Ella era una chica twee

por · Diciembre de 2014

God Help the Girl es la historia de un verano en que por fin sucede algo en medio de la depresión.

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Parte así: con un grupo de canciones. Hace más de diez años, Stuart Murdoch, líder de Belle and Sebastian, reunió algunos temas que no encajaban con el espíritu de la banda. Nunca los había grabado porque creía que debían ser cantados por mujeres. Esa inquietud de Murdoch, con la voz de Catherine Ireton y Brittany Stalling, se convirtió en el álbum God Help the Girl (2009), el EP Stills (2009) y varios singles.

Las canciones hablaban de una talentosa chica llamada Eve que termina en un hospital psiquiátrico por su anorexia nerviosa. Ahí, alejada de su familia, no duerme porque sus pensamientos la cercan como fantasmas. En medio de esos estruendos mentales, de esa habitación llena de canciones, ve en la música una salida. Una manera de tomar de nuevo el camino o hundirse aún más. God Help the Girl se podía entender como un soundtrack involuntario, como el guión de una película destinada a no ser filmada.

Hasta que Murdoch pensó que rodar una cinta era una extensión natural de hacer videoclips y escribió y dirigió la adaptación cinematográfica de God Help the Girl que fue estrenada esta semana por In-Edit Nescafé en Chile.

Y el resultado es un nuevo ícono de un movimiento llamado twee, un invento que, supuestamente, es la superación de lo hipster. Sus íconos son esperables, los mismos nombres que se han paseado por lo indie y lo hipster aleatoriamente: Wes Anderson, Zooey Deschanel y su mierda de página hellogiggles.com, Morrissey, J. D. Salinger, la novela Submarine (2008) de Joe Dunthorne —y la adaptación cinematográfica del mismo nombre de Richard Ayoade en 2010— y los mismos Belle and Sebastian.

twee

¿El culpable del nuevo concepto? Marc Spitz y su libro Twee: the gentle revolution in music, books, televisión, fashion and film (2014). Según Spitz, los twees «no tienen capacidad para la maldad, pero es inevitable que sean anti-hipster y detesten lo cool». Y sigue: «los hipsters se creen intelectualmente superiores, carecen de conciencia ecológica o salen sin freno por las noches, mientras que un twee visita a menudo a su abuela, recicla, mantiene los vínculos con su infancia, no es cruel, respeta a los geeks, protege a los nerds, pasea en bicicleta, puede enamorarse locamente de una página web e incluso podría identificarse con la virginidad».

God Help the Girl tiene esa misma moral despreciable, aunque a ratos —en los momentos más graciosos del filme— parece reírse de ello, reniega como quien se escuda de manera automática. Lo demás, una sucesión de clichés: Eve (Emily Browning) se escapa de la clínica psiquiátrica para ir a Glasgow y convertirse en una gran música. En el camino conoce a James (Olly Alexander), un chico que también compone, quien le presenta a Cassie (Hannah Murray), su alumna de clases de guitarra; todos ellos, finalmente, deciden formar una banda llamada God Help the Girl.

A ratos, la película de Murdoch es irritante, cursi, lesa y dulce hasta ser empalagosa; quizás, los mejores momentos vienen de la mano de la depresión, de la anorexia, de la soledad, del hospital psiquiátrico y los antidepresivos. Ahí, hay algo de profundidad dramática, cuando en las encantadoras melodías se filtra el dolor, cuando los personajes sangran un poco.

Finalmente, God Help the Girl es la historia de un verano en que por fin sucede algo en medio del tedio, de la depresión. Cuando te consume el entusiasmo, hay buenos amigos y las posibilidades son infinitas. Ese momento exacto, la alegría que antecede a la decepción, tan fugaz como irrepetible.

Ella era una chica twee

Sobre el autor:

Javier Correa (@__javiercorrea) es periodista y coescribió «Nunca cumplimos 30. Una historia oral del Canal 2 Rock & Pop» (2018, @librosdementira).

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