981 el dictador Augusto Pinochet iniciaba su periodo presidencial de facto bajo la Constitución de 1980.

«Los muros de La Moneda eran muy anchos, gigantes», recuerda Canave. «Trabajé de picador, con punto, cincel y combo. El edificio estaba destruido, en ruinas. Pensaba en mis papás que eran Allendistas y era triste. Estuve seis meses. Nunca vi a Pinochet».

Ahora es 1982 y Frei Montalva muere asesinado. Las radios madrugan para poder transmitir en directo el fusilamiento de Sagredo Pizarro y Topp Collins, los psicópatas de Viña del Mar. Mientras, como música ambiente, se sienten la lluvia, las tormentas, las inundaciones, los apagones. También es el último año en que Pinochet mantiene esa normalidad tramposa de la dictadura: a la profunda crisis económica se suman las primeras protestas masivas. Una frase se repite: «El viejo no pasa de este año».

En medio de la crisis y después de pasar por La Moneda, Canave no encuentra trabajo. Vive un tiempo de sus ahorros. Tiene una hija de dos meses y la plata no alcanza. Un día le entrega los $200 que le quedan a su mujer y sale a cantar a las micros. No se lo dice a nadie. Parte en Santa Rosa y Recoleta, con canciones de Emmanuel y Camilo Sesto. «Salí sin guitarra, igual que cuando era chico», recuerda hoy. «Tenía 23 años. De ahí no he parado más».

Mil Jinetes

Tres.

“Por una mujer bonita” empezó todo. Andrés Zanetta estaba haciendo una versión de esa canción de Manuel Monterrosas y recordó la vieja grabación que hicieron de Miguel Canave. La tiró al programa y justo calzaba con los tiempos del tema. El cover era purista y limpio. Cada sonido en su espacio. La grabación de Canave, en cambio, era sucia, llena de guitarras que no estaban en sus tiempos. El resultado de la tarde en que Canave grabó en la casa de Zanetta fue un mp3, un solo track, un bistec de guitarra y voz. El computador era antiguo, aunque el buen micrófono ayudó un poco: la voz de Canave predominaba a pesar del ruido.

La solución fue ir cortando pedazos de la grabación. En “Por una mujer bonita”, Canave solo alcanza a cantar «por una…» y se corta de inmediato. Hay un quiebre que pasa desapercibido por el efecto. «Son puros retazos de su voz puestos encima de otras hueás. Ahí fuimos repitiendo versos o coros, según lo que necesitáramos», recuerda Zanetta. «Incluso, a veces, sacamos algunas sílabas de otras canciones porque teníamos partes incompletas. Había una en que no alcanzó a cantar el verso entero y le pusimos una sílaba de otra encima. Lo que hicimos fue sacarle toda la guitarra a Miguel Canave. Eso fue lo que hicimos».

Lo otro fue armar y desarmar. Rescatar y restaurar. En un principio, Briceño y Zanetta tenían cinco canciones para Miguel Canave y sus Mil Jinetes. Luego, notaron que una de ellas era tres tracks en una. Llegaron a siete. Un video de YouTube también ayudó: Canave cantaba en una feria cultural “Mary es mi amor” y cerraba con otra que hoy Zanetta no recuerda. Sacaron ambas canciones. Llegaron a un número definitivo: nueve.

A Zanetta le parecía familiar la voz de Canave, también su apellido. Un día recordó haberlo escrito alguna vez.

Desempolvando cajas, llegó a un viejo caset en que Canave canta “Como te extraño mi amor” de Leo Dan. «Era una grabación de 2006. Estaba haciendo un trabajo para el colegio y lo entrevistamos en la calle, sin saber quién era», dice Zanetta. «Solo quería entrevistar a un músico. Fuimos a hablar con Canave y lo grabamos con una casetera. Esa es la grabación original. Yo vine a cachar recién el año pasado». Esa sería la última canción del disco.

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Cuatro.

Andrés Zanetta: Grabamos. Pasó un tiempo, unos cuatro o cinco años, y de repente Cristóbal me dice: «Oye, ¿te acordai de este hueón que grabamos? Está vivo. Canta y está en la micro. Tengo su teléfono».

Miguel Canave: Una vez me encontré con Briceño en Pedro de Valdivia con Providencia. A la pasada me dijo que estaba quedando bueno el disco. Después me llamaron ellos.

Cristóbal Briceño al mail: Creo que por el momento prefiero no aclarar el cuento («no aclare, que oscurece»).

Andrés Zanetta: Lo llamé un par de días después. Supongo que esa es la segunda vez que se encontraron con Cristóbal. Yo lo vi dos veces. No creo que se haya acordado de la primera vez que nos vimos.

Miguel Canave: Cuando me llamaron para decirme que el disco estaba listo yo estaba de cumpleaños. Estaba en el Parque O’Higgins, unos amigos me estaban celebrando.

Andrés Zanetta: Nos juntamos en mi casa y lo escuchamos tranquilamente, canción por canción. Algunas las repasamos. Tocó guitarra entremedio. Fue súper distendido. Nada, no fue una experiencia espiritual pal pico para nadie, hueón. Fue como juntarse con un amigo al que no veís mucho.

Miguel Canave: Me gustan todas. Aunque ese día andaba disfónico, entonces traté de cantar lo que me saliera más fácil.

Andrés Zanetta: Fue raro igual porque habíamos hecho una hueá súper aberrante… No sé si súper aberrante, pero muy distinta a lo que él nos había grabado, a lo que él podría haber esperado. No tenía cómo predecir lo que venía. A la vez, el disco es provocador también. Tiene su carácter, no sé si sea tan trasgresor tampoco, pero tiene su hueá. No sabíamos si le iba a gustar o no, si nos iba a dar su venia porque son sus canciones. Pero le gustó, se reía, de repente, con algunas cosas. Fue una súper buena recepción.

Miguel Canave: Creo que la que mejor me sale es “Por una mujer bonita” porque la canto distinto. Me gusta esa canción, me gusta cantar boleros. Ese es un bolero bonito.

Andrés Zanetta: Me gustan varias pero con “Por una mujer bonita” partimos grabando y mezclando. “Sabor a prohibido” también. Ayer revisé el disco y “Por una mujer bonita” y “El amor estuvo aquí” son las favoritas definitivas. Canave se luce en “El amor estuvo aquí”.

Fotos: Los Mil Jinetes

Buscando a Miguel Canave

Sobre el autor:

Javier Correa (@__javiercorrea) es periodista y coescribió «Nunca cumplimos 30. Una historia oral del Canal 2 Rock & Pop» (2018, @librosdementira).

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