Canal 13 estrenó nueva temporada de Los 80
Este domingo comienza la quinta temporada de Los 80 y Daniel Muñoz empieza un nuevo proyecto audiovisual. Se trata de un filme de Miguel Littín al que fue invitado por las nobles características de su personaje en la serie de Canal 13. Su papel: interpretar a Salvador Allende inmerso en los pasajes más escabrosos de la historia.
De lejos se puede identificar a Daniel Muñoz caminando engullido en un chaleco negro y una bufanda de colores, que no dejan pasar desapercibido al que fuera dueño de los personajes más divertidos de los 90 y hasta hace poco voz del conjunto 3×7 veintiuna (donde fue reemplazado por el cantante Mario Calderón).
Juan Herrera, como es conocido en Los 80, presume sus 46 años a sabiendas de que su rostro no lo delata. Las únicas arrugas que luce son las de su frente, las que siempre acusan una exclamación: una queja, un frenesí.—¿Notaste un cambio de temáticas en la televisión abierta desde que apareció Los 80?
—Se ha producido una apertura no solo con Los 80, ya que hay otro tipo de series donde cuentan lo que pasó en esos años. Pero siento que la serie ayudó por la forma en que fue presentada, no tan radical, sino que desde el punto de vista de la gente común y corriente, la que justamente no quería estar inmiscuida en el asunto y que, por los sucesos, lo fue haciendo y no lo dejó pasar. Eso generó una especie de aceptación de todas partes y tranquilizó un poco las aguas, lo que generó que se hicieran otros proyectos como Los archivos del cardenal (TVN), por ejemplo.
—Cuando dices que «tranquilizó un poco las aguas», ¿te refieres a que se pudo hablar del tema sin agarrarse de las mechas?
—Es que de hecho Chile necesita esa catarsis de tocar el tema y hablarlo. El mismo hecho de que saliera un documental de Pinochet habla de que todos quieren dar su opinión, ya sea de un lado o de otro. Todos creen que falta algo por contar y un tema del cual hablar. Aquí es necesario pensar qué es lo que pasó y respetarse en cada visión.
—Hay algunos más extremos que incluso cuestionan la transición.
—Sobre eso creo que hay una historia que contar, esa transición y ese cambio no fue tal. Yo me siento absolutamente decepcionado de lo que ocurrió, muy engañado. Creo que lo administraron de manera pésima, justamente para dejar tranquilo al enemigo. Anularon todo tipo de manifestación y son las mismas que ahora están saliendo por todas partes a través de la tecnología.
—¿Influyó la liberalización del mercado en este acuerdo tácito entre los partidos?
—La influencia capitalista-consumista es evidente. Esto es lo que transformó la cara de Chile y la forma de ser de ellos, de lo que eran a lo que son hoy día. En ese sentido, la serie da la posibilidad de que el chileno se compare para bien o para mal. Eso tiene que ver con lo político de la serie y porque el fantasma de Allende está penando en este momento en La Moneda. Todo lo que él pensaba, todos los proyectos que fueron descarnados por la derecha en ese momento, resulta que hoy los toman y se vuelven a hacer cargo de eso. La Concertación fue como un personaje insípido que pasó.
—¿Por qué crees eso?
—Es que fueron cobardes para asumir la responsabilidad social que tenían. Lagos para mí fue el ejemplo más claro: desde que apuntó con el dedo a Pinochet a lo que se transformó después —firmando papeles para autorizar cosas como el Costanera Center o el problema de ferrocarriles del Estado—, te muestra que el poder corrompe y que la esperanza y la alegría que ellos fueron, ese arcoíris que significaba diversidad, era una chapa.
—¿Una campaña publicitaria como se muestra en la película “No” de Pablo Larraín?
—En ese sentido, con lo que he escuchado de la película, está así planteado y mezclado con la realidad que se vivía. La campaña del “No” fue una buena campaña publicitaria. Debe haber existido gente noble que intentó producir cambios, pero que fueron totalmente sepultados por los intereses de la colectividad.
—Lo que planteas está estudiado, la gente está votando por la persona más que por el partido o programa.
—Sí. La cosa pasa porque las personas hoy en día necesitan conocer la vida personal de los políticos. Las instituciones no tienen casi ninguna validez, por eso a Bachelet le va tan bien y a la Concertación le ha ido pésimo. Y se supone que deberían ser lo mismo. Por lo demás, los partidos políticos son lo que fue el ejército: un mero instrumento para conseguir poder. Oye, si ser político es un buen negocio hoy en día para conseguir a la gente que no tiene color político y sólo tiene ideologías.
