“La gente cree que esto se trata solo de opinar”

por · Abril de 2012

Entrevista a Marcelo Contreras, el polémico crítico musical que tuvo un round con Cerati.

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Marcelo Contreras es uno de los críticos con más años de circo en la crítica musical chilena. Ha trabajado para la Zona de Contacto, El Mercurio, revista Wikén, revista Ercilla y en la revista y canal Rock & Pop, entre otros. Un crítico que no tiene pelos en la lengua para destrozar o alabar obras. “No me interesa lo que digan de mí. Sé que me leen. Para eso me pagan”, aclara. En la actualidad comenta para radio Bío-Bío, escribe para el diario La Tercera y posee otros proyectos. Dice que la pega del crítico tiene que estar relacionada a una afición y asegura sentirse afortunado con lo que hace.

En su profesión de periodista, además, ha tenido que entrevistar a una centena de músicos y algunos de ellos le han llamado la atención por su humildad. ”He tenido la oportunidad de hacer cosas entretes. He entrevistado a músicos que respetaba: a Bill Bruford (baterista de Yes, King Crimson y Genesis), John Paul Jones de Led Zeppelin, Robert Trujillo (Metallica). Tanta gente que me provocó esa sensación que, entre más grandes, más humildes son, y ves que son súper aterrizados. Jamás perdieron la conexión con la música. También he entrevistado a pelutodos gigantes como Jason Pierce de Spiritualized. Es un pelmazo que se cree un genio, pero muchos no saben de eso”.

Crítica y Encontrones

Para Contreras, este rol de crítico también le ha traído problemas con artistas nacionales como Álvaro Scaramelli y Germán Casas, entre otros. “Con Scaramelli hubo gente que salió a defenderlo. Me acuerdo que con Juan Ándres Ossandón, un productor muy reputado en el medio, tuvimos la oportunidad de conversarlo y éste llamó a gente para que me reventaran el mail por la crítica que le hice al disco que a mí no me había gustado. Yo también reconozco que, al parecer, dentro los parámetros del periodismo chileno, fue algo sarcástico y yo hacía alusión a la mala suerte de Scaramelli. Escribí sobre la bacteria asesina, que se había electrocutado, que se le quemó la casa y eso redundaba en un disco que sonaba asqueroso y eso me provocó una reacción muy aireada. Con Germán Casas también tuve unos problemas cuando estaba el revival de la Nueva Ola. Tiene que ver con la edad y con lo que hicieron hace muchos años, nunca más hizo nada. Y él hizo un concierto para presentar un disco en vivo y mostrar lo mejor de su carrera. Fue como cuando Elvis estaba en Las Vegas. Sigue siendo el rey. Y él se murió siendo un grande. Y escribí esto del disco en vivo y lo mandé al carajo. Era horrible. Después me trataron de irrespetuoso. Bueno, a la crítica especializada en Estados Unidos le importa un carajo hacérselos bolsa. Es la pega. A mí no me interesa que tatita Dios “Álvaro Henríquez”, como le digo yo, haya hecho 6 discos buenos y después discos malos”.

Por supuesto, hay más, porque uno de los episodios más polémicos de Contreras tuvo repercusión internacional: a fines de 2009 y a punto de dar un nuevo show en nuestro país, Gustavo Cerati decidió poner en su cuenta de Twitter una especial declaración de guerra: “Espero que El Mercurio no mande a ese imbécil de Contreras a cubrir el show. Lo consideraría ofensivo y poco ético. Escribe mierda siempre”. Se convirtió, claro, en uno de los últimos enemigos reconocidos de Cerati, antes de lo que ya todos sabemos.

¿Cómo recuerdas tus inicios en los medios?
—Yo crecí escuchando música ultra fuerte. Mi papá era rockero. Me gustaba esa lógica porteña de escuchar a todo chancho la música y colocar los parlantes en las ventanas. Era parte de la cultura. Y después, en lo profesional, había que tener disposición amplia. Hay que estar informado de lo que está pasando, es la clave. Independiente de lo que te guste. No sé si podría especificar desde qué época estoy trabajando. Te acostumbras a las características de la industria y a cómo ha cambiado todo esto. Los artistas están obligados a girar, para generar lucas. Es mucho más lo que hay ahora.

Hay un mito que dice que los críticos de música/cine/espectáculos, están catalogados de “semidioses”.
—Puede ser. Si vas a un experto, no vas a denegar que estás por sobre su conocimiento. Cuando la gente me lee y me critica, leo eso y me causa ternura. Uno no puede no compartir una opinión. Si uno está en un medio de cobertura nacional, no se trata de pescar al primer payaso. Tenís que tener un conocimiento vasto en el tema. Opinar es gratuito y la gente cree que esto se trata solo de opinar y chao. Uno tiene que contextualizar. La gente se apasiona por lo que le gusta y de ahí esa descalificación, pero yo me encojo de hombros. Simplemente uno construye caminos y argumentos que se validan a través del tiempo. No es algo de la casualidad. Eso no te convierte en un semidiós. Esta competencia de quién sabe más queda estéril. Esa pretensión de sabiondo, es ridícula. Entiendo la opinión del público. Sobretodo los críticos de TV, que cada vez son más confundidos con opinólogos. Como Ítalo Passalacqua, que lo encuentro rancio dentro del periodismo chileno. Una figura superada y con una escasa profundidad. Es imposible que alguien opine de ópera, música nacional, cultura popular. Su conocimiento es medio renacentista.

