Entrevista con la directora de la obra que regresó a Katherine Salosny a las tablas.
Contracciones se llama la más reciente incursión en el “teatro del lenguaje” de la directora nacional Constanza Brieba, que vive sus últimas funciones en Teatro del Puente. Con el retorno de Katherine Salosny a las tablas, como gancho, junto a Taira Court para completar el minúsculo elenco.
// Foto portada: Andrea Brunson.
Jueves (20 hrs.), viernes y sábado (22 hrs.) en Teatro del Puente
Con una puesta en escena simple y con música incidental de José Miguel Miranda, Contracciones apela a insertar al espectador en un diálogo mordaz, donde una empleada debe confesar a su empleadora cada detalle de su vida íntima, llegando a los más insospechados límites con tal de continuar trabajando allí.
Conversamos con la directora.
En Intrusión y Contracciones– tus últimas obras– se dan luchas de poder que finalizan con algunos personajes siendo sometidos completamente.
—Eso es más cierto con Contracciones que con Intrusión. En Intrusión la presencia de la intrusa los somete a ellos a una destrucción que termina con su muerte. Es un detonador de un conflicto generalizado. En Contracciones es más evidente. El personaje de Emma (Taira Court) termina siendo sometido a las reglas, al sistema y a todo lo que representa su jefa. De alguna forma las dos obras son comentarios acerca del mundo contemporáneo, de los temores con que vivimos y de nuestras pesadillas.
—El hecho de que como autor decida poner dos personajes que sean mujeres, especialmente el que la jefa sea mujer, provoca. Uno quizás esperaría que un hombre fuera más duro y menos comprensivo con una mujer. Pero te das cuenta de que al público le duele más que la jefa sea mujer, y que no pueda empatizar en lo más mínimo con esta empleada, con sus problemas y con su situación, que no es nada especial, simplemente se emparejó con alguien de la oficina y va a tener un hijo. Creo que es un recurso dramático importante el que la jefa sea mujer.
Ocurre algo sexual allí…
—Siempre la energía sexual corre en todas las relaciones, ya sea entre hombres o entre mujeres y no tiene que ser algo necesariamente homosexual. Yo creo que de parte del personaje de Emma hay quizás una fascinación por la figura de la jefa, hay un anhelo por complacerla desde un principio. Emma finalmente se entrega, se sacrifica, entonces sí puede ser leído como algo sexual. Por el lado de la jefa, uno también podría leer una perversión sádica, por la manera en que la trata.
El personaje de la jefa (Salosny) es absoluto. El espectador no sabe nada de ella, ni de su historia.
—Nosotros sabemos cuántas veces Emma tiene relaciones sexuales, hasta si le pareció rico y la obra lleva esto al extremo, en contraste con que ni siquiera sabemos cómo se llama la gerente y esto hace que el choque entre la protagonista y la antagonista sea más fuerte. Como directora tengo la esperanza de que en algún momento el público perciba una historia que no se cuenta, hay momentos donde el personaje está paralizado y sólo escucha y eso pertenece al mundo de los actores; yo no sé qué secretos guarda la Kathy en esos momentos. El atractivo es no saber sobre ella, para que el espectador pueda rellenar esos espacios con sus propias historias.
Al comienzo de la obra, por lo absurdo de algunas situaciones, el público se ríe casi a carcajadas, pero luego, a medida que avanza, la sala se queda en silencio y las risas dan paso a la sorpresa.
—Eso se da en todas las funciones pero con distinta intensidad. Yo me entretengo mucho escuchando las reacciones de la gente, porque con la risa la gente se relaja y se pone más receptiva, pero cuando luego de eso lo comienzas a golpear con el drama de la situación se afecta más.
Contracciones partió como un radioteatro, y tengo entendido que pronto vas a hacer algo relacionado con eso.
—Ese es un proyecto encargado por el British Counsil en conjunto con el GAM. Es una re imaginación de “Sueño de una noche de verano” escrita por David Lewy, y lo entretenido es que él vino a Latinoamérica a elegir dónde quería que se montara la obra, y se decidió finalmente por Santiago y Sao Pablo.
“Ahora estamos grabando este montaje auditivo, o radioteatro, que consiste en grabar las voces de los actores y luego el público hace un recorrido por el cerro Santa Lucía con un reproductor mientras escucha la historia. Toma la base de la obra y es muy musical, más basada en la adaptación de la ópera de ‘Sueño de una noche de verano’ que toma algunas situaciones que suceden con los cantantes de la obra”.
Llevas casi ocho años dirigiendo obras basadas en textos ajenos, ¿has pensado en escribir tus propias obras?
—Me encantaría tener ese talento, pero la verdad es que me asombro mucho más con lo que otros escriben que con lo que he intentado escribir yo.
Para acabar, ¿crees que el teatro tenga alguna función social?
—Uno aspira a que sirva y que no sea mera entretención. A mí lo que más me emociona del teatro es lograr tener una experiencia en conjunto. Que el público con los actores se unan y lograr hacer algo entre todos, sobre todo porque esas ocasiones ahora son muy escazas. Eso es lo más fuerte del teatro, las reflexiones que salen a partir de esa experiencia colectiva, donde te puedes encontrar con los otros, y por sobre todo, contigo mismo.
// Elenco: Katherine Salosny y Taira Court. Dirección: Constanza Brieba. Dramaturgia: Mike Bartlett. Asistente de Dirección: Antonia Bravo. Diseño escenografía: Taira Court. Música: José Miguel Miranda. Diseño gráfico: Carola Sánchez.