Cinco carretes imperdibles en Buenos Aires
Me encargaron la misión de buscar por la ciudad de la furia cinco mambos imperdibles para cualquier visitante. Me tomé la libertad de separarlos por categorías: cinco carretes totalmente distintos unos de otros, que imagino va a ser más entretenido.
Pasarlo bien en Buenos Aires, fuera de casa, en comparación con Santiago, es algo distinto.
Esto es más o menos parecido: primero, está el pre, que dura milenios; después el mambo, que suele ser salir a bailar a un boliche; y por último el after. Hasta ahí ningún problema.
Las botillerías cierran temprano y si quieres tomar, o al menos desembolsar menos dinero en tu alcohol, debes ir a algún lugar antes de las 9:30 ó 10:00 de la noche. Luego de eso, los negocios (a ti te hablo Maxikiosco) suelen cobrar precios desorbitados y solo pueden hacer delivery, aun viviendo al lado del lugar.
A pesar de todo eso, el bebestible sigue siendo más barato que en Chile.
Segundo, el trago que ameniza las fiestas también es distinto: cerveza, vino y espirituosos, componen la carta. En espirituosos tenemos: vodka, gancia, fernet (la especialidad de la casa), champaña y whisky. Pisco hay en algunos lugares, pero suele ser Capel y es carísimo.
Y tercero, los cigarros. Eso nunca será un problema. Los cigarros acá son baratísimos y los venden en todos lados. Todos fuman y todos fuman de todo y todos siempre convidan.
FIESTA UNIVERSITARIA
Primero están las fiestas universitarias típicas, las de todos lados. ¿Qué capital del mundo no tiene estudiantes deseosos de mirar el horizonte balancearse? La UBA, el IUNA, la U de Palermo y la de Belgrano, entre otras, tienen fiestas todos los viernes.
Es un ambiente agradable, bien grato. En la UBA, por ejemplo, se usa de sede la Ciudad universitaria que está a la conchesumadre del mundo, pero algunas pobres personas deben ir todos los días a estudiar ahí y, bueno, el caso de ahora es yendo de noche así que da lo mismo. Tiene un pantano y muchas áreas verdes. Se presentan bandas, hay un quiosco que vende cervezas y a veces se ponen a vender patys (la hamburguesa típica acá) con vasos de fernet, en promos muy convenientes.
El drama de estas fiestas está en que son hechas por ramas políticas de la universidad y eso molesta un poco. Pero la sensación de carretear en todo el espacio de la universidad lo es todo. Ciudad universitaria se divide en varios pabellones. El tercero está a medio construir y el cuarto y quinto solo tienen el esqueleto del pabellón. En este último vive una comunidad amiga de la naturaleza, con plantaciones, un teatro, muchas carpas e incluso hay un tipo que tiene una cabaña arriba de un árbol. Como consejo útil, no acercarse mucho al pantano. Dicen que lo que cae ahí no lo puede sacar nadie y puta, es bien tenebroso.
EL MAMBO CHETO (CUICO)
Parto mencionando que cheto es el cuico argentino. No hay mayor diferencia en este caso. Acá estuvo el problema de esta investigación, porque yo no era cuico en Chile y menos lo soy en Argentina. No pagaría para poder entrar a un local o boliche. Así que, en este caso, decidí intentar algo diferente y fui a una Gallery Night.
Básicamente, es un evento organizado los fines de mes por el gobierno de Buenos Aires, variados bancos, muchas marcas de cosas caras y por supuesto Chandon (la marca de champaña). Así que, luego de entrar a tan selecto grupo de personas, me dediqué a recorrer las galerías de arte en Recoleta con una copa de Chandon en la mano. Admito que es agradable si gozas de observar el arte, o si te gusta entrar a lugares que generalmente están cerrados. El alcohol es gratis, pero era champaña y, es asquerosa, admitámoslo.
LA FIESTA SHÚPER
Allá en Chile está el Bar Constitución y en Buenos Aires está Niceto. Es el antro de la música indie (por lo general, no siempre) y el boliche donde se presentan las bandas con onda que vienen a Argentina: de Tame Impala a Kurt Vile, pasando por Devendra, Adanowsky y los vecinos Gepe con Pedropiedra. Acá no hay donde perderse: música agradable, un local gigante, con escenario y pistas de baile.
