Felipe Pizarro, ilustrador digital: «Los lentes 3D son la puntita del chaleco»

por · Diciembre de 2010

Habla el creador de “Ser fantástico”

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El 3D puede ser una tecnología muy odiable. Yo nunca vi una película en tres dimensiones: siempre me pareció como esa gente fea que se llena la pinta de artilugios para esconder lo que siempre se termina mostrando. La ropa de marca, los aros brillantes, las chala-botas, los jeans decolorados; nada de eso va a esconder tu deformidad, tu pelo indomable o el rollo que se asoma bajo la polera que dice I LOVE SEX. La diferencia está en que la gente no eligió ser fea, mientras que una película mala sí.

Eso me pasa con el 3D: es una vieja fea mal maquillada.

Pero como en todos los ámbitos y disciplinas de la vida, hay gente que sabe ocupar los materiales y las técnicas, que les da un valor agregado, que se maquilla bien. El chileno Felipe Pizarro es uno de ellos: después de un largo recorrido por distintas universidades y escuelas, terminó siendo un experto en la animación digital y, sin ser un famoso, hoy se le puede considerar como uno de los capos del 3D en Chile.

Hay que hacer una distinción, sí: cuando hablamos de 3D, se puede hablar de dos cosas distintas al mismo tiempo. Está la animación en 3D (Pixar, Dreamworks) o la tecnología chula de los lentes, lo que decíamos hace un par de párrafos. Pizarro se especializa en la primera, pero no por eso va a dejar de hablar de la segunda.

Desde los 14 años que está estudiando: partió en Arte en el vespertino de la Católica, luego se metió a teatro, después a la Escuela de Cine (era entretenido, pero muy despelotado y desorganizado, clases donde no llegaba el profe, muy poco riguroso) y más después hizo Comunicación Multimedia en la del Pacífico. Esta última carrera la estudio, dice, “para sacar algún título de una vez. De chico me armo yo mis compus, elijo las piezas y todo, y trabajo con programas de diseño desde pendejo, entonces ya me manejaba terrible de bien. Pero me exigían poco. Yo creo que a mucha gente le pasa eso, que entra a la u pero le exigen poco, quiere que lo pongan en tensión, pero al final casi siempre son energías mal distribuidas”.

El gran súper éxito de las universidades privadas, o la prolongación del colegio.

Sabiendo que todavía quedaba mucho por aprender, postuló a una escuela en Francia de animación digital.

—Busqué las mejores del mundo —dice en su culísimo departamento-estudio, tan bacán que al entrar me pregunto de inmediato qué es lo que estoy haciendo mal en mi vida, dónde están mis talentos—. Busqué en Estados Unidos, Canadá, Inglaterra y Francia. Estuve averiguando todo, y me decidí por la de Francia. Es una escuela súper pelúa de quedar, y fue un honor y la media oportunidad. Es una escuela que está al sur de Francia, y es como de artes mezcladas. Dirigido a la animación digital pero ponte que tenía clases de mimo, de arcilla, de pintura, de ilustración, de guión, súper completo.

El trabajo de Felipe es interesante, porque como él dice, no fue un computín que se pasó al dibujo, sino un dibujante que se hizo computín para animar sus dibujos. Su corto de egreso tuvo mucho éxito en circuitos independientes y en festivales. Ganó varios premios en Francia, China y Brasil, lo invitaron de Rusia y otros países, y se quedó trabajando en París para una agencia. Pero volvió.

“Estoy ahora haciendo criaturas para la próxima película de Jorge Olguín, la primera en 3D de Chile. Yo trabajo como externo, haciendo el diseño de las criaturas. Es como de criaturas de la naturaleza, tipo Laberinto del Fauno, medio mitológico, basadas en los elementos. Son seres naturales pero salvajes. La película quieren que salga en octubre o noviembre del otro año, y yo tengo que terminar las criaturas como en marzo”.

¿Pero qué opina alguien que está metido en el medio, que vive de la animación digital, del 3D, de los lentecitos y el sonido de los niños malcriados masticando cabritas, de los siniestros avances tecnológicos, del futuro de la humanidad cada vez menos humanizado, de los hologramas y la poca profundidad que tiene la discusión tridimensional? Acá vamos.

El 3D y el arte

“El arte en general está tomando una línea, un enfoque que a mí no me interesa, que es una propuesta filosófica o sicología o sociología más que una cosa plástica. Es más teórico, mucha justificación, y es algo totalmente válido, que no miro en menos, pero no es lo que yo quiero. Lo encuentro muy sectorizado, como que siempre el arte se mueve en ciertos grupos y no sale de ahí. La propuesta del artista termina siendo conocida por unos pocos que lo siguen, una élite muy chiquitita, y no hay una comunicación más directa entre la creación del artista y el público.

