Fotos y comentarios de la Cumbre folk
El pulso a pulso de la Cumbre del folk chileno en comentarios e imágenes desde Talcahuano, con más de veinte voces y guitarras de palo en escena. De Gabriel Alcayaga a Manuel García, pasando por Camila Moreno, Ángelo Escobar, Chinoy y tantos otros.
// Comentarios: Lucho Tabilo – Fotos: Faby Barrientos
Tortuga de Talcahuano, sábado, 13 horas, interior.
Primera patita. Con una hora de retraso comenzó la Cumbre del Folk Chileno en un recinto que como su nombre lo dice se llenaba lento (pero seguro) como una tortuga. Ya sea por la resaca del carrete, o bien, por el largo pique desde Concepción y alrededores hasta el puerto, que permitieron que el comienzo del evento fuese más bien quieto y apaciguado. Esto se reflejó en que el público que estaba en cancha estuviese sentado escuchando a los artistas.
Los primeros en salir a escena fueron los “juveniles”. Los cantautores de regiones que se hicieron escuchar con respeto por parte de los asistentes. Entre mates, ponchos, banderas y consignas mapuches se presentaron en el escenario Camilo Eque, Gabriel Alcayaga, Carolina Frambuesa, Gastón Gómez, Juanjo Montecinos y Evelyn Cornejo.
Primera polémica. En el escenario tocaban Feliciano “Cachano” Saldías (Protagonistas de la Música), La Chinganera y Ángelo Escobar. Cada uno sentado con sólo su guitarra en mano. En cada ocasión en que la única mujer del grupo se disponía a cantar citaba a algún personaje o cantautor como Violeta Parra y comenzaba con lo suyo. Ante esto, el papayero, Ángelo Escobar, respondió que sería muy fácil para él comenzar a parafrasear a otros artistas, pero él prefería mostrar sus letras un poco más profundas. Tensión en el escenario. Luego él mismo terminaba de entonar un tema y disfrutaba recibiendo los aplausos del público. Aún no terminaban los vítores cuando Feliciano comenzó su última canción y Escobar desenchufa su guitarra y se retira repentinamente del escenario.
En esta primera patita Juanjo Montecinos tributó a los Chancho en Piedra con Da la claridad a nuestro sol, logrando que las parejas comenzaran a besarse. Y los penquistas Gabriel Alcayaga y Gastón Gómez fueron los primeros en poner a bailar y parar del piso a los fanáticos. Se agradece ponerle ritmo a una hora donde todos pensábamos en las piscolas de la noche anterior.
Los consagrados. Desde la media tarde comenzaron a subir al escenario los más destacados de la cumbre. El plato de fondo. A eso de las 6 de la tarde el recinto ya estaba repleto con unas 6 mil personas dentro y las primeras cosechas de abril (pitos mil) comenzaban a decirnos que estábamos en tierras de Jacqueline Van Rysselbergue. Las latas de cerveza que habían entrado fondeadas se hacían sentir en el hálito de los fanáticos y el ambiente estaba relajado, rico, en “buena onda”.
Mauricio Redolés. Viejo zorro. Sólo su guitarra y una taza de café fueron los acompañantes del poeta y músico autor de ¿Quién mató a Gaete? Fue el primero en increpar el gobierno, “La justicia chilena es tan culeada y chuchesumadre” y dio cátedra de cómo hacer una presentación intensa, acotada y llena de éxitos cantados como karaoke por todos.
Rocío Peña. La cantante penquista fundadora de las twitsessions se echó al bolsillo a un público que sabía sus canciones, la reconocía y se sabía querida por todos. Pa´ Olvidar nuevamente fue la excusa perfecta para que las parejas comenzaran a regalonear. Es obvio que la plataforma que le dio Juanita Parra le sirvió para hacerse conocida, pero su talento sobresale por sí solo y con trabajo llegará lejos.
