Kings of Leon: un toro mecánico que no bota

por · Marzo de 2015

Algo faltaba. Todo sonaba como debía sonar. Las canciones iban una tras otra sin errores ni conversaciones. La banda sonó impecable. Técnicamente correctos. ¿Quizás demasiado correctos? ¿Quizás un poco, un poquito, fomes?

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Soy fan de Kings of Leon. Sin embargo, mi única aproximación a verlos en vivo había sido por youtube ya que no pude verlos en el SUE hace 10 años. Y el domingo, cuando Lollapalooza 2015 decía adiós con su supuesta mejor carta, yo me emocioné. Me emocioné cuando vi salir al escenario a Caleb Followill (vocalista) y su grupo de hermanos y un primo.

“Supersoaker” de su último disco Mechanical bull (2013) fue la primera canción. La emoción seguía ahí. La gente cantaba (es la canción popular más reciente y ha sido tocada en todos lados), Matthew Followill (el primo, guitarra) sonreía como sorprendido, y los gritos y coros del público se escuchaban fuerte. Sin embargo, a medida el show avanzaba había algo que faltaba. Todo sonaba como debía sonar. Las canciones iban una tras otra sin errores ni conversaciones. Pero algo faltaba.

“Sex on fire” (la canción que conocen hasta los que no conocen a la banda) del disco Only by the night (2008) cerró el concierto y el festival. Entremedio hubo nuevas, hubo viejas, hubo prendidas y hubo canciones relajadas (esas para alzar la mano con el celular prendido), incluso estuvo “Revelry” mi favorita de ellos y que no esperé que tocaran. Pero algo siempre faltó. Esa emoción que sentí al verlos salir al escenario se difuminó entre canción y canción.

Cuando Caleb finalmente rompía el silencio para decir, con su tono muy bajo y sureño, los típicos piropos hacia el público y las típicas promesas de volver, se sentía como un discurso muchas veces dicho y pocas veces sentido. E inevitablemente se me vino el recuerdo del día anterior y un Jack White terminando su show batiendo la guitarra en alto como un loco. Y pensé que eso es lo que uno quiere ver: un artista que parece estar teniendo el mejor día de su vida, haciendo lo que ama. Pero las palabras de Caleb estaban más llenas de la monotonía que siente alguien viviendo un día más en la oficina.

Los fanáticos, quizás los más fanáticos que yo, dirán que es la personalidad de la banda. Que lo suyo no es complacer al público con los trucos de siempre, y que sonar de manera impecable es suficiente. Porque sí, la banda sonó impecable. Técnicamente correctos. ¿Quizás demasiado correctos? ¿Quizás un poco, un poquito, fomes? Aburridos, como un toro mecánico que no bota a nadie.

Fotos: Eleonora Aldea © paniko.cl

Kings of Leon: un toro mecánico que no bota

Sobre el autor:

Eleonora Aldea (@aldeapardo).

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