—¿Qué te pasa cuando abres el diario y ves una pelea entre partidos y políticos por la figura que representa Bachelet?
—Imagino que Bachelet va a ser la próxima presidenta de Chile, pero su gobierno fue pésimo porque todos sus asesores son gente de la Concertación, y por culpa de esa coalición es que Piñera consiguió el poder. La gente estaba decepcionada y no halló nada mejor que tirarse del sartén al fuego. El sistema tiene que estar al servicio de las personas y no las personas al servicio del sistema o las instituciones.
—Pero tú has hecho pública tu simpatía por Bachelet, ¿qué te parece que sea la única carta de la Concertación?
—Personalmente le diría a Bachelet que no cometa el error de ensuciar su imagen enfrentándose a otra candidatura. La gente la quiere. Sé que si no es ella, uno se pregunta quién puede ir, pero yo creo en el movimiento social, creo que es lo más puro y sincero que existe. Desde un caceroleo que se organiza por Twitter hasta algo más masivo. Me cae tan bien la Presidenta que, siento, se embarraría la vida. Quizá es lo que una persona de su carácter haría para poder resolver el problema de Chile.
De Juan Herrera a Salvador Allende
En mayo de este año, en pleno rodaje de Los 80, el cineasta Miguel Littín estaba buscando fondos para una película inspirada en los momentos internos y políticos de Salvador Allende en La Moneda. El nombre del filme es Allende, tu nombre me sabe a hierba, donde Daniel Muñoz interpretará al ex Presidente de la República desde una arista más introspectiva dentro del contexto histórico.
El propósito de Littín es describir lo últimos tres años de vida de Allende no sólo en lo político, sino que también en sus metas personales y lo que tuvo que sacrificar para poder lograr la sociedad que él soñaba. Daniel Muñoz explica que la historia «busca mostrar que el protagonista es el pueblo, los trabajadores y la consecuencia del discurso de Allende: todo lo que hacía era por la gente».—¿Fuiste elegido para interpretar a Allende por tu personaje en Los 80?
—Sí, fíjate. Lo primero que hice, de hecho, fue preguntarle a don Miguel por qué me eligió si yo no me parezco a Allende. Él tenía 65 años y yo tengo 46, o sea, hay un asunto de experiencia que es muy difícil para mí. Él me dijo que no le importaba eso, porque la historia que él quiere contar es de un hombre que se ve en un momento extremo en el que él tiene que defender a los suyos como sea, y Miguel, como vio la serie, dijo «me gusta lo que hace tu personaje». Y eso es lo que él quiere, la manera familiar de contar el golpe.
—Una arista que quizá solo el escritor Eduardo Labarca (autor de Salvador Allende, biografía sentimental) se ha atrevido a indagar y con mucho riesgo.
—Claro, es que uno conoce a Allende con el discurso político, pero acercarse a otros aspectos de este hombre-ídolo, es distinto. Aproximarse al ser humano siempre para un actor es lo mejor. Por eso me gustó el guión, porque creo que está acotado a algo muy puntal, no es ambicioso. Es una historia delicada porque, como te digo, es un personaje diferente para los simpatizantes y detractores, entonces cada persona tiene su visión sobre él.
—Los últimos diez años ha aparecido mucho material audiovisual que habla desde el golpe de Estado hasta el plebiscito con más riesgo, incluso, que los historiadores, ¿qué te parece?
—Es cierto. Es que uno siempre ha escuchado la frase que dice que la historia la escriben los ganadores, pero acá la historia tal cual ocurrió es muy difícil tanto en papel como en cine o televisión.
—¿Y quién gana en Allende, tu nombre me sabe a hierba?
—Históricamente la película no debe estar en lo correcto, porque es el punto de vista de alguien que interpreta la historia. De la misma manera, la historia por parte de historiadores puede ser una recopilación de datos, pero la interpretación es muy subjetiva. Y no por eso deja de ser historia verídica, pero no entregas acontecimientos, sino que una interpretación de ellos. Y, bueno, los guionistas hacen algo parecido.
—Hablando de triunfo político: se dice que Los 80 termina con el plebiscito, ¿es verdad?
—No puedo contar nada (sonríe sabiendo que oculta un secreto), la serie en su totalidad está planteada así. Hay cosas puntuales como la venida del Papa, el triunfo de Cecilia Bolocco o la operación Albania, pero no puedo decir nada más (sostiene la sonrisa).
Los 80 estrena su quinta temporada por Canal 13 este domingo 23 de septiembre después de Tele13. Esta es la canción oficial de la serie interpretada por Camila Moreno.