Fontanarrosa: Puro fútbol, pura pasión

por · Agosto de 2013

Roberto Fontanarrosa no solo fue escritor sino que fue uno de los ilustradores y humoristas más destacados de Argentina. Puro fútbol (Planeta) es una compilación de sus cuentos sobre el deporte más popular del mundo.

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El “Negro”, Roberto Fontanarrosa (1944- 2007), no solo fue escritor sino que fue uno de los ilustradores y humoristas más destacados de Argentina. Puro fútbol (Editorial Planeta) es una compilación de sus cuentos sobre el deporte más popular del mundo. Por años no fue posible conseguirlo porque Ediciones de la Flor, su editorial histórica con la que publicó todos sus libros, dejó de imprimirlo. Ahora Planeta lanzó varios de sus títulos por lo que al fin los fanáticos del Negro pueden deleitarse con sus relatos.

Puro fútbol nos da una muestra de su estilo: historias comunes de personas simples, la vida de barrio, el uso de un lenguaje popular como el de los hinchas de barras bravas y sobre todo, un humor exquisito. «De mí se dirá posiblemente que soy un escritor cómico, a lo sumo. Y será cierto. No me interesa demasiado la definición que se haga de mí. No aspiro al Nobel de Literatura. Yo me doy por muy bien pagado cuando alguien se me acerca y me dice: me cagué de risa con tu libro», dijo una vez Fontanarrosa. Y la verdad es que este libro es para recagarse de la risa. Casi todos los cuentos logran sacar sonrisas y carcajadas.

En Latinoamérica la tradición de narradores que escriben de fútbol es amplia. Osvaldo Soriano, Mario Benedetti, Eduardo Galeano fueron contemporáneos del Negro que se atrevieron a contar historias futboleras. La posta ha sido tomada por el argentino Eduardo Sacheri y el mexicano Juan Villoro. Ambos coinciden en algo: Fontanarrosa es Dios. Y no es que yo le esté poniendo color, es que realmente ha escrito algunos de los mejores cuentos de fútbol jamás escritos. Tiene un oído fenomenal para contar diálogos sabrosos, muy de conversaciones futboleras en cafés, de esas que todos alguna vez hemos tenido con nuestro grupo de amigos. Además sabe capturar todo el folclore que hay en torno al fútbol profesional y amateur: los relatos de comentaristas deportivos, las pichangas en los potreros, esas canchas de tierra en la que juegan los equipos de barrio, las cábalas de los hinchas y los esfuerzos por seguir a su equipo, en definitiva la quintaesencia del deporte rey.

La mayoría de las historias que narra están muy bien construidas, con personajes tan reales que dan la impresión de que son vecinos que conoces. “La observación de los pájaros”, “Memorias de un wing derecho”, “Wilmar Everton Cardaña, número 5 de Peñarol” son cuentos extraordinarios. Pero sin duda su estilo llega a su punto más elevado con “19 de diciembre de 1971”, un relato que roza la perfección.

Fontanarrosa era fanático de Rosario Central, el equipo de los humildes de Rosario, Argentina (sus hinchas son reconocidos como “los canallas”). Y ese fanatismo se ve reflejado en varios de sus cuentos. En “19 de diciembre de 1971” cuenta cómo un grupo de canallas fanáticos se dan cuenta de que hay un viejo que nunca en su vida ha visto perder a Rosario Central en el clásico de la ciudad contra Newells (conocidos como los leprosos) y deciden raptarlo para llevarlo al estadio como una especie de cábala para asegurarse de que Central gane. Parte así: «Sí, yo sé que ahora hay quienes dicen que fuimos unos hijos de puta por lo que hicimos con el viejo Casale, yo sé, nunca falta gente así. Pero ahora es fácil decirlo, ahora es fácil. Pero había que estar esos días en Rosario para entender el fato, mi viejo, que hablar al pedo ahora habla cualquiera. (…) Hay que entender que no era un partido cualquiera, hermano, era una final final. Porque si bien era una semifinal, el que ganaba después venía a jugar a Rosario y le rompía el culo a cualquiera. ¡Y cómo estaban los lepra! ¡Eso, eso tendrían que acordarse ahora los que hablan al reverendo pedo y nos vienen a romper las pelotas con el asunto del viejo Casale! ¿No se acuerdan esos turros cómo estaban los lepra? ¿No se acuerdan ahora mi viejo? Había que aguantarlos porque se corrían una fija, pero una fija se corrían, hermano, que hasta creo que se pensaban que nos iban a llenar la canasta (…) ¡Pero porque no se van a la concha de su madre! ¡Qué mierda nos van a hacer cinco esos culosroto!».

En “La observación de los pájaros” vemos a un hincha canalla que no pudo ir al estadio a ver el clásico de la ciudad contra Newells, que no puede escuchar por la radio el partido porque no aguanta la incertidumbre y mientras camina busca indicios de lo que pasa en la calle para saber el resultado: «Uno abre la puerta y sale a la calle con un infierno escarbándole las entrañas. Afuera, la siesta del domingo transcurre silenciosa y quieta, como si no pasara nada. Y no pasa nada, hermano, no pasa nada. Si después de todo, es apenas un partido más. Un partido más entre los miles de partidos que han jugado los clásicos equipos rosarinos. ¿O acaso uno piensa o alguien se acuerda de cómo salieron en el primer partido del año 75? ¿O en el segundo? Ni uno mismo lo sabe. Ni se acuerda. Son emociones momentáneas, pasajeras. Intensas pero fugaces. Un dolor profundo, una alegría enceguecedora pero que al día siguiente ya se va, desaparece sin dejar huellas físicas visibles».

El lector que se anime a conseguir este libro podrá encontrar momentos de diversión asegurada. Si bien se trata de historias de fútbol, no hay que dejarse engañar pues son postales de la vida, tienen una mística especial que retrata el valor de la amistad, la pasión y el sentimiento que se puede sentir por un equipo y toda la épica de los deportes.

Fontanarrosa: Puro fútbol, pura pasión

Sobre el autor:

Juan Díaz

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