Hay iguales que son más iguales que los otros: Vargas Llosa en Santiago

por · Abril de 2016

Vino invitado por una universidad, dio una conferencia con Piñera entre el público y se mostró como un defensor del neoliberalismo: «El cuestionamiento del modelo a mí me parece suicida». Acá una selección de las frases que el Nobel dijo en suelo chileno.

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Vino invitado por la Cátedra de Humanidades de la UDP, en donde dictó la conferencia De la utopía a la libertad y recibió el grado de Doctor Honoris Causa, con su amigo Sebastián Piñera aplaudiendo en primera fila, además de entrevistarse con distintos medios (CNN Chile, Duna), donde se mostró, entre otras máscaras, como un convencido defensor del neoliberalismo: «El cuestionamiento del modelo a mí me parece suicida».

Mario Vargas Llosa, «uno de los intelectuales más atentos a los desafíos del tiempo que le ha tocado vivir», como lo presentó el rector y columnista Carlos Peña, «una leyenda viva», como lo llamó la Biblioteca del Congreso estadounidense, apareció con una tos seca y la oratoria habitual de sus conferencias en Youtube.

Para entender su pensamiento, la presentación del rector Peña es exacta: «Es verdad que sus adhesiones políticas se modificaron: el fervor revolucionario fue sustituido por el suave escepticismo liberal y los escritos políticos de Sartre fueron desplazados por los de [Raymond] Aron o [Isaiah] Berlin; pero por debajo de todos esos cambios subsistió incólume e incombustible la misma convicción: el escritor es —a su juicio— un ser constitutivamente descontento, un profesional —dijo ya el año 1966— del desasosiego y de la insatisfacción, cuyas ficciones acreditan una y otra vez que la realidad está mal hecha, que siempre está por debajo de nuestros sueños y de nuestras aspiraciones, y que vivimos gracias al auxilio de lo que no existe, eso que las novelas y los cuentos animan y fingen una y otra vez».

Para profundizar en las ideas de Vargas Llosa, lo siguiente es una selección de las respuestas que dio a los medios con los que habló y algunos extractos de la conferencia que dictó en la UDP.

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Cinco esquinas [su última novela]
«Creo que el tema que es central en la novela es un tema de mucha actualidad, por desgracia, en el mundo entero: el tema del periodismo amarillo, el periodismo de escándalo, que siempre existió pero que era un periodismo más bien marginal. Creo que ha ido alcanzando protagonismo en nuestra época y durante el fujimorismo tuvo una función política central, porque Montecinos, que era el hombre fuerte de Fujimori, utilizó el periodismo amarillo para impedir o para castigar las críticas al régimen. Utilizaba estos pasquines escandalosos para bañar en el ridículo, o en la mugre simplemente, a los críticos del régimen y esto tuvo efectivamente un poder coercitivo muy grande y creo que pocas veces una dictadura ha utilizado de una manera tan sistemática el periodismo de escándalo, el periodismo amarillo, como arma política para atajar o desnaturalizar las críticas que recibían».

Periodismo de escándalo en el mundo
«Desgraciadamente creo que es cada vez más importante. El periodismo de escándalo siempre existió como un periodismo más bien marginal, pero luego, creo que a consecuencia de un fenómeno cultural en nuestra época, que se da tanto en el Tercer Mundo como en el Primer Mundo, y es la conversión de la cultura en una forma de entretenimiento, de diversión, el periodismo amarillo ha cobrado una vigencia y ha pasado a ser una corriente central dentro de lo que es el periodismo. En este sentido, creo que los periódicos más serios, más responsables, no pueden evitar abrir aunque sea una pequeña puerta, una pequeña ventana a esa forma de periodismo de entretenimiento, que deriva a la corta o a la larga en el periodismo amarillo, en el escándalo. Creo que es un fenómeno cultural más que periodístico porque se da en otros campos de la vida social, se ve en el campo de la política, por ejemplo. La política es cada vez más un espectáculo, mucho más que un debate de ideas, de proyectos, de programas. Es un espectáculo en el que puede fácilmente imponerse o ganar las elecciones o transformarse en un protagonista central de la vida política un payaso. Creo que el caso más dramático lo tenemos hoy en Estados Unidos donde hace veinte años hubiera sido inconcebible que un personaje como [Donald] Trump llegara a tener el protagonismo que tiene. Está a punto de convertirse en el candidato de un partido tradicional, importantísimo como es el Partido Republicano. Creo que esa es una deriva que tiene que ver con esa conversión de la cultura en una forma de entretenimiento de diversión que afecta al periodismo, que afecta a las artes, que afecta a la política».