Para el shúper más rebuscado y sin ganas de pagar las 5 lucas de entrada, hay otro tipo de cosas. Me invitaron un sábado a la fiesta Eye liner bajo la premisa de: «ahí tienes una fiesta llena de shúpers». Emprendí el vuelo al local que Google Maps me indicaba y al entrar vi el slogan de la fiesta, que por descuido no leí en el afiche por Internet: «Eye liner, donde todos pueden ser como quieran». Adivinaron, hell yeah, todo el mundo estaba vuelto loco. Música y gente de todo tipo: cumbia electrónica, rock británico, post punk, gente con máscaras, todos agarrando al son de la música. Creo que vi un caballo entre medio, pero a esas alturas ya no me encontraba en mi mejor estado. Así que 100% recomendado. Después supe que la fiesta se repite todos los sábados sin excepción.
“LA VARIETÉ”
Este es un carrete especial, si es que se puede llamar carrete. En Buenos Aires hay muchos centros culturales, casas okupas, centrales de música, etcétera. Lo que viene a ser la varieté es un encuentro de todas las expresiones de este tipo en alguna casa cultural. Es bastante divertido, llegue por el dato de una amiga. Se trataba de la casa cultural Pachamama y la última muestra del Ciclo TriCiclo (quizás lo imaginaron: constaba de tres funciones).
En este lugar, luego de tocar el timbre y entrar a una especie de salón con un improvisado bar, te sentabas en alguno de los sillones desocupados o, en mi caso, sobre un cajón peruano, y te dedicabas a disfrutar. Así de simple. La muestra consistía de incontables artistas: Stand up comedy, declamaciones poéticas, música, poesía sonora e incluso una mina pintando cuadros en medio de todo.
Todos, era que no, fumando marihuana, tomando fernet y comiendo unas fajitas muy baratas y ricas.
Encontré a varios artistas que me agradaron y presentaron muchos otros ciclos a los cuales también pretendo ir. No hay pérdida en ir a alguna de estas cosas, te vas a morir de risa, la entrada es gratis y el bar es muy barato. Además, todos son muy amigables y son generosos con las drogas.
LA FIESTA GRINGA
Como un virus, siguen el mismo patrón que en todos los lugares: te van a buscar al Hostal y te sacan comer y confraternizar con el grupo, para luego rematar en una discoteque, pub o boliche.
Funciona por sectores y días, y cada día está asignado a un sector. El día que fui era en Palermo y me tocó un jueves: todo esto entre comillas porque se paga anticipadamente 100 pesos para que esté todo a cuenta de la casa.
Así que seguí a la masa. Primero a un local de cervezas y pizzas donde me atiborré de comida porque veía negra la noche con el estómago vacío. Luego a Palermo Soho, a un disco/boliche Kika. Lo primero que noté mientras entraba, agitando el brazo muy rápido para que nadie notara que no tenía mi pulsera all-in-free-pass y aprovechando que el guardia miraba hacia otro lado me escabullí. Adentro me di cuenta de que había un sector aledaño a nuestra entrada por donde entraban mujeres muy guapas al mismo local.
Luego de cierta investigación, gracias a un amigo que intentó levantarse a una, descubrí que eran prostitutas. La mina no se lo dijo directamente, pero le dijo algo así como: «eres lindo, pero hoy estoy trabajando, mi amor. En otra ocasión será, a menos que quieras pagar».
La fiesta estaba buena, la música no era muy distinta del carrete universitario, pero claro, había mucho más ambiente: concursos para que cada gringo se sintiera feliz viviendo en su mini selva americana y tragos gratis para mí con mi pulsera invisible. Todo bien ahí. Les dejo un tema que ponen mucho acá, mi teoría es que el hombre quiso hacer un reguetón que tuviera todos los tipos de reguetón juntos. Quizás lo logro.
EL CARRETE DE HOSPEDAJE, CASITA
Este es un carrete piola, de cuando vives con mucha gente que apenas conoces pero todo gira en torno a tomar. Todos toman. No confío mucho en la gente que no toma nada, mi abuelo decía que alguien que no toma no puede generar confianza porque algo oculta. En fin. El carrete en hostal es eso: compañerismo. Un montón de aventuras ajenas. Un cubano, mientras jugábamos pool y tomábamos cerveza, me mostró una banda bastante simpática de su tierra. Los Jolly boys, unos viejos la raja que hacen covers. Al final es una fiesta de amigos, te juntas a tomar una cerveza y ver un partido de futbol. Conoces personas distintas y todos comparten sus gustos. Es, al final, lo más cómodo y lo que mejor te hace.
Al final carretear y pasarlo bien es súper relativo, depende del estado de ánimo y de si estás dispuesto a pasarlo bien. En ese sentido, Buenos Aires ofrece una cantidad generosa de más opciones de las que están acá. Hace unas horas descubrí que existe un zoológico donde puedo salir a pasear sobre un elefante o un camello. Si esa hueá no es la raja, no sé qué cosa puede serlo.