Gepe, bacán tu lanzamiento

por · Octubre de 2012

Así fue el lanzamiento de GP

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Después de regatear el precio del estacionamiento, mis tres gepiantes acompañantes y yo, nos dispusimos a caminar el par de cuadras que nos separaba del Club Chocolate en Bellavista. Al llegar quedamos sorprendidos de la larga fila, que un buen rato antes de que abrieran las puertas ya se desparrama por Ernesto Pinto Lagarrigue hacia el sur. Un montón de gente que, como un augurio, sugiere que algo especial va a pasar, que nos encontramos exactamente en el lugar donde hay que estar, en el momento en el que hay que estar.

// Reseña: Sebastián Ramírez • Fotos: Daniel Olivares.

Para abrir, Dj set de Javiera Mena como sorpresa. Me enteré en el lugar. Los seguidores de la red social del pajarraco celeste sabían hace rato. Llegar temprano al local, tarde a la noticia. Aparece el humo y las luces se centran en el escenario. La primera en sonar, como era de suponer, es su último single: En la Naturaleza (4-3-2-1-0), el que además abre su nuevo trabajo, GP. La instancia es precisamente el lanzamiento en sociedad de un esperado larga duración, que luego de escucharlo solo unas cuantas veces online y de verlo expresado en vivo, me dejan pocas dudas de que generará gran aceptación y goce de parte de todos los que disfrutamos de la música de Daniel Riveros.

En la relativa oscuridad del lugar algo pasa que todo se ve y siente brillante. La respuesta más básica es que hace un calor comparable al de un vagón de metro durante el verano, lo que sumado a las luces, produce un brillo en la piel del respetable (¿de verdad los dueños de la ex Rockola creen que la temperatura del local está bien?). Ahora, dándole una pequeña vuelta, la performance de Gepe y sus secuaces desprende una iridiscencia especial, brillos y colores definitivamente más profundos que los emitidos por los equipos de iluminación. Me inclino por la segunda opción.

Está lleno, tanto así que el pseudo VIP del segundo piso hace rato que dejó de ser un lugar especial. La barrera tipo fila de banco tuvo que ser abierta y dar lugar a la masa Gepista ansiosa de piscola y música. El público no es muy diverso, eso sí, la estética predominante es la de auditor(a) de cierta radio del final del dial con nombre que evoca al punto donde el mar y el cielo se funden. Al frente del espacio reservado, un stand de champaña abastece de lubricante social en copas de plástico a los que no pueden o quieren pagar. Los apernados del sector, al rato, se notan enguatados en espumante.

El convocante y anfitrión está vestido con polera y pantalón negros, junto con una chaqueta corta blanca con un entramado incaico en la espalda. Tiene un look de Elvis-torero-andinoide. Se le ve flaco, o al menos más que las últimas veces que lo vi tocar. No es sorpresa el manejo absoluto de su puesta en escena. Sonríe, canta y baila derrochando energía. Está contento y da la impresión de que hasta este momento estaba enjaulado, ansioso por mostrar oficialmente su trabajo nuevo. Oficialmente, porque varias canciones ya las había mostrado en otras instancias de promoción de GP.

El local está hipnotizado con un Gepe exultante que, en su máxima expresión, baja del escenario para ser levantado por los brazos de la audiencia en un improvisado crowd surf. El delirio se apodera y la devoción de su público se hace sentir en la expresión más física, convirtiéndose todos en una unidad. Luego del que asoma como el momento sublime de una noche estupenda, se escucha un “gracias, siempre quise hacer eso”, desatando una ovación.

La interpretación de los nuevos temas denota algunos tropiezos esporádicos; no relevantes por cierto, pero dan cuenta de que la banda liderada por Gepe aún requiere aceitarse y entregarle más potencia a las canciones del disco. A los ya estables Pedropiedra, Gonzalo Yáñez y Felicia Morales, se suma una nueva tecladista -Abiertamente te pido disculpas, no entendí tu nombre y no lo anoté, por lo que no podré darte el crédito en esta crónica-.

Alejandro Palacios, músico de Protistas es el invitado para que, en segundo plano, toque trompeta, instrumento clave en el nuevo sonido que el solista y su crew están mostrando. Es precisamente ese ambiente fiestero el que caracteriza a GP. Fakuta es la otra invitada, una habitué de conciertos y tocatas del multiinstrumentista. Ella es la encargada de reemplazar la voz de la mexicana Carla Morrison en Bailar bien bailar mal y hacer la segunda voz en las interpretaciones de dos covers acústicos, Ojalá que llueva café, del dominicano Juan Luis Guerra, y Doble Opuesto de La Ley, una de sus reversiones más acabadas.

La música suena. La banda no opaca a la voz principal, lo acompaña. Pero los focos están en Gepe y en el cuerpo de baile que, itinerantemente, aparece y desaparece del escenario. Entretenido, carnavalero y tiranesco. Pese a que la improvisación se percibe a ratos, entregan la sensación de que cada uno de los integrantes siente e interpreta, movimiento tras movimiento, su propia audiovisión de la puesta en escena de los músicos. Máscaras, trajes altiplánicos, diabladas luminosas en música moderna, complemento magistral para un músico que siempre pone cuidado en la ecléctica atmósfera que rodea a sus presentaciones.

Luego de haber tocado más de la mitad del disco nuevo y de haber pasado la veintena de canciones interpretadas, suenan los primeros acordes de Los barcos, uno de los temas más requeridos en sus tocatas, y que cierra un lanzamiento que tuvo fiesta, reflexión y muchedumbre. Supongo que no todos lo verán así. El argumento de esa opinión, es recordar un par de horas después de terminado el concierto, las sonrisas y alegría con la que caminamos rumbo al auto, tarareando cada uno alguna de las melodías estampadas en las respectivas memorias.

Gepe, bacán tu lanzamiento

Sobre el autor:

Sebastián Ramírez

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