Donald Trump
«Es un payaso. Para mí y para todo el mundo es un señor que dice payasadas, no hay ninguna responsabilidad en las barbaridades que dice. Ha dicho hasta las cosas más absolutamente infames contra los mexicanos. Dice cualquier cosa y, como resulta divertido por la convicción con que las dice, por el espectáculo que es él en todas sus presentaciones, ha ido capturando una audiencia cada vez mayor. Apela a los bajos instintos, prejuicios raciales, prejuicios religiosos y entonces es una forma de demagogia que nosotros estamos muy acostumbrados en América Latina, pero que en un país como Estados Unidos parecía algo muy marginal y sin embargo ha dejado de ser marginal. Ahí está el Partido Republicano con el problema más serio de su historia, que si tiene como candidato a Donald Trump, no solamente va a perder las elecciones, probablemente no se va a recuperar nunca del desprestigio que eso significa. Creo que el fenómeno de Trump no es casual, responde a lo que es esa transformación de la vida cultural de nuestro tiempo a un espectáculo, una forma de diversión donde todo vale y entonces el periodismo amarillo es una consecuencia de eso. No creo que vaya a ganar las elecciones Trump en ningún caso. Creo que, al contrario, si es candidato del Partido Republicano le va a facilitar muchísimo la victoria a Hillary Clinton, que es otro nivel absolutamente. Entonces no creo que el sistema americano esté en peligro, pero sí creo que Donald Trump significa algo sumamente preocupante de cara al futuro de la institución, de la vida política en Estados Unidos y en la política de nuestro tiempo. El fenómeno se da también en Europa sin ninguna duda, el populismo que resulta de lo que es la política como espectáculo tiene hoy día cabida en países donde antes era inconcebible. Yo he vivido muchos años en Francia, por ejemplo, y espeluzna ver hoy en día como la civilización del espectáculo ha ganado la vida política. Parecía inconcebible que una organización como el Frente Nacional llegara a ser el primer partido político hoy día. Es un partido montado enteramente sobre los prejuicios, sobre la discriminación, algo que en Francia siempre existió pero como algo muy marginal. Entonces es un gravísimo fenómeno cultural y el periodismo, la vida política y la vida de las artes y las letras son hoy día víctimas».

La civilización del espectáculo [su ensayo] y el periodismo amarillo
«Mire, el caso de Gran Bretaña es muy interesante por la seriedad del periodismo. Hoy en día es el país que tiene en Europa el periodismo más amarillo, más escandaloso, que vive del chisme. Los periódicos serios no venden jamás como los tabloides, los tabloides son los que venden masivamente y son básicamente periódicos de escándalo, que llegan hasta unos extremos verdaderamente repugnantes de provocación, de exposición de la intimidad, pero creo que no es un fenómeno del periodismo sino que un fenómeno de la cultura. La cultura de nuestro tiempo ha ido creando esos monstruos, de manera que la culpa recae fundamentalmente sobre nosotros. Ahora, uno no puede luchar contra un monstruo así. He tenido ocasión de padecerlo y conocerlo desde dentro para confirmar en carne propia los estragos que puede causar en la vida de las personas, en la vida privada y pública, esa vigilancia chismográfica en espera del escándalo y que, si no encuentra el escándalo, lo fabrica».

Revista Hola [donde confirmó su relación con Isabel Preysler]
«Hola es una revista que crea una irrealidad, un mundo de gente muy próspera que no hace más que dedicarse a los placeres, al goce; que vive en casas maravillosas, cuya vida consiste en cazar, en montar a caballo, navegar. Es la vida en rosa y eso hace soñar a muchísima gente con una vida que es absolutamente irreal. Ese es un periodismo que crea una irrealidad que desnaturaliza lo que es profundamente la vida, incluso la propia vida de los ricos, pero que no busca la suciedad, la mugre. El periodismo amarillo lo que busca es la mugre, el escándalo, escarbar la intimidad hasta llegar de alguna manera a morder la carne del escándalo. Eso es lo más repugnante, el periodismo que representa Hola es una forma de enajenación muy profunda, ahora la gente busca allí lo que antes le daban las novelas o las obra de teatro, ese es el periodismo de fantasía, de irrealidad, de ensueño, pero la forma del escándalo y el amarillismo es una forma mucho más degradada y dañina».

El intelectual se contradice ventilando su vida privada
«En absoluto. Yo no he buscado aparecer en las revistas de sociedad. Me molesta la vigilancia del periodismo chismográfico y, al mismo tiempo, no hay nada que hacer. Desgraciadamente los escritores somos también personas públicas y si las circunstancias hacen que caigamos en manos de ese periodismo, pues hay que tratar sobrevivir a la experiencia».

