Daniel Belmar es periodista, poeta, escritor, comediante, activista político y le pone “me gusta” a todos sus estados de facebook. Un hombre que sabe saborearse a sí mismo.
Mi amigo que pasó de actuar en los videos de Avello a quizá o muy probablemente tener una carrera política
Gabriel Boric, Giorgio Jackson, Camila Vallejo son algunos de los líderes jóvenes que quieren cambiar el país y hacer de Chile un país más justo y de paso agarrar un jugoso sueldo en el mundo político. Mi amigo Daniel Belmar, periodista, poeta y comediante, también es joven y aunque no es un líder ya logró salir en una gigantografía con Bachelet. Quiere también cambiar el país trabajando en política pero es un poquito más honesto al respecto.
Por Luc Gajardo
Daniel Belmar tiene 28 años y de acuerdo a mi visión es un renacentista. Es periodista, poeta, escritor, comediante, activista político y le pone “me gusta” a todos sus estados de facebook. Un hombre que sabe saborearse a sí mismo.
Conocí a Daniel cuando trabajaba en el programa Conspiración Copano. Ahí fue destacada su participación como dupla de sketchs con Felipe Avello. Estos consistían en preparar un video para el invitado al programa donde Daniel interpretaba a un erotizado fanático del personaje en cuestión. Al invitado se le presentaba el video como algo que habían encontrado en Youtube y luego corría el video donde Daniel salía en calzoncillos y/o en sugerentes poses haciendo preguntas de fogosos contenidos a famosos como JM “Right Said Fred” Villouta o Rafael Cavada.
Personalmente me daba mucha risa.
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Años más tarde junto a Arturo Galarce, Roberto Cisternas y Pablo ‘Tilcoco’ Gálvez hicimos un proyecto podcast que se llamó Guerra de Conceptos y convocamos a Daniel. Con su gracia e inocente coquetería se ganó rápidamente un espacio y pasó de invitado a panelista. Allí deslumbró con sus inquietantes pero simpáticas declaraciones acerca de su vida sexual y sentimental y sus hermosos e improvisados poemas que emocionaron hasta las lágrimas a personajes tales como Erick Pohlhammer.
Entremedio trabajó en The Clinic, donde fue parte del proyecto (fallido/ en stand by) de The Clinic TV.
Sucede que hace un par de años no lo veía a Daniel. A veces me imaginaba en qué estaría esa criatura de Dios. Creánme o no, en eso pensaba mientras iba en bicicleta desde Viña a Valparaíso, por la Av. España y miro a la altura del Inacap una gigantografía de Michelle Bachelet (léase con el acento más francés que le salga) y amigos, no los bromeo cuando digo que ahí, a la izquierda de la muy probablemente nueva y de nuevo Presidente de Chile, estaba mi amigo: el poeta, el periodista, el osado comediante. Como una especie de Brian Tulio que lo logró.
Después de recoger mi mandíbula inferior del suelo y sacarme el sudor de los ojos ahora medios con lágrimas hice un par de llamados, corroboré con otros amigos en común y grande fue mi sorpresa: Daniel Belmar estaba en gigantografías en todo el puto país. Estaba trabajando activamente en la campaña de Michelle.
¿Cómo chucha pasó esto? Había que ir a preguntarle.
—Daniel, te conocí como periodista, después poeta, y ahora activista político. ¿Con qué te identificas más?
—Están asociadas, la mayoría de los grandes poetas y hombres de letras en Chile, han tenido participación política y han incursionado en el periodismo. Como Pablo Neruda, obviamente. Pablo Neruda es mi referente.
—Partamos por el comienzo. El joven y virginal Belmar ¿Cuáles fueron tus primeros pasos en las comunicaciones?
—En cuarto medio enviaba todos los meses columnas a The Clinic y una vez me publicaron una columna sobre la generación de los 90. Fue cuando me empecé a interesar en política, era el inicio de la primera campaña de Bachelet. En ese sentido ahora estoy cerrando un ciclo. Era sobre la generación que venía después de una generación apática, y de cierta forma veía venir la revolución de los pingüinos y todo lo que vino después. Pero en ese momento no pasaba aún. Desde chico, siempre me gustó la escritura. En el colegio la pasaba muy mal, me hacían mucho bullying, y en un momento al igual que en La senda del perdedor (Bukowsky), nos hicieron escribir y leer una composición frente al curso. Lo hice y me escucharon con respeto. Fue maravilloso, los escritos de los bacanes del curso eran una basura, y yo, que era el basura del curso, escribí algo bueno y hasta la profe me felicitó. En La senda del perdedor hay una escena igual.
