El progreso del amor

por · Agosto de 2012

El progreso del amor

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Animales follando, cuerpos desnudos, lenguas acariciándose, hombres y mujeres mirándose, bañándose, entre más y más. El tamaño impacta en cada cuadro y, más aún, lo realista que es cada uno. Somos animales. Bestias. El instinto, el deseo y el sexo envuelven a cualquiera que vaya a ver esta obra —que rompe con los esquemas establecidos—, realista siempre, pero con un viaje de excesos, que tiene comienzo, desarrollo y fin.

La sensualidad es la protagonista. Se expresa en las texturas, los brillos y colores. Este complemento va en una flecha que se clava en la pelvis de cada espectador; despertando en él, placer, deseo, fantasía.

A partir de ‘Las alegorías del amor’ de Fregonard y ‘Los bañistas’ de Cézanne o Renoir, José Pedro Godoy pretende llevar al espectador a un estado: el de “la toma de conciencia del erotismo y el amor en la adolecencia”, dice.

“La idea es que ese momento, de ver los cuadros, se remonte a una instancia de conocimiento y sorpresa frente a situaciones que se presentan como algo real y fugaz”. Así, Godoy crea narrativas acerca del amor sensual, homoerotismo y de lo salvaje.

El artista, que pronto cumple 26, no le tiene miedo a los tamaños ni a los formatos. Un cuadro puede ser del porte de toda una pared, pero también de un cuaderno. Vea las fotos o, mejor, vaya al Museo de Artes Visuales (MAVI).

El progreso del amor

Sobre el autor:

Montserrat Olave De la Barrera (@montseolaved)

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