“La idea del 3D, supuestamente, es aumentar el nivel de inmersión que uno pueda tener con el mundo que te ofrece la película. Yo no encuentro que sea así, en todo caso. Todavía no encuentro que el 3D con lentes tenga de verdad un plus así realmente fuerte. Esta cuestión existe hace muchos años pero ahora la están masificando, se ve muy rica la imagen y todo, pero en cuanto a narrativa no sé si sea tan inmersivo, o tanto más inmersivo que antes. Le falta todavía. Hoy hay tecnologías en desarrollo que van a lograr un nivel de inmersión mucho más grande que ese. Por ejemplo la realidad aumentada.

“Están también saliendo tecnologías holográficas, que son carísimas de hacer ahora, pero igual es algo que se viene sí o sí. Sony, por ejemplo, está desarrollando una tecnología holográfica a través de varios proyectores. Hay una demostración que hicieron con una especie de dragón saliendo debajo del agua en Japón. Está proyectado holográficamente en tres dimensiones y es impresionante, se ve la raja. O no sé, en los teléfonos celulares ya están como en la Guerra de las Galaxias, que aparece alguien proyectado del teléfono hacia arriba. Todo eso está desarrollado, pero es terrible de caro. Es imposible de implementarla hoy a nivel masivo. Pero eso es lo que se viene. El cuento de los lentes es la puntita de la tirita del chaleco”.

El oscuro y misterioso futuro tecnológico

“Quizá en un tiempo más vai a salir a la calle, con unos lentes, y vai a ver a tus amigos con su avatar en vez de sus cuerpos. Con la realidad aumentada ya se está pudiendo hacer eso. Ahí hay un nivel de control que puede resultar diabólico.

“Es bien extraño, porque si uno lee textos más místicos o textos antiguos, es como si estuviéramos replicando habilidades que se supone que los humanos tenemos escondidas, como la telepatía. Y las estamos replicando con tecnología. Estamos empujando la weá a un nivel heavy. Hay una tecnología, por ejemplo, y que está desarrollando hace tiempo, en donde leen las ondas y vibraciones que produce el cerebro cuando emite una señal, un pensamiento. Por ejemplo, si pensai en naranjo, hay una vibración que se produce en tu cerebro que quiere decir ‘naranjo’, que se puede decodificar. Lo hicieron con ratones, pero hay una mini-librería de señales que serviría en el futuro para leer tu mente. Con esta tecnología están desarrollando una weá muy siniestra, que es un collar que se pone y que va leyendo tus vibraciones, las ondas que genera la sinapsis, y si estai, por ejemplo, perdido en una calle en Japón, el coso lee que tú estai perdido, antes de que seai capaz de producir la frase ‘estoy perdido’ en tu cabeza, y la weá te genera todos los datos que necesitai para dejar de estar perdido: la calle en la que estai, la ruta que tenís que seguir pa llegar donde querís llegar, etc. Es una weá muy pelacable, pero es el mundo que quizá se viene. Hay un alejamiento de lo esencial, algo muy falso en todo eso. Es súper peligroso. Mucha gente ahora sabe ocupar un computador pero no sabe plantar una papa, entonces en ese sentido es muy engañosa la tecnología”.

Su exposición y la discusión que debería estar pero no está

“Lo que quiero promocionar un poco en la exposición es que sería la raja que más artistas pudieran meterse a estudiar el 3D, o las herramientas de escultura y animación digital. Así como en algún momento apareció la fotografía y fue como ‘oh la weá diabólica, esa weá va a matar la pintura, es una mierda, es facilista, va a hacer perder toda la magia, etc.’, siento que con las técnicas digitales también hay un pequeño prejuicio de parte de los artistas. Pero si pudieran entender las capacidades que esto te permite, es la raja. Esto te permite trabajar materialidades que no podís trabajar en real: podís hacer un brazo que sea de metal, que después salga y se transforme en cristal, después en líquido, después en fieltro, en lana, y hacer un personaje que esté mezclado de todos estos materiales, y las texturas… tenís una infinidad de control sobre la materia que es súper bonito explorar.

“También te permite entrar en otros discursos y discusiones, como el de la concepción de la realidad y cómo está compuesta; qué es lo real y qué es lo que no. El 3D siempre se usa para weás más frívolas, pero yo me metí a estudiar esto, por un lado, porque tengo un rollo con la realidad, con la conformación de la realidad. Me apasiona mucho eso a pesar de que todavía no entiendo nada. Y, por otro lado, porque quería contar historias en las que hubieran personajes y quería mover mis personajes, y como el nivel de detalle en mis trabajos es muy alto, con la animación 2d tenía que reducir las líneas y trazos para poder animar cuadro a cuadro. En la 3D podís meter todo el detalle que querai y ponerlo en movimiento dentro de un mundo súper complejo y eso lo encontré apasionante. La lata es que se ocupa siempre para la misma weá”.

Ha dicho.

Felipe Pizarro, ilustrador digital: «Los lentes 3D son la puntita del chaleco»

Sobre el autor:

Cristóbal Bley es periodista y editor de paniko.cl.

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