Premio Nobel
«Quita tiempo, digamos, hay muchas solicitaciones que sin el Premio Nobel no vendrían. Por otra parte también hay una idea de que el Premio Nobel que encumbra a un escritor lo mata, acaba con él, lo convierte en una estatua. Yo hago todo lo posible por demostrar que no soy una estatua, que sigo estando vivo a pesar del Premio Nobel. Y para mí mantenerme vivo es seguir escribiendo».

El libro y la literatura latinoamericana
«Por una parte creo que se mantiene viva. En América Latina la literatura mantiene una gran vitalidad, creatividad y diversidad, a diferencia de lo ocurrido en el pasado, en que había una línea dominante. Hoy los escritores latinoamericanos escriben de maneras muy distintas, hacen literatura de todo tipo, y por otra parte hay una gran pregunta sobre qué va a pasar con el libro. Qué va a pasar con la cultura del libro, si va a sobrevivir, va a quedar muy marginada, ¿va a ser derrotado el libro por la imagen? Esa es una pregunta para la que yo no tengo respuesta, simplemente una inquietud: no sabemos qué va a ocurrir con el libro, la historia no está escrita y va a depender de nosotros. Pero creo que la defensa del libro no es una defensa que se esté haciendo con la convicción y con la eficacia que debería, de tal manera que me pregunto si el libro va a seguir siendo ese alimento central de la vida cultural, como ha sido hasta ahora, o si va a quedar cada vez más marginado y va a ser sobre todo la imagen, la pantalla, la gran protagonista de la vida cultural del futuro».

Cuando el libro deja de ser protagonista
«Se pierde el espíritu crítico. Creo que la pantalla es incapaz de mantener el espíritu crítico como lo mantiene el libro. Creo que con el libro, precisamente con el esfuerzo intelectual que significa leer, que es traducir las palabras en imágenes, hacemos un esfuerzo intelectual que desarrolla en nosotros una actitud crítica frente al mundo. Yo creo que la pantalla tiende más bien a neutralizar y hasta apagar ese espíritu crítico. Somos más pasivos frente a la imagen y creo que eso sí puede traer consecuencias muy graves para el futuro de la democracia. La democracia necesita no solo ciudadanos que participen activamente en la vida pública, sino que participen con una actitud crítica. Y si esa actitud crítica se apaga o desaparece creo que las instituciones y la democracia sufren y puede llegar hasta a desaparecer».

Escribir novelas
«Si no hay una carencia, uno no fantasea otra vida. Creo que fantasear otra vida ya es una manera de manifestar un cierto descontento, una cierta insatisfacción con la vida que uno tiene, creo que por eso existen las novelas, no creo que la novela exprese la plenitud, la satisfacción, como sí puede expresarlo la poesía. La novela expresa un sentimiento de falta de algo, algo que creamos con la imaginación precisamente porque no lo tenemos. Esa actitud de insatisfacción frente a la vida, el género que lo expresa por excelencia es la novela. Creo que no es el caso de la poesía, hay cierta poesía rebelde pero hay una poesía que por el contrario es una manifestación de plenitud, de excelsitud, de contento con la vida tal como es».

José Donoso
«Él vivía en literatura. Él vivía más como se vive en los libros que como se vive en la realidad y en eso su mujer, María del Pilar, lo apoyaba muchísimo. Uno tenía la sensación, cuando estaba con ellos, de haber entrado a un mundo literario, a vivir en un mundo literario. Ambos se cultivaban las neurosis. Era una cosa muy interesante, sabían que es fundamental en la literatura las neurosis, las manías, esas vidas de psicologías medias enredadas que suelen ser las vidas de los escritores, pero ellos cultivaban eso al extremo de, yo no lo llegué a ver, pero corría en Barcelona el rumor de que cuando invitaban ellos a cenar, al final de la cena, como se acostumbra a pasar chocolatitos, ellos pasaban valium a todos sus invitados. Contaban el caso de un periodista italiano, al que habían invitado a cenar, que aparentemente era un periodista muy normal y corriente, y que terminó al final de esa cena, después de dialogar un par de horas con los Donoso, en un estado de crisis terrible, diciendo ‘mi mujer no me comprende y esta noche he decidido divorciarme de ella’».

Manuel Puig
«Manuel Puig es un caso muy interesante porque era un hombre que sabía todo de cine, todo. Tenía un conocimiento verdaderamente prodigioso, sabía quienes eran los guionistas, por cuántos guiones había pasado una película antes de ser filmada. Tenía una erudición casi innecesaria, inútil, pero, en cambio, su conocimiento de literatura era mínimo para no decir nulo. Tenía unas lagunas literarias impresionantes y creo que de alguna manera su literatura, que es muy divertida, de alguna manera revela esa ausencia de base literaria sólida. Él vivía para el cine y escribía gracias al cine. Es un mundo de imágenes el suyo, no es un mundo de ideas, no es un mundo de palabras, es un mundo básicamente de imágenes y en eso está su mérito y quizás su limitación».

