Cristóbal Briceño: El arriero va

por · Febrero de 2016

El cantante de Ases Falsos explica el cariz moralista de su música y se detiene en el culto a la personalidad, las voces afroamericanas y el inminente disco de su banda, que lleva por título El hombre puede.

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Cristóbal Briceño no quería hablar en persona. Requirió insistencia que el cantante de Ases Falsos cediera a conversar en el mundo real, pero con sus críticas hacia la prensa rompimos el hielo: «La transcripción es una técnica muy sutil. Necesita de una sensibilidad especial que yo no he encontrado en nadie hasta ahora. La mayoría de las veces en que hago entrevistas y las transcriben, pierden mucho en diferentes niveles, empezando por qué es lo que queda fuera. Yo soy bien desarticulado para hablar, pero generalmente hay un discurso que armo de forma inconsciente, y a veces le sacan el tronco a ese discurso y quedan las puras ramitas. A nadie le gusta ser tergiversado. Las maneras son muy importantes, la intención que le das al discurso, a la conversación, a las palabras. Creo que tengo una aduana (se toca la cabeza) que funciona muy rápido y que va seleccionando lo que tengo que decir, así que no da lo mismo. Por otro lado, hay otros que transcriben exactamente lo que uno dice, con todas las muletillas. Siempre me siento traicionado».

Su desilusión tiene larga data: viene desde la era Fother Muckers. «La primera vez que me sentí mal-mal-mal fue hace unos seis años. Nos entrevistaron cuando nos fuimos a vivir a San Carlos, y el periodista tenía una historia en la cabeza, una apología de la migración campo-ciudad, y se juntó conmigo solo para corroborarla, no para buscar lo que yo tenía que decir». Dentro de sus observaciones, también hay una cuota de autocrítica: «Yo me expresaba peor antes y me sigo expresando mal, sé que tengo un hablamiento raro, pero ahora trato de ser más cauto, de respetarme a mí mismo. Yo sé que en Internet hay información sobre mí, mi cara está en todos lados, mi trabajo, y hay muchas calumnias dando vuelta. Yo no puedo hacer nada al respecto, pero sí puedo protegerme expresándome con claridad y eso es lo que intento hacer».

Cuando Briceño dice «mi cara está en todos lados», desde luego exagera, pero apunta hacia algo tangible: la atención que concita como figura. Consultado sobre el culto a su personalidad, plantea que «el ser humano busca figuras paternales y yo creo que soy una. Claro que uno basurea al padre más que otra cosa, en ese sentido lo digo. ¿Qué banda trascendente no ha tenido un líder carismático? Uno se pone a pensar y es un poco aterrador, casi no existen. La gente necesita tener un arriero, yo mismo lo necesito. Por ejemplo, el otro día estaba escuchando a Sam Cooke y no podía dejar de pensar en él como persona, en su leyenda, su leyenda condimenta mi escucha. En fin, nos tocó nacer en un país de temperatura tibia, tibia tirando para fría. Entonces se escucha al perro que ladra un poquito más fuerte, que puede ser mi caso. Puedo explicarlo con una frase más fea: en país de ciegos, el tuerto es rey».

Sin previa incitación, dirige el foco a sus detractores: «No me considero un centro de mesa, pero por algún motivo pareciera que estoy tratando de llamar la atención desesperadamente. Yo siento que eso tiene que ver con mi contexto y ese contexto es que yo estoy haciendo mi pega no más. Con lo único que nos damos color y nos alumbramos es con Ases Falsos, pero yo hago muchas otras cosas de las que la misma gente que tanto me detesta no debe ni saber, y por eso doy las gracias y me felicito porque he sabido mantener las cosas que quiero, o algunas de ellas, más para mí y menos para los demás». Sus otros proyectos también acaparan la imaginación de otros, por eso existe una página como la Briceñopedia. «Lo que hace Briceñopedia es bien respetuoso, se enfoca en el trabajo en que yo he colaborado y lo ordena, es mucho más ordenado que mi propia memoria. Sé que lo hace un cabro de Talcahuano que una vez se me acercó. No sé cuáles serán sus motivos, seguramente los tiene; razones no tiene, pero motivos sí. Es un sabueso».

