Kanye West – My Beautiful Dark Twisted Fantasy (Roc-A-Fella, Def Jam)

por · Noviembre de 2010

De los infiernos más profundos de la auto-humillación, Kanye West trata de resurgir. Borró su blog, lloriquea por su twitter, se defiende con la mejor música que hizo nunca antes. El Ave Fénix, ese es su tema-lema para su nuevo y cinematográfico disco: My Beautiful Dark Twisted Fantasy. Cada acto (musical, mediático, cinematográfico, textil) tiene […]

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De los infiernos más profundos de la auto-humillación, Kanye West trata de resurgir. Borró su blog, lloriquea por su twitter, se defiende con la mejor música que hizo nunca antes. El Ave Fénix, ese es su tema-lema para su nuevo y cinematográfico disco: My Beautiful Dark Twisted Fantasy.


Cada acto (musical, mediático, cinematográfico, textil) tiene que empujar hacia delante, cueste lo que cueste. Como Lot y su familia escapando de Sodoma, Kanye no quiere mirar para atrás: se convertirá en sal. Con cada disco, y de manera exponencial, rompe las rejas que el hip hop se pone a sí mismo, le sacude los lugares comunes que tiene en cualquiera de sus extremos (comercial y talibán) y lo transforma en un género dócil, emo, enorme y narrativo. Punto de inflexión.

RT @kanyewest: … we’re all products or our environments … reflections of our surroundings…

El ambiente de West fue el propicio para transformarlo en un artista ambicioso. Sin ser rico, vivió una infancia poco hiphopera: clase media, papás ilustrados, no hubo adolescencia delictiva ni drogadicta. Hijo de un periodista ex Pantera Negra y de una mamá profesora, siempre pareció tener claro su objetivo de ser el más bacán. A toda costa. No necesariamente el más vendido, el más exitoso ni el más escuchado: sólo (solamente) el más bacán de la historia. Ahora, los más bacanes siempre están cerca de ser los más odiados. Maradona lo sabe. Mark Zuckerberg lo sabe. Kanye lo sabe. Detestables en público, vergonzosos en sus apariciones, absurdamente autorreferentes en sus opinones. Pero salen con jugadas magistrales, y no queda más que aplaudirlos y rendirse. Con este disco, no queda más que aplaudirlo y rendirse.

RT @kanyewest: I’ve made mistakes I’ve paid the price now it is what it is. I’m gone make this art but I’m not going to be scrutinized as a human being.

“Yo me equivoqué y pagué. Pero la pelota… la pelota no se mancha”. Acá, la música tampoco se mancha. Kanye West hizo el ridículo de la década en unos premios MTV y hasta Obama lo trató de imbécil. Merecidamente. Fue un imbécil. Es un imbécil, probablemente. Pero son los equilibrios de la naturaleza: cómo exigirle humildad, bajo perfil, auto-control y mesura a un genio moldeado por los medios. West, sin hacer música necesariamente masiva (en este disco ninguna canción baja de los 4 minutos, y los mejores temas son los más largos y arriesgados), es lo que es por su manejo mediático: sus lentes en los Grammy, la puteada a Bush en la teletón por el huracán Katrina, sus ropas en la semana de la moda en París, sus videos recargados y egocéntricos, sus peleas con 50 Cent, la muerte de su mamá en una cirugía plástica. Todos sus movimientos son polémicos, y esos conflictos basados aparentemente en su pendejería se resuelven y se entienden en cada disco que saca. Toda esa tensión acumulada en cada payasada televisiva se desata en beats llenos de fuerza, letras rapeadas-cantadas con rabia gutural, donde nada sobra, nada aburre y casi todo conmueve.

RT @kanyewest: New ideas, new ideas, new ideas!!! I am so blessed as a creative to have commercial ideas & to have people I respect, respect them.

La honestidad es básica y molesta. Básica para ser reconocido como un grande, no importan los errores ni las caídas. Kanye se sabe un genio y no lo esconde. Se sabe un artista comercial y no tiene miedo para reconocerlo. No lo hace para pagarse sus caprichos ni con vergüenza: lo hace porque eso es lo que él es. Y la honestidad también es molesta, porque a nadie le gusta ver a otro reconociendo o haciendo valer sus propios méritos. No se trata de chuparse el pico a uno mismo: sólo de darse el crédito de lo conseguido.

RT @kanyewest: I have decided to become the best rapper of all time! I put it on my things to do in this lifetime list!

De ser el mejor rapero está lejos. La historia es cruel con los que se proponen superarla. Pero esa ambición, cuando está trabajada así, ejecutada así, musicalizada así, apoyada así (pocas veces en la actualidad la aparición de tanto invitado (Jay Z, Bon Iver, RZA, Rihanna, John Legend, Kid Kudi y sigue) estuvo más justificada), tiene sus premios. Los está teniendo ya, por lo menos en la recepción. La trascendencia de este disco es identificable rápidamente: haciendo más caso a las manipulaciones y ampliaciones que se hace del hip hop en Inglaterra y Europa, y dándole la espalda al gastado gangsta rap, trata de armarse un espacio donde no lo había. Hip hop cinematográfico, dramático, arriesgado estéticamente y muy emotivo líricamente.

Kanye West
My Beautiful Dark Twisted Fantasy
Roc-A-Fella, Def Jam, 2010

Kanye West - My Beautiful Dark Twisted Fantasy (Roc-A-Fella, Def Jam)

Sobre el autor:

Cristóbal Bley es periodista y editor de paniko.cl.

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