Slowkiss: no todos quieren bailar

por · Junio de 2014

Se llaman Slowkiss y suenan crudos. Está ahí la rabia del grunge, los experimentos ruidistas y el muro de sonido del shoegaze. Así es la nueva banda de Elisa Montes, Jurel Sónico, Vicky Cordero y Emiliano Gómez.

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La letra está en inglés y cubierta de efectos. La grabación es cruda y lo-fi. En los casi tres minutos del demo “Pink death” está todo Slowkiss, un nuevo grupo de Santiago que le canta a los besos con lengua, aunque nuevo sea un término en discusión. Revisemos: En la base rítmica, la bajista Victoria Cordero, de los disueltos La Reina Morsa y actual Primavera de Praga, y Emiliano Gómez, que rompió varias baquetas en los conciertos de Alamedas, suman algunos años de circuito y buenos discos, como los dos compositores y guitarristas: Claudio Manríquez, de los porteños Adelaida, y Elisa Montes, que cantó los temas más coreados de Supernova y se colgó la guitarra al frente de Espartaco.

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—¿De qué va el nombre de la banda?

—Es algo romántico. Es como de una sensación bacán.

—¿Y las letras?

—Canciones de amor, desamor. Canciones para dedicar.

«Claudio Manríquez es el seudónimo de Jurel Sónico», dice el propio cantante de Slowkiss, Jurel Sónico. Así lo llaman en Valparaíso, donde se resiste a abandonar una época que parecía haber desaparecido —los 90s— y donde también hace figuras en plasticina reconocidas por los Pixies.

Dice que cocinan un disco abreviado en el estudio de Pablo Giadach. Que no hay fechas. Que estará «cuando tenga que estar». Dice —o puede decir o le dicen que diga— que tendrá cuatro canciones y que, de esas, dos fueron trabajadas con el guitarrista de The Ganjas y fundador de Casino y el resto con el productor Cristián Heyne, a estas alturas, toda una avenida circunvalación en ese mapa imaginario de la música popular chilena.

—A Pablo Giadach lo conozco por The Ganjas, hemos compartido escenario en Valparaíso y siempre quise grabar con él. Se dieron las cosas para grabar juntos el disco reciente de Adelaida y lo hicimos en su nuevo estudio. Cuando la Elisa lo conoció después, también quiso trabajar ahí el Ep de Slowkiss. Y bueno, Elisa conoce a Heyne de mucho tiempo, trabajaron juntos (en Supernova) y buena onda. Todo se confabuló para que sucediera ahora. Serán cuatro canciones de diferentes estilos y la idea de trabajar con diferentes productores es que cada canción suene diferente y tenga su particularidad.

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Jurel Sónico dice que el demo lo grabó en solitario, sin nadie más que la banda. Que le gusta el lo-fi de sus maquetas, de sonido más saturado y noisy. Que sabe que va a ser difícil rescatar esa particularidad cuando le toque entrar al estudio. Que su idea es que el disco suene fresco y con toda la escuela de los 90s que tanto les gusta.

—Pixies, My Bloody Valentine, Dinosaur Jr, The Jesus and Mary Chain, Queens of the Stone Age, Cocteau Twins, Green Day, Weezer.

—Vuelven las guitarras.

—De todas maneras. Bien arriba.

—¿Qué te parece la escena de sintetizadores que se ha tomado esta última década?

—Bueno, siento que ya no se puede manosear más la década de los 80s. Sobre todo acá en Chile, el sonido noventero vuelve con la frescura o la fatiga de estos tiempos. La música es global, en Internet no hay países. Por eso también decidimos hacer el proyecto en inglés, que es el idioma universal. Afuera están pendientes de Chile y de lo que pasa acá.

—¿Será el momento de bajarle el telón a la generación “Paraíso del pop”?

—No sé si tan así. Todo tiene su tiempo, como el folk también lo tuvo. Pero es como necesario que vuelva esa crudeza. Todo es tan perfecto y siempre suena perfecto en el pop que falta esta respuesta. Hay mucha gente que escucha este tipo de música. No todos quieren bailar. Todos escuchamos Nirvana o Green Day y muchos reniegan de eso.

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Jurel Sónico lo dice rápido. Las canciones las empezaron a trabajar hace dos meses, junto a Elisa.

—Ella escribió “Pink death” cuando Valparaíso se incendiaba.

Hasta el momento, hasta el demo, eso es Slowkiss: un cruce entre Espartaco y Adelaida, las bandas de los cantantes que se alternan la voz principal. «Luego reclutamos a Vicky y Emiliano para grabar un Ep y tocar en vivo», dice, pero acá lo dice mejor:

—La Elisa compone la base bien punk y simple y yo aliño los temas. A veces, yo llego con ideas. Vicky también compone y ha sido el medio aporte. En el Ep cantamos los tres.

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El cuarteto Slowkiss, podríamos decir, regurgita los buenos pasajes de los 90s. Están ahí la rabia grunge, los experimentos ruidistas y el muro de sonido del shoegaze. Pero calma. Aunque la ecuación suene bien, es solo un demo colgado en Internet. Aunque le quite el uso a las radios y las revistas impresas, es un casi. Insuficiente para aventurarse con una banda, pero bien. Impensado para imaginar el recambio de la generación de sintetizadores y otros disparates, pero bien. Da para levantar una ceja, volver a apretar play y pegar el link en una ventana de chat.

Y eso, por el momento, basta.

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—¿Qué bandas chilenas te parece que están haciendo cosas interesantes?

—Me gustan The Ganjas, Survey Team, Icarus, Yajaira, Fatiga de material, Ojorojo, Fando, Trementina, Chicago Toys, VariosArtistas, Bagual, Umbría en Kalafate, Intimate Stranger, Tus Amigos Nuevos, Big Sur, Wild Parade, Philipina Bitch, Gangrena Surf, Prójimo Bil y Lluvia Morada.

Claudio, Vicky, Elisa y Emiliano.

Claudio, Vicky, Elisa y Emiliano.

Slowkiss: no todos quieren bailar

Sobre el autor:

Alejandro Jofré (@rebobinars) es periodista y editor de paniko.cl.

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