Blanco y negro

Donde hay público pendiente, hay un rol por cumplir: «Me interesa más motivar preguntas que dar respuestas», afirma. Se trata de una reacción al entorno y sus estímulos. «Las redes sociales son una estantería de tarjetas Village, todo el mundo tiene una frase para todo y todos tienen una opinión moral sobre todo, y se sanciona muy fuertemente al que discrepa. Yo viví en los 90 en una sociedad castigadora, pero esto ya se pasó. Creo que esta época se debe parecer mucho a los años 60. La gente suele olvidarse de que nadie está libre. La pornografía nos expuso a todos, al menos frente a nosotros mismos, todos sabemos que nuestros límites son bien difusos, pero en Twitter pareciera que nadie se hubiese metido alguna vez a una página porno, son todos unos santurrones y son todos unos fariseos, pero por lo menos los fariseos tenían fundamentos, eran amantes de la letra, se sabían las leyes, ahora nadie sabe un carajo».

Briceño aprecia el conocimiento porque es un estudioso del juego. «Mi prioridad es escuchar música, después hacer música ya es mi trabajo, que a veces es muy penoso, pero yo no podría interrumpir mis escuchas. Todos compartimos eso (en Ases Falsos). Yo necesito que, antes de que toquen la raja y toda la hueá, les guste escuchar música y vibren con ella. Que todos busquemos y compartamos». El espectro de referentes se ha ido ampliando y en Conducción las mejores canciones tenían un centro cremoso de soul. «El soul está desde nuestro primer disco, siempre he pensado en Al Green, pero me he medido a sabiendas de que mis técnicas vocales son imitativas de las suyas, y a sabiendas también de que es fácil hacer el loco porque nosotros no somos gringos ni somos negros. Recién ahora que Martín se integró más como compositor a la banda, nos hemos atrevido a hacer más cosas negras porque él es el hombre que tiene la habilidad para hacer una base negra, por ejemplo “Mi ejército”, esos son sonidos de Martín, él tocó la batería en ese tema, “Cae la cortina”, eso es Martín. Son cosas de 30 segundos que hace en su casa y las deja ahí, después le pregunto qué es eso, me las muestra y le digo ‘cómo no me habíai mostrado esto’.»

En voces afroamericanas se reconoce a sí mismo: «Al Green y Charles Wright, esos dos negros… (suspira de admiración) bueno y muchos más, pero en ellos dos encontré que estaba mi registro, que yo me podía mover por ahí, porque, por ejemplo, me encanta Ibrahim Ferrer, otro negro hermoso, pero él es muy superior, tiene una técnica muy superior a la mía, bueno, Al Green y Charles Wright también. Lo mismo que Sam Cooke, Sam Cooke está fuera de mi naturaleza. He leído críticas hacia mí de que a mí me cuesta mucho cantar, de que me estoy haciendo mierda, y yo me pregunto si esos carajos habrán escuchado a Otis Redding, que parecía que iba a escupir los pulmones al final de cada tema. Estoy bastante conforme con el nivel que estoy alcanzando y me siento cada vez mejor cantante, a diferencia de lo que pensaba antes. Creía que cada año iba a ser peor, pero al final las cuerdas vocales y la garganta son músculos, y si tú los trabajas, van mejorando y se te hace más fácil. Aunque yo escucho mis primeras grabaciones y no las apruebo, creo que ha sido una búsqueda bien consistente».

Ases Falsos escalará nuevas alturas en el futuro. «El próximo disco es nada que ver. Los discos son espacios de juego, no son ‘ahora soy esto, mira’. Yo no sé qué chucha soy, si acaso soy algo, si acaso algo soy. Pero sé que el próximo disco es un espacio de juego con sus propios códigos, al menos para nosotros, y con una cohesión secreta. Va a estar mucho más influenciado por el rock muy blanco de los 90: Pixies, Pavement, más guitarrero, pero se conserva el fraseo que viene de los negros. No soy muy del típico fraseo de nuestra música rock chilena (tararea algo que podría ser calificado como una imitación de Eddie Vedder). A mí me gusta que la voz se mueva, que huevee, que pichulee».

