Carlos Cabezas: Eros y Tanathos

por · Enero de 2011

Entrevista al músico y productor, a raíz de la aparición de sus dos discos

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El año pasado, Carlos Cabezas lanzó dos discos. Uno de rock: “Desamanecer”. Y uno de boleros: “Has sabido sufrir”. Ambos editados bajo el sello Oveja Negra. Nos reunimos a conversar con este inagotable músico y productor.

Fotos: Carla Mc-kay

2010 fue un año duro. Los datos abundan. La mayoría de la población con derecho a voto optó por un gobierno de derecha. Luego, un terremoto y maremoto devastaron grandes zonas del sur. También se resquebrajó lo simbólico, mostrando las fisuras que varios venían advirtiendo en este Chile tan enaltecido por sus índices económicos y de seguridad. Después, siguió el año y los hechos se fueron sucediendo: La huelga de hambre de los presos políticos mapuche, extensa y extenuante; la tragedia de la mina san José, que pasó de la rabia al reality; entretanto, el bicentenario, y todavía faltaba el incendio de la cárcel de San Miguel.

También en 2010, Carlos Cabezas aparece con dos discos: “Desamanecer” y “Has sabido sufrir”, este último rotulado simplemente como “boleros”. No es que el hombre se haya retirado y regrese por partida doble. No. Cabezas nunca se ha ido. Cabezas edita dos discos como un antídoto. Otredad y amor. Misticismo y trances eróticos. Lo sagrado y lo pasional. Como si requiriera de otras energías para continuar en tiempos arduos. Como si recitara un mantra, sí. Como aquellos que pueblan su poco conocido romance con la música india, el disco de 2007, que funciona como para entender una parte de lo último producido por el músico nacional.

Pero me estoy adelantando. Datos de entrada: La entrevista está concertada en Cablesanto, el estudio que Cabezas posee en un pequeño pasaje de Providencia. Una callecita que parece igual al sitio donde filmaron “La Nana”. Es mediodía en Santiago, y gradualmente el calor de enero comienza a picar. Cabezas nos recibe, dice hola y comenta que este fin de semana viaja a Ovalle, su ciudad de origen. Es el invitado central del Limarí Rock, un festival de bandas locales. Además, recibirá un homenaje como el músico ovallino que más ha impactado en la escena nacional. Yo pienso en la provincia, pienso en el disco “Desamanecer”. Pero, además, cruce de caminos, pienso que estamos en pleno Santiago y en un estudio de grabación, rodeados de tecnología.

¿Cómo te manejas con Santiago?
—Yo agradezco mucho haber nacido en provincia. Creo que me ha blindado contra la musculatura excesiva de la vida santiaguina. Tengo una especie de escepticismo con toda la parafernalia capitalina. Con el tiempo aprendes a darte cuenta que aquí hay mucha superficie y poco fondo. Pero Santiago es un lugar donde tengo muchos y buenos amigos; no reniego de vivir aquí. No soy de aquellos que buscan la naturaleza, me gusta respirar la realidad de la ciudad.

Le digo que hablemos de los discos. Partamos por “Desamanecer”. Un disco con dos áreas. El inicio, esa oscuridad y el sample de sitar de “Al saber de ti” que anuncia la primera zona, la mística. Esa que posee letras como El mundo que ves/No ves. O “Desaparecer” (No caminas/ no alucinas/ no hay ventanas para ver/ no hay paredes que romper/ O no, tal vez, es desaparecer). O, hacia el final del disco, el autor dramáticamente expuesto en “Tengo Fe” (…y rezo, puede escucharse). “Sí, hay una búsqueda, aunque las palabras suenen cliché y feo. Pero sí: Hay una búsqueda… sin mucho destino, quizás”, indica Cabezas. “Hay asuntos que se repiten en todo lo que escribo… Dios, dolor, amor. Pero aunque cueste explicar lo espiritual, en toda mi vida ha habido un interés en entender las cosas de un modo diferente de lo que nos orienta la sociedad, y la música a mí me ha llevado a esos lugares, de un modo quizás microscópico. Entonces, existen esos momentos donde se instala la necesidad de darle sentido a lo que uno hace, frente a todo lo voraz y tóxico de la vida. Quizás buscar una mirada que te haga darle sentido”.

Cabezas y su Desamanecer. Un estado de conciencia otro. Cabezas. El hombre que fue descubriendo su voz, esa voz profunda y tan distinguible que el disco de boleros no deja dudas de quién lo canta. Cabezas. El hombre de los discos con títulos como conceptos, entrañanables como “Viva Chile”, “Carreras de éxitos” y “La Nueva Canción Chilena”, con Electrodomésticos. “A mi me costó harto encontrar el ‘Desamanecer’. Por lo general, el título es lo último que pongo a un disco, y tras leer las letras, escuchar los temas, ver qué ideas están de fondo, encontré el concepto. A mi me interesa que los trabajos tengan un peso y un contenido; que tengan distintos niveles de lectura”.

¿Cómo relacionas esa búsqueda espiritual con la tecnología que empleas para tocar y grabar?
—Yo siempre fui interesado en el tema tecnológico. La tecnología te facilita mucho el quehacer en términos artísticos, pero si no tienes ideas detrás no te sirve de nada. Muchas veces se la pone al centro de los procesos, como pasó harto en los 90, con los samplers y todo eso… pero una canción buena va a ser siempre así, y no importa si la grabaste con determinada marca de micrófono o con una mesa de un montón de pistas. De hecho, si no hay buenas ideas, la tecnología te puede confundir mucho más”.

Carlos Cabezas: Eros y Tanathos

Sobre el autor:

Felipe Montalva

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