Guillermo Helo y la infancia marginal

por · Mayo de 2017

Arañas de lo alto. Niñas de la tierra.

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Imposible decir que este año quedaremos cortos de cine local. Hasta la fecha, ya han pasado por la cartelera El Cristo Ciego -Christopher Murray-, Sin Norte -Fernando Lavanderos- y Mala Junta -Claudia Huaiquimilla-, por nombrar solo algunas producciones. La última en hacerlo fue Niñas Araña, primer largometraje del coquimbano Guillermo Helo, quien antes trabajó en televisión como director de las inolvidables teleseries Hippies y Brujas, de Canal 13. «Mi camino comenzó por la televisión ya que de esa manera se dieron mis oportunidades laborales, pero en el fondo siempre quise hacer películas, trabajar como autor. Ahora, más allá del cambio en el lenguaje, lo más difícil es la labor de producción, financiamiento», cuenta Helo.

En Niñas Araña, estrenada en las salas el pasado 11 de mayo, vemos a Avi, Cindy y Estefany, niñas de trece años que viven en la «Toma Modelo» de Peñalolén, cada cual con sus problemas: una está embarazada y solo piensa en el futuro que quiere para su hijo; otra está obsesionada con la fama y la ilusión de salir en televisión; la tercera, está constantemente expuesta a malos tratos de su madre y vive bajo el riesgo de expulsión del campamento por no pagar la cuota que se le exige a todos los habitantes del lugar. La precariedad es parte del día a día pero, en ese contexto, las amigas buscan un escape. Suben constantemente al cerro que está detrás el campamento y lo miran, les repugna. Y así, desde lo alto, se dan cuenta que necesitan algo más, sobre todo Avi, quien pareciera ser la líder natural del grupo. Así, se le ocurre la idea de transitar por otros lugares. Van a un mall del barrio alto y observan todo con mucha distancia. Luego, pasan por fuera de un lujoso edificio y, entonces, deciden aventurarse y entrar. No destrozan ni roban a destajo, sino que disfrutan de la vida que no tienen: comen cosas ricas, se acuestan en camas acolchadas, lucen ropa nueva y de calidad. Encuentran la posibilidad de ser otra persona, escapar de la realidad que las espera en la toma. «Si dios mira para abajo, a estos hueones los ve primero», dice una de las arañitas desde la azotea de uno de los edificios donde entran a robar. Ese es su gran pesar, sentirse marginadas, desplazadas de la sociedad.



La película, inspirada en el bullado caso policial ocurrido durante 2005, fue realizada a partir de la obra escrita en 2008 por Luis Barrales y dirigida por Daniela Aguayo y cuenta con la participación de actores de renombre como Francisca Gavilán, Patricio Contreras y Pablo Macaya. Sin embargo, la elección de las protagonistas no fue fácil. La producción tenía que encontrar naturalidad en la interpretación, sobre todo pensando que no escogerían actrices profesionales. Michelle Mella, Javiera Orellana y Dominique Silva lo lograron. «Si bien es cierto, no son chicas marginales, era importante que tuvieran ‘calle’, que la realidad que iban a interpretar no les fuera ajena», afirma Helo. Una atributo que también buscaron en las locaciones de la película. Decidieron grabar en una toma real, el campamento San Francisco de San Bernardo, por lo que tuvieron que adecuarse al espacio y sus condiciones. «Lo más duro fue filmar de noche-amanecer. Para varias escenas tuvimos que llegar a la locación a las 2-3am para no entorpecer la vida del campamento y al mismo tiempo que ellos con su música de las casas no entorpecieran la filmación. Por las dimensiones del lugar era difícil iluminar. Así que en general se hizo pesado esos días», cuenta, a su vez que destaca la colaboración de los habitantes del campamento. Muchos participaron como extras, prestaron sus casas para grabar o aportaron logísticamente a la película.

Precisamente con esa naturalidad es que Helo espera llegar a la gente, «que el espectador se ponga en la posición de este grupo marginado desde la emoción, desde la humanidad. Que se dé cuenta que los robos, en estos casos, son parte de un problema multi-sistémico del que la sociedad no se ha hecho cargo» y, por eso mismo es que ve como un posibilidad tratar estos temas en televisión, para que sean más masivos: la desigualdad, no solo material, sino de oportunidades que se da en Chile. «Casos como el de las Niñas Araña van a seguir ocurriendo hasta que cambiemos esta sociedad, que empujada por un sistema de mercado usa a los medios como herramientas para vender, promoviendo estándares de vida inalcanzables para algunos con tal de mantener el consumo… El consumo nos consume», afirma el director.

Guillermo Helo no tiene proyectos en camino, pero tampoco niega la posibilidad de abrirse a un nuevo trabajo, solo sabe que deberá enamorarse del próximo tema que decida hacer. Niñas Araña es un proyecto con el cual se casó por cinco años y con el que se comprometió no solo en lo artístico, sino también desde el punto de vista social. «El arte en general puede ayudar a reflejarnos, mirarnos, a veces en lo íntimo otra veces desde lo general y, desde ahí, siempre puede aportar a la discusión», sostiene.



Guillermo Helo y la infancia marginal

Sobre el autor:

Valentina Gilabert

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