Gepe. Uno de los que pudo tener más hijos por parte del público femenino adolescente. Desde adelante se escuchaban clarito los “Hazme tuya”, “Dame un hijo” y otros piropos. Alrededor de 35 minutos estuvo sobre el escenario el artista nominado al Altazor como “Mejor Artista Pop”, haciendo un repaso por sus éxitos y uno que otro cóver. Sólido. De pasó confirmó que a fin de año saldrá su nuevo material discográfico junto al ex Teleradio Donoso y hoy Odisea, Alex Anwandter.
Nano Stern. Bailó, saltó, gritó. Hizo lo que quiso en el escenario y fue de los más aplaudidos por todos. Colaboró con otros artistas y no había quién lo sacara del escenario. Nadie quería que Stern se fuera… dejo calentito el resto.
Kaskivano. Piolita a un costado del plató vestido con un poncho, mostró talento y pasión. Habían algunos que se preguntaban ¿Y ese quién es?, porque de verdad se sorprendían con la calidad vocal y el contenido de sus letras de otro secreto a voces de la 5ta región.
Joe Vasconcellos. A pesar de que a ratos se notaba cansado, el tiempo no pasa por Joe. Se metió el público al bolsillo y con una armónica le ponía otros sonidos a una tortuga que sólo había escuchado acordes de guitarra. Sus canciones las cantaban hasta los más pequeños del lugar.
Fernando Ubiergo. Quizás esté equivocado, pero desde mi ubicación escuché varias desafinaciones. Un café para Platón fue coreada por todos, pero faltó el clásico que le permitió ganar el Festival de Viña del Mar: El tiempo en las bastillas.
Camila Moreno. ¡La cagó! Fuerza, pasión, talento, pachorra, valentía y actitud. Me atrevería a decir que fue lo mejor de la cumbre. Acá su guitarra transformó la energía de seis cuerdas en toda una banda. Además, su belleza y una voz fenomenal son una combinación que hace que uno se vuelva rendido a sus pies. Como toda una rockstar se bajó del escenario y se subió sin micrófono a unas cajas de la amplificación. Un guardia se le acercó y le pidió que se bajara. Ella muy amablemente lo manda a la chucha diciendo “¡ay, caballero… voy a cantar igual!”. Una vez arriba pide al público que se callen. Todos las escuchan en silencio y con una fuerza que sobresale canta Ay! Respetuosamente el gimnasio completo le pone atención, y los pocos desafortunados que les suena el celular son golpeados con el siempre mal ponderado cachamal. Momento para el recuerdo.
Chinoy. Era de los más esperados de la noche. Ya antes había participado con Nano Stern y sabía que cada una de las personas que estaba en la Tortuga lo quería escuchar. Cantó un repertorio conocido que dejó contentos a todos.
Eduardo Gatti. Simplemente un crá. Sin comentarios. Faltó la pura fogata, porque el copete y los pitos ya estaban dando vuelta. Un orgullo para todos quienes están partiendo poder ver en un escenario tanto profesionalismo y años de trayectoria musical. Todo un ejemplo.
Manuel García. Segunda polémica de la noche. Don Manuel sin lugar a dudas era lo más ansiado por la gente, salvo para la producción del evento, que sin previo aviso cortó su presentación (después nos confirmarían que fue Carabineros) logrando que todos comiencen con la pifeadera y el clásico ¡No nos vamos ni cagando! Lo poco que mostró fue un show probado que dejó con gusto a poco a todos.
Lo Mejor. Si en la Tortuga había aproximadamente 6 mil espectadores, a través de Internet, mediante el streaming de Twitsessions, se alcanzaba la misma cantidad de seguidores. Todo un éxito para el gran equipo realizador.
Lo Malo. Se bajó sin aviso alguno de la producción el vocalista de Los Tres, Álvaro Henríquez, que según trascendió tenía un número preparado junto a García y Gatti. También la organización del evento no contempló del todo bien la basura que botarían los asistentes. En momentos, más que un gimnasio parecía un vertedero. Además, no se puede cobrar por el acceso a los baños (unos de muy mala calidad), aunque sean $100.