A nivel de industria, ¿Quiénes son tus referentes?
—Marcelo contreras, es por lejos el mejor (jaja). Felipe Rodríguez, Marisol García, David Ponce que me gusta mucho. Claudio Vergara quien, según yo, es el mejor cronista musical que hay en Chile. No tiene competencia. Sergio Cancino también me gusta. A todos los respeto, pero no siempre comparto sus opiniones. Y las formas de argumentar, la hacen de manera genuina. Les gusta realmente la música más allá de esta cosa media pelotuda que da una suerte de estatus“.

¿Qué es ser crítico musical en Chile?
—Es una pega en que uno puede hablar de una afición. Es algo que a mí me gusta bastante. La música es mucho más versátil.

En un mercado tan chico como el chileno, ser crítico es como la esperanza de que los artistas puedan subir o bajar.
—Me da lo mismo si suben o bajan. Me pagan por esto. Quizás, ya pasé por eso cuando me calentaba con los artistas. Eso se lo dejo a los periodistas más jóvenes. Yo sigo viendo a los artistas. Es la pega y chao.

¿Para ti quienes son los solistas o bandas que están liderando la batuta a nivel nacional?
Manuel García está en una condición excelente. Lo sigo desde el 99 desde Mecánica Popular. Estuve escuchando a Suicide Bitches, lo que hacen ellos son notables. También La Floripondio, cuando sacan discos, son tremendos y en vivo son excelentes. Ellos están destinados a ser los próximos Fabulosos Cadillacs, pero nunca han tenido un productor a la altura. También Chico Trujillo, porque el Macha, es el mejor frontman en la historia de la música chilena. Macha representa el personaje bueno pal webeo. Una suerte de canitrot en la música. Hay algunas cosas de Gepe que me gustan mucho. Astro también me gusta harto.

Nada Personal

¿Cómo crees que se toma tú critica la escena musical?
—No me interesa. Sé que las bandas y los solistas me leen. A mí, personalmente, me da lo mismo lo que digan los artistas. Ellos leen todo y me consta. Los artistas que tienen exposición siempre están pendientes de lo que sale en la prensa. Hay grandes artistas en la historia de la música que han tenido pésima crítica y han sido lo que son. El mejor ejemplo es Led Zepellin, una banda que la crítica hacía mierda, pero es Led Zepellin. Ahí te demuestra lo pelotuda y perdida que puede estar la crítica, porque hay una especia de soberbia. Ahí te puedo entender un poco esta posición de semidioses, porque hay gente que cree que entra a direccionar cómo es la cosa, y no es así.

¿Qué pasó efectivamente con Gustavo Cerati, luego de la crítica que realizaste de su disco “Fuerza Natural”?
—Ahí tenís la prueba efectiva de que los weones leen lo que tú escribís. Una gran anécdota para mí. Y es un honor y en ningún caso un sarcasmo. No te imaginas que una figura de esa categoría ande pendiente de lo que pasa en Chile a este nivel. No es raro. Su mujer e hijos son chilenos, vivió en Chile y sabe lo que publica El Mercurio y la importancia que tiene. A él siempre le importó lo que dijera El Mercurio, y en ese sentido lo que decía este diario, era lo que decía yo. Chile es un país fundamental para la carrera de Soda Stereo. Desde Chile explota el fenómeno de Soda. Cerati siempre estuvo acostumbrado a la adulación. Cuando a una persona le dicen que lo hace la raja, se cree la raja. Acá pasó lo mismo. Y esto me ha pasado cuando a los artistas los criticas mal, siempre te argumentan que tienes algo personal contra ellos. Es absolutamente pelotudo. Yo critico la obra, lo que haga en su vida, me da lo mismo. Él decía que era algo personal y no, para nada. Un tipo que tiene una carrera tan larga, no puede pretender estar siempre en la cresta de la ola. Todos en la vida tenemos situaciones así, y en el caso de Cerati no era la excepción: su último disco era flojo. Yo lo había criticado la vez anterior en el Caupolicán porque había tocado muy fuerte y la anterior crítica decía que los Episodios Sinfónicos eran soberbios. Y él se quedó con eso, con que siempre lo criticaba. Y en términos porcentuales, los comentarios eran favorables. Pero bueno, es el ego herido.