Debate en redes sociales
«Están lejos de lo que debería ser un debate. Lo que permiten a todo el mundo es participar o tener la sensación de participar en un debate público, pero ese debate es bastante relativo, no está encausado, no repercute de la misma manera en todo el mundo. Creo que en lo único en que eso indiscutiblemente ha traído un gran progreso es en la libertad de expresión. Hoy es mucho más difícil controlar la libertad de expresión o suprimir que en el pasado gracias a la gran revolución audiovisual de nuestro tiempo. Ese es un gran progreso, sin ninguna duda. Hoy día no hay sistema de censura que no pueda ser transgredido por la tecnología. En eso sí hemos progresado. Ahora, si de eso va a resultar una mejor información no es seguro. Yo creo que al contrario, muchas veces esa variedad tan extraordinaria que permiten las redes sociales lo que contribuye es a una confusión no extraordinaria, no hay jerarquización de la información. Entonces la falta de jerarquización es tan grave como la falta de información. Los medios de investigación más profunda son los verdaderos vectores que nos permiten jerarquizar esa información que las redes sociales nos presentan de una manera completamente informe y caótica».

Presidenciales en Perú
«Creo que hay dos razones que explican el triunfo de Keiko Fujimori en estas elecciones. En primer lugar, los medios extraordinarios con los que cuenta. La dictadura fue, entre otras cosas, muy corrupta y robó como no hay precedentes en la historia del Perú. Entonces como cuentan con medios extraordinarios y han empapelado de propaganda prácticamente el país entero, es un factor importante en una campaña presidencial. Y en otra parte, hay un mito que ha creado el fujimorismo sobre todo a través de los medios de comunicación que controla, de que Fujimori nos libró del terrorismo, que Fujimori nos libró de la inflación, cuando en realidad el régimen fue tan terrorista como fueron los terroristas de Sendero Luminoso o el movimiento Tupac Amaru. El régimen practicó el terrorismo para combatir el terrorismo de tal manera que los horrores que detectó la Comisión de la verdad y Reconciliación, que estudió rigurosamente las acciones de este periodo, llenó de sangre y de cadáveres el Perú, tanto el terror digamos declarado, como el terror encubierto, el terror de Estado. De todas maneras los dictadores siempre dejan una coleta política, todos, digamos [Luis Miguel] Sánchez Cerro, [Manuel] Odría, [Juan] Velasco Alvarado, que dura un cierto tiempo y es el caso del fujimorismo. Pero mi esperanza es que en esta segunda vuelta Keiko sufra una derrota y gane Pedro Pablo Kuczynski, que es un hombre que tiene muy buenas credenciales, un político muy respetable, con sobre todo una trayectoria democrática. Creo que sería una gran desgracia que ganara Keiko Fujimori, porque sería como una legitimación a posteriori de la dictadura. Se abrirían las cárceles, todos los fujimoristas que están presos por asesinos, por ladrones, saldrían de los calabozos al poder. El mismo Fujimori saldría sin ninguna duda. Ella dice que no, pero quién le puede creer, ha sido siempre una hija muy obediente, una gran colaboradora de su padre cuando estaba en el gobierno, así que sería una gran tragedia, sería la reivindicación de una de las peores dictaduras que hemos tenido».

Manga ancha para los corruptos en Latinoamérica
«Creo que habría que diferenciar dos cosas: desde el punto de vista político, en América Latina hay un progreso considerable, sobre todo si nos retrocedemos a veinte o treinta años atrás cuando América Latina solo tenía dictadores de un extremo a otro. Eso ha cambiado, hoy día tenemos, con las excepciones de Cuba y Venezuela, regímenes democráticos nacidos de elecciones más o menos limpias, y creo que hay unos consensos a favor de la democracia, que no ha habido en el pasado. Eso es un gran progreso. Ahora, la corrupción desgraciadamente sí es el gran flagelo de las democracias, pero lo que es interesante es que hay una movilización muy grande. El caso de Brasil me parece muy sintomático, un rechazo de la opinión pública muy fuerte contra la corrupción, una intolerancia creciente que creo que es muy positiva, porque sin ninguna duda la corrupción es una lacra que puede socavar desde adentro las instituciones y hacer que las democracias pues aunque existan como una fachada por adentro estén podridas».

