Hablemos de Murakami

por · Abril de 2016

En El elefante desaparece, de Murakami, está el embrión de sus relatos más largos en versiones ligeras y más bien crudas.

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Uno sospecha de entrada, al enfrentarse al índice de El elefante desaparece, el nuevo volumen de relatos de Haruki Murakami, cuando el título del primer cuento se lee como el germen de una de sus novelas. “El pájaro que da cuerda al mundo y las mujeres del martes” no es otro asunto que el borrador de Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, el momento en que históricamente Murakami decide terminar con su autoexilio, el de un fugitivo de la fama, cuando sintió la inesperada necesidad de conectarse con su país.

En El elefante desaparece está el embrión de muchos relatos más largos de Murakami, por supuesto, en versiones ligeras y más bien crudas, lejos del oído del cronista de Underground, de la colección de cuentos Hombres sin mujeres —publicada hace solo dos años en Japón— y sobre todo del novelista de Tokio blues, su mejor versión, donde señala el fin de una etapa con el voltaje de la adolescencia, cuando sus personajes aprenden del dolor y deciden qué clase de vida llevarán en el futuro: si trabajar en una transnacional, construir una familia y vender su vida a cambio del ascenso empresarial o encarnar eternamente la figura del outsider.

Los diecisiete relatos breves de El elefante desaparece fueron publicados originalmente entre 1980 y 1991 y dan cuenta de un autor fiel a un mismo tono, atento a los claroscuros de la vida contemporánea, pero sobre todo a los espacios desolados, donde son frecuentes el nombre de Noboru Watanabe —que se repite en varios relatos— y personajes que, básicamente, divagan demasiado.

El relato que abre el libro cuenta cómo un abogado sin trabajo busca desesperadamente por su barrio al gato desaparecido de su esposa. Luego, en “Nuevo ataque a la panadería”, tal vez el mejor logrado de estos cuentos, una pareja de recién casados decide asaltar un McDonald’s en la noche desierta de Tokio. Y más adelante, en “El enanito bailarín”, un obrero de una fábrica de elefantes sueña con un pequeño bailarín que termina apoderándose de su cuerpo (lo que recuerda al enano que baila en los sueños del agente Cooper de Twin Peaks), siempre con esa mezcla de marasmo del comienzo del día y el truco de contar la vida cotidiana como una puerta de entrada al suspenso y el mundo onírico que atraviesa las historias del autor japonés.

En las traducciones disponibles de Murakami, El elefante desaparece es más que nada una anécdota, el pavimento mojado completamente inofensivo frente a la gravilla que significó Tokio blues, un buen punto de entrada para sumergirse o alejarse definitivamente del universo Murakami, una novela donde las mujeres son hermosas por inadaptadas, por hipersensibles, y que llevó a estrellarse a muchos lectores que descubrieron que no solo es posible distraerse o resignarse al dolor de la existencia.

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El elefante desaparece
Haruki Murakami
Tusquets, 2016
344 p. — Ref. $20.000

Hablemos de Murakami

Sobre el autor:

Felipe Ojeda (@paniko).

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