—De ahí estudiaste periodismo. ¿Dónde?
—Estudié en la Gabriela Mistral. Era un universidad muy particular porque en la carrera eran casi puras mujeres. Muy cuicas y muy bonitas, y los hombres éramos muy pocos, y ellas nos miraban en menos y pololeaban con tipos de otras universidades. Ni nos miraban. Imagínate que una fue Miss Chile para Miss Earth, otra fue Miss no se qué. Otra lee el tiempo en Mega, te digo un nivel máximo, filete del puro. Había compañeros que eran más jotes, y sufrían cierta frustración porque no los pescaban. A mí no me pasaba. Lo que sí, una vez que hicimos una disertación que me tocó con una rubia muy alta y esta cabra que era Miss Chile. Me sentía como Don Francisco, fue muy divertido.
—¿Qué hay de cierto o de mito que esa U es súper fascista?
—Había profesores muy fachos, una compañera una vez fue con un peto y el profesor enloqueció y le empezó a preguntar si creía que estaba en un prostíbulo. Ese profesor fue embajador en dictadura. La mayoría eran de la extrema derecha pinochetista, que tuvo cargos en la dictadura.
De ahí Belmar hizo la práctica en Lun, donde entrevistó a Tonka Tomicic y Pamela Anderson. Pero su camino iba por otro lado.
—Cuando estudiaba tenía muchas ganas de aparecer al menos un segundo en cámara, o conocer a alguien de la tele, representa cierta magia. Me iba a meter a Canal Copano, Ahí conocí a Sebadilla, lo entrevisté, y me llamó a grabar unos making of de su corto. Así conocí a Felipe Avello, que siempre me había gustado, tuvimos buena onda y grabamos una escena afuera de su casa. Supe su dirección. Entonces le hice un sobre con varios artículos y columnas que había escrito, incluida una entrevista falsa a él. Después de un mes me llamó y me pidió que lo ayudara en unos videos que estaba haciendo. Eran unos videos para Conspiración Copano donde interpretaba a fanático de los invitados, como Villouta, Cavada y Gonzalo Yáñez, era una joda en realidad.
—¿Y las gigantografías Daniel, qué haces en esas gigantografías de Bachelet?
—Ese afiche pertenece a la campaña Chile de todos. Soy bien amigo de Francisco Vidal, lo he entrevistado varias veces. Un día me llama y me dice que están haciendo unas fotos con Bachelet y me da la dirección de una agencia. Me tomaron las fotos, yo pensé que no había quedado en nada y un día me llamó mi abuelo que está en Viña porque había visto la gigantografía. Fue fantástico, para mí que soy un acérrimo defensor de Bachelet, poder salir ahí. Ha sido súper emocionante. La mayoría de los candidatos pagan millones por salir en afiches con Bachelet, y yo lo logré gratis, o sea que tengo la carrera política hecha casi.
—¿Me estás diciendo que planeas una carrera política, Daniel?
—Los medios tienen un asunto atractivo, pero tienen un lado muy negativo y es que la pega es inestable, con condiciones laborales cuestionables y mala remuneración. Entonces de alguna manera me gustaría seguir haciendo cosas divertidas pero con estabilidad económica. Te doy un ejemplo, un compañero de generación, que no era muy brillante, pero sí muy de derecha, actualmente gana un poco más de dos millones trabajando en un ministerio porque él es militante RN. Mi idea es trabajar en el próximo gobierno, no significaría nada contradictorio porque yo soy de verdad y genuinamente militante de centro izquierda. Mi intención es trabajar en el próximo gobierno.
—Qué te puedo decir, es un excelente plan.
—He tenido muy buen feedback además. Señoras bacheletistas dicen que me encuentran súper mino, en todo Chile. Me han agregado muchas a facebook. Pero para esto hay que ser fanático. Vuelvo al ejemplo de mi amigo del ministerio: Le ha tocado trabajar en la avanzada Presidencial y una vez en un homenaje a Guzmán le tocó revisar el lugar para que no haya funas o cosas, y una vez que llegó Piñera llegaron unos estudiantes a hacer una suerte de funa y le tocó empujarlos y sacarlos de ahí gritándoles «comunistas de mierda» y cosas así, lo que quiere decir que la pega esa implica un compromiso fanático. Y yo, estoy más que dispuesto a gritarle cosas y a empujar gente por Bachelet.