Golpe de Estado encubierto en Brasil
«Es una gran exageración. Hay unos casos de corrupción flagrantes, el juez [Sergio] Moro es un personaje sumamente interesante, ha sacado a la luz toda una putrefacción que estaba allí y se arrastraba hace mucho tiempo, en la que el propio gobierno de Lula [da Silva] estuvo muy comprometido según todos los indicios hasta ahora, y yo creo que es muy sano lo que está ocurriendo en el Brasil, es una revuelta dentro de la misma democracia para limpiar las instituciones, para purificar una democracia que estaba pudriéndose por culpa de la corrupción. Creo que es un buen ejemplo para el resto de América Latina,que haya una vigilancia muy fuerte sobre el poder y haya una intolerancia con lo que es la transgresión de la ley y sobre todo la utilización del poder para enriquecerse».

Retroceso de la izquierda en Sudamérica
«Creo que hay un progreso en ese sentido. La izquierda hace veinte años no creía en la democracia, creía en la revolución, creía que la revolución estaba en la punta del fusil y eso, pues, debilitaba enormemente las posibilidades democráticas del continente. Creo que esa izquierda prácticamente ha desaparecido, existen grupúsculos que creen todavía en la lucha armada, pero creo que la izquierda ha aceptado, a veces con entusiasmo y a veces con resignación, que el marco para dar la lucha contra el subdesarrollo es la democracia y eso ha fortalecido mucho la democracia en América Latina. O sea que, haciendo las sumas y las restas, me parece que la izquierda está en el buen camino y creo que una cosa parecida se puede decir de la derecha. Tenemos regímenes de derecha hoy día que son democráticos, eso también era una rareza en el pasado».

La derecha y su apoyo a las dictaduras en Latinoamérica
«En el pasado, desde luego, la derecha no era democrática, la izquierda no era democrática, y por eso es que América Latina ha tenido la historia que… pero creo que, digamos, poco a poco hemos ido llegando a unos consensos tanto la derecha como la izquierda y la prueba es que, el caso de Uruguay es muy interesante: la izquierda que sube es una izquierda extrema, una izquierda muy radical, que se suponía no era democrática, y sin embargo la izquierda ha respetado la democracia, las políticas de mercado, los empresarios están muy contentos con los gobiernos de izquierda que tiene Uruguay, y el país está progresando y la democracia está funcionando. Entonces, creo que es un ejemplo muy interesante de un fenómeno que creo es prácticamente continental».

Victorias de Macri en Argentina y oposición legislativa en Venezuela y derrota de Evo Morales en plebiscito de Bolivia
«Una tendencia muy progresista, una tendencia de un reforzamiento de la democracia, sobre todo el caso de Venezuela, que es el país que está en la situación más dramática, más trágica en América Latina. Un país potencialmente tan rico que debería tener los niveles de vida de Suecia o de Suiza y sin embargo fíjese: la inflación más alta del mundo, índices de criminalidad que son verdaderamente bochornosos. Ahora sí hemos visto que, en las últimas elecciones, el 70% del electorado que ha votado contra el régimen quiere salir de ese horror y quiere volver a esa democracia a la que los venezolanos con gran irresponsabilidad dieron la espalda, creyendo en la demagogia del socialismo del siglo XXI, que los ha llevado prácticamente al borde de la desintegración como país».

Privatizaciones en América Latina
«Han funcionado en distintos sitios y donde han funcionado bien pues han traído enormes beneficios al país. Fíjese usted el caso de Chile, que sé que hoy en día el modelo está siendo muy cuestionado internamente. La transformación de Chile, desde el punto de vista meramente económico, es realmente uno de los milagros del siglo XXI. El país ha cambiado extraordinariamente, es un país que hasta hace poco se jactaba de estar acercándose cada vez más al Primer Mundo, apartándose cada vez más del Tercer Mundo, y eso, fundamentalmente, por una política económica muy acertada. No perfecta, porque no hay políticas perfectas, seguramente imperfecta y con muchas necesidades de correcciones, pero el progreso ha sido realmente extraordinario en el contexto de América Latina. Fíjese el caso del Perú, que es muy interesante: desde que cae la dictadura el Perú ha tenido cuatro gobiernos democráticos de distinta índole pero que han mantenido una política económica liberal, de apertura, de integración a los mercados, de aliento a la inversión, y el desarrollo económico ha sido realmente notable, pero realmente notable el crecimiento de las clases medias, la reducción de la extrema pobreza, la creación de oportunidades para los pobres. Ha sido realmente muy notable aunque otras cosas digamos hayan fallado. La política económica y la estabilidad que ha tenido pues le ha traído un progreso muy considerable al Perú».

