El concierto de despedida de Miss Garrison antes de su partida a España
Miss Garrison, la muñeca inflable convertida en banda, se sube a un avión hacia España. Ahora. Luego. Pero nos dijeron adiós antes de irse a cazar otro público. El sábado, la banda de Fran Straube se presentó en Loreto.
Dos Coronas de 2.200 después, Miss Garrison sube al escenario ahí por la 1.30. Fran Straube maneja su instrumento/tableta espectacular y en el micrófono se pone a lanzar coros que con delays vibrantes repletan de puro ruido. Uno cree que no es lesbiana hasta que la ve a ella cantar, sentarse en la batería, en el piano, cerrar los ojos, lamerse los labios y antes de que esto se vuelva una novela erótica, el sonidista de Loreto es pésimo.
Mal porque los micrófonos son montañas rusas de volumen. Suma un reverb y un delay para hacerse el choro, y con su gracia hace que el sonido se vaya cortando y sofocando. Pero los Garrison la saben hacer, el guitarrista que no es el original le pone. Toca mateamente y cumple. Tomás Rivera es un rockstar de esos contenidos, que no se creen ricos, y que son buenos músicos.Esa es exactamente una de las gracias de Miss Garrison: desde las composiciones hasta el uso de los efectos están cuidados y pensados de forma esquemática y a la vez destructiva. Tomaron la teoría, la retorcieron y la convirtieron en música.
El concierto es prendidísimo, la gente baila en el lugar, un tipo intenta partir un mosh que nadie sigue. Una mina salta con un bolso gigante colgado y le noquea la piscola a otro tipo. A mí me agrada como se me revientan los oídos al lado del parlante.
En un momento sublime se sube uno de los locos de Picnic Kibun y remezclan una de las canciones, entre medio rapean, en medio bailan, en medio nos vitorean. Siempre nosotros vitoreamos.
Cuando Tomás nos cuenta que se van a España a probar suerte, se mandan buenas vibras, y suenan algunos “¡Rica Fran!”. Siguen tocando, y malabarean entre tomar agua y una piscola, y uno se pregunta si es que se están confundiendo cuando agarran el vaso, o que la combinación los mantiene lúcidos y sonoros.
Suena todo, vibran el suelo, los parlantes y el público. Un set list que se maneja más por el lado del sonido que por los hits. Tocan Plastic Señorita e Ivana X, las más coreadas. Pero se despiden sin haber tocado Si Huele a Plástico y aunque algunos la piden, el resto se mantuvo conforme con la buena performance general.
Se les va a extrañar.
Por mientras una recomendación personal para los fans de Garrison, para que se sigan distorsionando los oídos.