Resulta llamativa la cita a Pavement, pero no es rara. El Stephen Malkmus de los 90, al igual que Briceño, poseía un saludable espíritu burlón que se dejaba apreciar en un single como “Range Life”, donde se reía del rock mainstream. «Es que Malkmus estaba metido en el meollo, despreciaba a los Eagles, no tenía la perspectiva para decir que son la raja. Nosotros tenemos la ventaja de ser chilenos y contar con dos vías de perspectiva: la primera es que vivimos a la loma del culo, vivimos como arriba de una atalaya donde podemos ver todo el mundo desde lejos, difuso, sí, pero lejos. Esa es la primera y creo que deberíamos aprovecharla, no solo musicalmente, sino filosóficamente, y no lo hacemos. En cambio, en vez de pararnos a mirar en la atalaya, nosotros qué hacemos: metemos la cabeza en la tierra como los hueones, o nos ponemos a gritar y escuchamos solo nuestro eco, la cacofonía de las redes sociales. La otra vía es que no podemos entender las letras. A la primera, no entiendo qué cresta están diciendo. Entonces, quizás qué chucha dicen los Eagles en “Desperado”, quizás es lo más meloso del mundo en tu idioma nativo, como le debe pasar a Malkmus, que le debe entrar como un ají en el poto ese tema, pero a mí me hace mierda cuando lo escucho caminando para la casa de noche en mi MP3. Tenemos suerte de vivir en este pueblo».

Alguien tiene que hacerlo

Juventud americana, el primer disco de Ases Falsos, responde a una inquietud más coyuntural, mientras que Conducción posee un admitido cariz moralista. Sin embargo, Briceño insiste en que están conectados. «Los tres discos de los Ases conforman una especie de trilogía moral, aunque yo no quiero ser así. Me tiran los escritores taoístas, Chuang Tse es de cabecera, pero que te acomode más no significa que sea lo único que tienes que leer. De hecho, yo siempre pensé que Confucio no tenía que ver conmigo, lo pateaba y lo pateaba, y ahora que lo conocí un poco más empezó a gustarme harto. No era lo que me acomodaba, pero era lo que necesitaba escuchar. Espero que el nuevo disco sea el último en esa onda para pasar a temas más autocomplacientes y escribir sobre cualquier hueá, como cuando era chico, algo más para mí».

Reconoce que lleva una carga sobre sus hombros. «Me pasa con los Ases Falsos, como cada vez han ido concitando más atención, que siento ese peso, que yo sé que me hace mal, una responsabilidad, me gustaría no pescar, pero mi manera de ser no es esa. Entonces, como tengo la atención de tantos pendejos, me siento obligado a darle una dirección moral a la música. Trato de no hacer eso, pero al final soy el hueón que soy. Tengo que arreglar esto, decirle a los niños cosas que no les van a decir los papás, los amigos o la escuela. No creo que sea un mensaje importantísimo ni nada, pero creo que es un aporte porque no es lo que usualmente se ve. Ojalá después podamos hacer algo más tirado de las mechas».

Por lo pronto, la única opción es llenar de sentido las canciones. «El otro día me salió un temita juguetón, entretenido a cagar, lo único que quería era llegar al ensayo para mostrárselo a la banda porque estos hueones están haciendo maravillas. Traje el temita, que yo pienso que es el que tiene más gancho del próximo disco, se llama “Sal de ahí” y es resbaloso, húmedo, escurridizo, bueno pa’l hueveo, cortito, rapidito. Perfectamente pude haberle puesto una letra de algún desliz amoroso medio The Smiths (tararea “The Boy with the Thorn in His Side”), algo del corazón, pero no, tenía que hacerlo sobre el derecho a no votar, sobre lo decente que es no votar y que no por eso eres menos comprometido. ¡Mira las hueás!». Briceño es su propia carne de cañón y su conspirador. «Tiré por el water un tema que podría ser fresco, veraniego. Trato de hacerlo con habilidad también, para no ser un plomo culiao, ni un chupete de fierro, ni un collar de melones. Aunque piense que “Sal de ahí” podría pegar mucho más con otra letra, dejarla como está va a hacerme sentir contento, completo, voy a escuchar el temita y voy a decir ‘eso no estuvo tan mal’. Es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo».

ASES FALSOS ÚLTIMA PROMO ÑUÑOA

un poco de un temita nuevo que se las trae, un petibuché de lo que podrán degustar este viernes… ¡tan quedando las últimas entradas para Ases Falsos en Portal Ñuñoa: Sala Bovedart!

Posted by Ases Falsos on miércoles, 17 de febrero de 2016

* El viernes 19 de febrero, los Ases Falsos mostrarán temas de su repertorio clásico y algunas canciones nuevas en Portal Ñuñoa. Revisa en este link las coordenadas del evento.

Cristóbal Briceño: El arriero va

Sobre el autor:

Andrés Panes (@panesandres) es periodista musical.

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