Chile y Perú: gobiernos de izquierda que gobiernan con ideas de derecha
«Pues no sé si son ideas de derecha, son las ideas modernas. Lo que nos ha enseñado la historia es que las ideas que funcionan son las ideas que tienen que ver con la democracia política, con la libertad económica, con la integración de los países en los mercados mundiales, con el aliento a la inversión, con el aliento a la competencia y la empresa privada. Esos son los países que han progresado, los que están a la vanguardia del mundo. Y por contra, los países que han optado por la vieja tradición estatista, colectivista, pues se han arruinado o están como Venezuela al borde del abismo, o simplemente han renunciado al socialismo, al colectivismo, al estatismo, y están buscando una manera de integrarse al único modelo que realmente funciona».

Desigualdad y distribución de la riqueza
«Si nosotros creamos sociedades igualitarias donde todos tengan exactamente lo mismo, eso solamente se consigue a través de una coerción absolutamente brutal y la igualdad que se crea artificialmente ni siquiera es igualdad porque hay siempre una nomenclatura, que es una élite privilegiada que goza de algunos privilegios absolutamente extraordinarios respecto de lo que es el común. Ese tipo de voluntarismo ni existe ni funciona porque allí, como dijo Orwell en una de sus novelas: ‘Hay iguales que son más iguales que los otros’. Entonces lo que tenemos que tratar no es crear artificialmente la mentira de una igualdad que realmente nunca existe, sino que una sociedad donde hay un punto de partida semejante, que ofrezca oportunidades para todos y que luego, en función de su talento, de su esfuerzo, de su vocación, se vayan creando las diferencias que son naturales, la diversidad. Lo que hay que evitar son los privilegios, evitar la discriminación, lo que hay que evitar, por supuesto, es que haya algunos que por razón de nacimiento ya tengan garantizado un futuro, en tanto que otros no lo tengan. Ese tipo de carencias o desigualdades sí se pueden combatir, pero crear artificialmente una igualdad solo nos ha llevado a crear formas realmente espantosas de opresión dentro de las sociedades».

Chile y su educación estratificada
«Hoy en día desgraciadamente la educación ha entrado en una crisis muy profunda en Francia, pero uno de los grandes logros de la cultura francesa fue crear una educación en la que se establecieron igualdad de oportunidades para todos los franceses. Esa educación formaba a muchachos que podían venir de familias privilegiadas, a muchachos de familias muy humildes, a los que esa educación les daba una igualdad de oportunidades en el punto de partida: las grandes escuelas nacionales, la escuela normada, la escuela politécnica, a las que tenían acceso todos los muchachos que eran simplemente estudiosos, capaces, dedicados a su trabajo. Mire el caso de Argentina también, eso ya nos hemos olvidado, pero a principios del siglo XX Argentina tenía un sistema educativo que era ejemplar en el mundo entero. Es el primer país que acaba prácticamente con el analfabetismo y entonces allí había una igualdad de oportunidades extraordinarias gracias a la educación. Creo que ese debe ser nuestro objetivo, construir una educación que sea accesible a todos los muchachos, no importa de qué condición sean, y que les de esa igualdad de oportunidades a partir de la cual ya se pueden establecer las carencias que resulten naturalmente del esfuerzo y la contribución de cada cual al conjunto de la sociedad».

Educación pública provista por el Estado
«No, por el Estado y por la sociedad civil al mismo tiempo. Debe haber una coexistencia de ambas fuerzas, nada que trate de eliminar la diversidad humana es bueno, porque la humanidad es diversa y creo que esa diversidad es una forma de riqueza que debemos alentar, que debemos aprovechar. Es muy bueno que haya una educación pública y una universidad privada que compitan, la competencia siempre es buena, siempre es sana, de tal manera que sería un gran error creer que la educación estatal o solo la educación privada pueden garantizar esa igualdad de oportunidades».

Educación universitaria gratuita para todos
«La idea es muy bonita, hay que ver si es realista. ¿De verdad tiene el Estado los recursos suficientes como para garantizar una educación gratuita a todo el mundo que sea al mismo tiempo de muy alto nivel? Creo que no hay ningún Estado en el mundo que esté realmente en condiciones de ofrecer esa educación de altísimo nivel y absolutamente gratuita para todo el mundo. Entonces creo que lo realista es aceptar que nadie debe ser privado por razones económicas de recibir la educación a que tiene derecho y que merece tener de acuerdo a su talento y a su esfuerzo. Pero al mismo tiempo, no creo que sea justo que los ricos, por ejemplo, reciban una educación gratuita cuando están en condiciones de pagarla. Que reciban una educación gratuita quienes no están en condiciones de pagarla desde luego que es lo justo, eso es muy sano para crear esa igualdad de oportunidades. Pero una educación puramente gratuita, pagada solo por el Estado… el Estado pues no produce, el Estado vive de las contribuciones, eso significaría elevar las contribuciones hasta una estratósfera verdaderamente irresistible. Creo que no hay que pecar de [hace una pausa] utópicos. Creo que la utopía es muy bonita en arte, en literatura. En la vida individual uno puede decidir tener una vida absolutamente excepcional, ser un santo, por ejemplo, pero una sociedad entera no puede optar por la utopía sin producir hecatombes. Creo que eso nos demuestra la historia, todas las veces que hemos intentado crear la sociedad perfecta hemos producido unos infiernos intolerables, atroces. Justamente por eso la democracia es buena, por eso la democracia es el progresar dentro de lo que es un coeficiente humano no irreal, no inhumano».