¿Y en Chile te ha pasado algo similar?
—He tenidos problemas con varios, pero son músicos de carácter más secundarios. Me han garabateado tipos como el ex tecladista y vocalista de la banda Viena, Claudio Orellana. También Carlos Figueroa, actual director de orquesta del festival de Viña. Él era el batero del grupo, me llamó al otro día ofreciéndome una golpiza. Rodrigo Eitel, de la boy-band Voxs y ex vocero del coronel Espinoza, yo critiqué el disco en la revista Wikén y también me llegaron amenazas. Incluso hasta mover influencias a alto nivel con la familia Edwards para que me despidieran, pero no me podían despedir. Me contaron en Twitter de una reacción de Mauricio Clavería, pero nunca entendí el porqué. Y también Koko Stambuk: él se subió al carro de lo que había pasado con Cerati. Me dio una repasada porque yo le había criticado muy mal su disco solista, diciendo que acostumbra a mimetizarse con artistas, esta vez lo había hecho con Café Tacuba.

¿En este país hay estrellas de rock?
—Sí, hemos tenido. Dos o tres. Jorge González un indiscutido. Álvaro Henríquez. Beto Cuevas es como un popstar. Pero los que vuelan la raja son Los Jaivas. Y creo que el Macha tiene una cuota de rockstar”.

¿pero conoces a alguno que viva la vida a diario como rockstar?
—No, porque no tengo relación de amistad con los músicos.

¿Hay chauvinismo en la escena?
—Me consta que hay chauvinismo en la prensa. Me consta que hay periodistas muy respetados que sienten que tienen esa cosa de ‘si es shileno, es güeno y a los argentinos hagámosle la guerra’, me parece una pelotudez. Es bueno que existan personas apasionadas, porque para eso existen weones como yo para que les digan por qué eres tan apasionado por x motivos. Pero no es tema. Hay países que son chauvinistas porque tienen una tradición que corresponde a eso. Los ingleses son el mejor caso. Países como el nuestro, no lo sé. Los argentinos cuando alucinaban con Los Jaivas, no preguntaban de dónde eran, sino que disfrutaban de lo que hacían. Ellos triunfaban en Argentina cuando las relaciones entre ambos países no eran precisamente buenas. Eso te demuestra los valores que une la música. Aunque suene cursi, las fronteras se las pasan por la raja. En la música da lo mismo del color que sea.

El Nuevo Nuevo Rock Chileno

¿Crees que haya habido una evolución musical post 90´s?
—Por supuesto. Hemos pasado de las bandas de los 90´s con referentes muy evidentes como Lucybell, Chancho en piedra o Los Tres, que lo disfrazaron muy elegantemente. He alabado harto a la Floripondio, pero hay una buena cantidad de discos parecidos a Sumo, Los Bunkers a ratos interpretan algo personal, pero en otras cosas se han ido asemejando a otros artistas. A los artistas chilenos les cuesta desmarcarse. Me gusta cuando se encuentran con el folclor más allá de una cosa media nacionalista, se valida por sí misma. Es tan buena la Violeta Parra y Víctor Jara que es bueno que la gente se fije en esto. Es bueno que el pasado esté presente para construir el futuro.

¿Qué opinas de los “reencuentros”?, ¿Solo plata?
—Hay de todo, eso sí. Hay weones que se juntan por plata. Por ejemplo, Jack White decía que no descartaba que algún día tuviera que reagrupar a The White Stripes, pero solo si estuviera cagao de plata. Hay un montón de motivos. Uno de ellos es el económico que en un 90% de los casos es plata, por algo te separaste.

En la escena más actual ¿quiénes la llevan?
—Partiré por los que no me gustan. Francisca Valenzuela no me mueve ningún pelo. Vi a Denver hace un tiempo atrás y la gente no los pedía. Los que me han impresionado en estos últimos años son los Fother Muckers. Sus discos son excelentes. Me encantan. Cambiarse el nombre fue una genial idea. Alex Anwandter me parece interesante, porque lo que hacía en Teleradio Donoso no me calentaba, pero el tipo sabe lo que hace y tiene fascinación por maquinas e instrumentos y me parece respetable. Escuché el disco de las Suicide Bitches y estaba bueno. Hay montones de artistas que hacen bien la pega: Anita Tijoux, por ejemplo.

¿Qué es lo bueno, lo malo y lo feo de la escena actual?
—Todo ha sido bueno. Los artistas salieron del refugio, que era tener que trabajar con el sello, y se dieron cuenta de que no les habían dado nada. Los artistas tienen que hacer las conexiones y tienen la posibilidad de que no haya intermediarios para tocar en los festivales. Las condiciones actualmente son excitantes. Yo soy optimista en términos de futuro. Que los artistas chilenos estén tocando en el extranjero, me parece alucinante. Hace 10 años atrás se hablaba solo de la Flori o los Fiskales. El circuito era reducido”.

Y de los discos que se han lanzado en éste último tiempo, ¿con cuáles te quedas?
—Estoy pegado con Meshuggah, una banda de metal extremo sueca. Muy técnica pero que hacen metal mas progresivo. Construyen canciones de una manera muy compleja. Tienen una manera de armar riffs muy interesantes. Lo lanzaron hace poco y es mucho mejor que el anterior. Y su manera de ver el mundo es como se suele ver el heavy metal: que está todo pal pico.

“La gente cree que esto se trata solo de opinar”

Sobre el autor:

Gonzalo Silva Mery (@radiomaan) es estudiante de periodismo, adicto a recitales y guitarrero por vocación

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