Eric Hobsbawm: lo que pensaba, pero no por qué lo pensaba

por · Marzo de 2022

La biografía de un historiador podría ser algo que solamente atrajera a los especialistas. Salvo si ese historiador es un personaje en sí mismo. En Eric Hobsbawm, una vida en la historia (Editorial Crítica, 2021), otro historiador reputado, Richard J. Evans, entrega una biografía autorizada de Hobsbawm, lo que el reseñista considera un hito mayor.

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Por Emile Chabal. 
Traducción: Patricio Tapia
 

Cuando murió en 2012, Eric Hobsbawm era uno de los historiadores más conocidos del mundo. Él hizo contribuciones emblemáticas en una variedad de campos históricos superpuestos, desde la historia del trabajo hasta la historia del nacionalismo. Cientos de miles de personas en todo el mundo habían leído sus libros. Y había desarrollado una red inigualable de contactos en las Américas, Europa occidental y el sur de Asia. Sin embargo, a pesar de toda su fama, hay una escasez asombrosa de trabajo crítico sobre su vida y sus ideas. Por su rango de intereses, su ambición y su compromiso de larga data con el marxismo, se ajustaba casi perfectamente al tipo ideal del intelectual europeo del siglo XX, pero no ha habido ni de cerca el mismo grado de compromiso académico con él que el que ha habido con figuras como Pierre Bourdieu, Hannah Arendt o E.P. Thompson.

La publicación de la biografía autorizada de Hobsbawm por Richard Evans representa, por lo tanto, un hito mayor. Por primera vez, un académico reconocido ha utilizado material de archivo recientemente disponible para darnos una idea del mundo interior de Hobsbawm y las complejidades de su larga carrera. Con la ayuda de un equipo de asistentes de investigación, Evans se sumergió en los papeles de su biografiado y desenterró un tesoro de anécdotas y documentos, muchos de los cuales se han complementado con entrevistas con amigos y colegas. Es un testimonio de la riqueza del material que el libro tenga más de 800 páginas.

El enfoque de Evans en la tarea de la biografía es convencional. Presenta la vida de Hobsbawm de manera cronológica y explícitamente se propone analizar sus “experiencias personales”. Cada capítulo se centra en un período diferente, en la mayoría de los casos manteniéndose muy cerca de los contenidos del archivo. Esto funciona bien cuando el archivo contiene material interesante. No es sorprendente que Evans le dé mucha importancia a los diarios, las cartas y los bocetos que Hobsbawm escribió cuando era adolescente durante la Segunda Guerra Mundial y principios de la década de 1950. Todo esto ofrece un avistamiento extraordinario a la mente joven de Hobsbawm. Él compartió sus angustias, sueños y esperanzas frustradas en las páginas de sus diarios. También habló sobre los lugares a los que fue, las personas que observó a su alrededor y las amantes que tuvo (o no). En otras manos, este tipo de material podría haber estado sujeto a un análisis psicológico detallado, o uno basado en la historia de las emociones, pero Evans prefiere dejar que los documentos hablen por sí mismos. Él los cita extensamente, a menudo con poco o ningún comentario adicional. A veces, logra una lectura irresistible, mientras viajamos desde el dormitorio adolescente de Hobsbawm en Londres hasta los lúgubres clubes de striptease del Soho de posguerra.

La dificultad de este enfoque más bien empírico del material de archivo es que no le permite a Evans hacer preguntas importantes sobre la vida de Hobsbawm. ¿Qué tipo de formaciones sociales, culturales y de género le permitieron emerger como un intelectual prominente? ¿Por qué se hizo tan famoso? ¿Por qué siguió siendo un comunista con carnet, a pesar de ser tan heterodoxo intelectualmente? Estos temas no se tratan adecuadamente en el libro, especialmente cuando la narración avanza cronológicamente y el material de archivo se vuelve menos introspectivo. Como han señalado muchos reseñistas, los capítulos finales consisten en gran parte en discusiones sobre derechos de autor, acuerdos sobre libros y encuentros intelectuales de alta potencia. Esto refleja el tipo de documentos que se encuentran en el archivo de Hobsbawm y la imagen que él mismo alimentó en sus reminiscencias y memorias. Es una pena que Evans no interrogara el archivo más atentamente y fuera en contra de la auto-modelación del “gran” intelectual. 

Una de las formas en que Evans podría haber hecho esto habría sido interactuando con las ideas de Hobsbawm y las redes, influencias y estilos conceptuales que lo convirtieron en un escritor tan persuasivo. Desafortunadamente, hay muy poco de esto en el libro. Las discusiones de Evans sobre los escritos de Hobsbawm se limitan a breves sinopsis de cada una de sus principales publicaciones y una inspección de reseñas de libros. Rápidamente pasa por alto varios momentos cruciales en el desarrollo intelectual de Hobsbawm, como el intenso aprendizaje entre pares en los grupos de lectura de estudiantes a fines de la década de 1930 en Cambridge y París, la camaradería intelectual compartida del Grupo de Historiadores del Partido Comunista y el encuentro de Hobsbawm con grupos específicos de estudiosos británicos, franceses, italianos, peruanos y estadounidenses. Esto da la impresión de que Hobsbawm era un estudiante y académico excepcionalmente brillante arando un surco solitario. Tal visión es engañosa. Si bien él claramente tenía, como argumenta convincentemente Evans, un universo mental altamente individual e idiosincrático cuando era adolescente, fue profundamente moldeado por los contextos intelectuales y las personalidades con los que se encontró desde finales de la década de 1930 en adelante.

Esta biografía, entonces, ofrece un relato completo y extremadamente bien documentado de la vida de Hobsbawm. Sin duda, servirá como la referencia estándar en los años venideros, al menos debido a la gran variedad de material que Evans ha podido reunir en un solo volumen. Pero, a pesar de algunas revelaciones sorprendentes sobre las fantasías adolescentes de Hobsbawm y su infeliz vida sexual en la década de 1950, deja muchas preguntas sin respuesta. Al final, este es un libro que nos dice mucho sobre qué pensaba Hobsbawm, pero muy pocas veces nos dice por qué lo pensó.

Artículo aparecido en la revista International Affairs 95-5 (2019).

Eric Hobsbawm: lo que pensaba, pero no por qué lo pensaba

Sobre el autor:

PANIKO.cl (@paniko)

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