Ruptura con la Revolución Cubana
«Fue el año 71 con motivo del caso Padilla, aunque se arrastraba ya cierta situación. Desde el apoyo de Fidel [Castro] a los países del pacto de Varsovia cuando invadieron Checoslovaquia, que yo escribí por primera vez un artículo públicamente crítico de la Revolución Cubana, que se llamaba “El socialismo y los tanques”, ya tenía yo una distancia crítica, pero fue básicamente la crisis de [Heberto] Padilla lo que a mí me lleva a romper con Cuba y a adoptar una posición realmente crítica. Fue muy interesante porque al día siguiente de esa ruptura yo fui prácticamente bañado en mugre por la izquierda. Y al mismo tiempo que fue una experiencia muy desagradable, fue una extraordinaria liberación. Nunca más volví a escribir ni a opinar en función de lo podría ser el qué dirán, nunca más viví el chantaje de callar las críticas a lo propio para no dar armas al enemigo».

Patricio Aylwin
«Creo que es una figura extraordinaria, él permitió una transición pacífica en momentos dificilísimos y fue empujando la dictadura hacia la democracia de la manera menos traumática posible. Creo que fue un gran estadista y que justamente esa transición resultó ejemplar en el caso chileno y sirvió de modelo a muchas otras transiciones en América Latina. Creo que el servicio que prestó a su país Patricio Aylwin fue realmente extraordinario y no me extraña que haya casi una unanimidad en los elogios».

Apoyo a la candidatura de Hernán Büchi en 1989
«Vi con mucha simpatía la política económica de Büchi, creo que él prestó un gran servicio como ministro de Economía, aunque desde luego dentro de una dictadura. Nunca estuve a favor de las dictaduras, siempre he estado en contra de todas las dictaduras de izquierda, de derecha, y creo que la propuesta económica en democracia, que es lo que proponía Büchi en ese momento, era muy válida para Chile. De hecho, quizá con algunos ajustes, es una política económica que Chile ha seguido con los enormes beneficios que sabemos ha traído al país. Él no proponía la continuación de la dictadura, proponía la democracia con una política económica que fue una continuidad de la política económica extraordinariamente liberal que permitió a una dictadura. Siempre estuve en contra, desde el primer día, de la dictadura, pero la política económica es una cuestión distinta, fue una política liberal, a diferencia de lo que era el régimen políticamente, que es una dictadura bastante brutal y bastante corrompida. Pero la política económica fue un gran éxito y la prueba es que los gobiernos democráticos la continuaron y la han continuado hasta hoy en día. Hoy por primera vez se comienza a cuestionar esa política económica, algo que desde la perspectiva de América Latina resulta muy sorprendente: toda América Latina ha visto a Chile con una enorme admiración, con una gran envidia, y entonces, que esa política que parecía ejemplar, que tanto ha sacado a Chile del subdesarrollo, que tanto lo ha acercado a los países del Primer Mundo, hoy día esté tan cuestionada internamente nos deja muy desconcertados y nos confirma una vez más que nunca nadie está contento con lo que tiene, que siempre aspira a más. Quizá es bueno que sea así porque si no no habría progreso».

Cuestionar el actual modelo chileno
«Desde luego no hay sociedades perfectas, hay sociedades perfectibles, y las sociedades liberales son las que admiten más justamente esa imperfección que es congénita a la actividad humana. Por lo tanto, exige una vigilancia permanente, no bajar nunca la guardia, exigir constantemente una renovación y una corrección de lo existente. En ese sentido, desde luego toda crítica debe ser bienvenida. Lo que sí yo cuestionaría mucho es pretender destruir el sistema que ha traído tantos beneficios a Chile. Creo que ese sistema es corregible, que ese sistema se puede perfeccionar, es muy interesante que la riqueza no vaya a tener un control de la vida política directa o indirectamente, desde luego, porque eso sería el principio del fin de la democracia. Todo lo que se haga en ese sentido es válido, pero el cuestionamiento del modelo a mí me parecería, para decirlo de alguna manera un poco dramática, suicida».

