Lolla: The National
Eran una las principales apuestas de la primera jornada y toda una incógnita sobre su desempeño en vivo. Pero había gente que los quería ver y ya era una buena señal. Por eso indicar sólo que cumplieron una correcta presentación o que dieron una sorpresa sería mezquino para una banda que, tras cinco discos y más de diez años de carrera, hace del equilibrio un alarde. Porque precisamente el peso de su show está puesto en el lugar correcto: sus canciones y el resto no hace otra cosa que agregarle energía y elegancia.
Sabíamos que el vino chilero era bueno, lo comprobaría también su vocalista, lo que en realidad nos interesaba resolver era la capacidad de Matt Berninger (voz), Aaron Dessner (guitarra/bajo), Bryce Dessner (guitarra), Scott Devendorf (guitarra/bajo) y Bryan Devendorf (batería) para traspasar el tono íntimo y oscuro de sus discos a un repertorio de una hora quince, en el escenario principal de Lollapalooza y ante un público que esperaba High Violet de principio a fin. Mal que mal se trata de uno de las mejores placas del 2010 (claro, si los devotos de Arcade Fire soltaran el primer lugar podría estar mejor encaramado).
Y a la banda de Ohio le tomó muy poco tiempo disipar las dudas, porque ya con el segundo tema, Anyone´s Ghost, asomaba una tarde que daba para entusiasmarse. La profundidad en la voz de Berninger, las precisión aguda de las guitarras, la fórmula sacada de manual entre bajo-batería (me refiero a ese doble bombo) y hasta el aporte de los bronces aceleraron tempranamente el éxito. En general esa fue una de las características: apuraron el tranco de canciones que por lo general invitan más a la reflexión que al golpeteo del pie sobre el suelo. Otro acierto de los estadounidenses.
En escena un Berninger más entusiasmado que de costumbre hizo explotar canciones como Abel o Squalor Victoria cuando, segundos antes, demostró la quietud hipnótica de Slow show, Afraid of Everyone o Conversation 16. El pulso matemático de uno de los Devendorf al frente de los tambores fue otro momento alto para uno de los bateros más rítmicos de la jornada y que en Bloodbuzz Ohio, por ejemplo, sorteó una interesante prueba.
En definitiva, y con el cierre de Terrible Love, The National no cayó en debilidades sobre el Parque O´Higgins o, mejor, fue capaz de disimularlas a tal nivel que su propuesta se impuso con soltura tanto para fanáticos como para quienes paseaban cerca del Coca-Cola Zero Stage. Por poco más de una hora, aunque en realidad fueron un par de minutos extra, la deserción de Yeah Yeah Yeahs fue un pequeño motivo de celebración. ¿Fríos y calculadores? Para nada. Ese era el título que tenía preparado en caso que High Violet no funcionara en vivo como sí lo hace en el disco, pero me equivoqué y no fui yo el encargado de corregirlo.
Sonaron: Anyone’s ghost, Slow show, Afraid of everyone, Conversation 16, Bloodbuzz Ohio, Terrible love.
// Fotos: Andrés Ghiorzo.