Sebastián Piñera
«Soy amigo de él. Creo que fue un buen presidente, se encontró de pronto con una contestación estudiantil que sorprendió a todo el mundo, pero creo que hechas las sumas y las restas fue un buen presidente».

Piñera candidato
«Yo creo que va a ser candidato a la presidencia [ríe], no me lo ha dicho pero todos los síntomas, todos los indicios creo que van por allí».

Ricardo Lagos
«Creo que fue también un muy buen presidente. Creo que Chile ha tenido la suerte de tener presidentes de distintas tendencias que han mantenido en lo básico un modelo que ha sido muy eficiente y muy eficaz para el progreso de Chile».

Michelle Bachelet
«Michelle Bachelet es una persona que voy a saludar esta tarde y a desearle sobre todo mucha suerte. Creo que ha respetado la democracia y ha respetado en lo esencial el modelo, eso es muy importante. Al mismo tiempo ha tenido una preocupación del tipo social por razones perfectamente comprensibles, necesarias. Creo que Chile ha tenido mucha suerte en ese sentido: ha tenido una clase política que en el poder ha mantenido básicamente lo fundamental del modelo, con ajustes relativos. Creo que por primera vez se viene a cuestionar profundamente el modelo, pero hasta ahora no ha ocurrido. Ahí hay un peligro, porque ningún país está vacunado contra la posibilidad de una regresión. Si algo hemos aprendido en la época nuestra es que todos los países pueden retroceder violentamente y al mismo tiempo que pueden progresar. Esperemos que el caso de Chile no sea el retroceso, sino el de un perfeccionamiento de una democracia y el de un sistema que ha traído a Chile beneficios que no ha gozado ningún otro país de América Latina».

Nueva Constitución Política para Chile
«Si la Constitución va a fortalecer este modelo y va a perfeccionarlo, desde el punto de vista democrático, sobre todo en lo que es la creación de igualdad y oportunidades, en eso siempre se puede avanzar en buena hora. Si significa un retroceso, desde luego que no se lo desearía a Chile ni a ningún país».

Asamblea constituyente
«Creo que la Constitución tiene una importancia que amerita conscientemente que haya una asamblea, una institución muy representativa que esté detrás. Ahora, creo que más importante que las constituciones son las realidades que están detrás de las constituciones. El país que más constituciones tiene en la historia de América Latina es Haití, que es un país muy poco democrático, donde se ha vivido en la arbitrariedad buena parte de su historia, y sin embargo se han dado muchas constituciones, tantas que ningún otro país de América Latina se puede equiparar con él. No hay que prestar demasiada confianza a las constituciones de por sí, sino que a lo que está detrás de ellas: las costumbres, cierta actitud frente a la ley, cierta actitud frente a la institucionalidad. Eso es lo que da a las constituciones su peso y su vigencia. El hecho de que existan por sí mismas no representa gran cosa».

Literatura chilena actual
«Pues mire, no sigo la actualidad como para poder decir. Estoy leyendo ahora una novela de Carlos Franz (Si te vieras con mis ojos) que acaba de ganar un premio en Lima, una novela que, dicho sea de paso, me parece muy interesante, basada en la vida del pintor Rugendas, un pintor alemán que estuvo en Chile en el siglo XIX, donde aparece también Darwin. Es una novela ambiciosa y muy interesante, pero no sigo tanto la actualidad como para poder hacer un resumen, ni siquiera la latinoamericana».

Boom latinoamericano
«En la época del boom prevalecía esa idea ambiciosa de mostrar una sociedad en movimiento, en todos sus entresijos y variantes, y eso hoy día creo que los escritores jóvenes más bien rechazan. Prefieren concentrarse en un aspecto de la vida, de la experiencia, y probarlo hasta sus últimas entrañas. Creo que sería una de las grandes fronteras entre lo que fue la literatura en América Latina de hace veinte o treinta años y la actual. Ahora, una de las grandes enseñanzas de la historia en nuestra época es que todo es posible, todo puede ocurrir. Ya ocurrió con América Latina y puede ocurrir el día de mañana. Lo importante no es tanto la novedad, sino que se mantenga una actividad que es muy necesaria desde el punto de vista cultural: una literatura rica que llegue a un público y que exprese toda esa diversidad, esa complejidad de la problemática latinoamericana. Eso está ocurriendo y mientras eso se mantenga será bueno para América Latina».

De la utopía a la libertad

Hay iguales que son más iguales que los otros: Vargas Llosa en Santiago

Sobre el autor:

Felipe Ojeda (@paniko).

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