Noel Gallagher, copiarse a sí mismo, el City
Fue extraña la estadía del mayor de los Gallagher en Chile: su equipo de fútbol, el Manchester City, del que también es hincha su hermano Liam, derrotó al Queens Park Rangers y rompió una sequía de 44 años sin salir campeón de la liga inglesa. “No sé qué pasó después del último gol (de Agüero, que puso el 3-2 definitivo), mi amigo intentó sacar el televisor del muro, yo dije muchos garabatos y lloré como un bebé porque nunca vi nada como esto”, dijo un emocionado Noel a los medios internacionales apenas finalizado el partido que vio en el Liguria.
De regreso al hotel, se notaba visiblemente alegre. A eso de las 15:40 apareció su mánager y pidió hacer una fila para la firma de autógrafos: todo un ritual durante su gira por Latinoamérica. Gallagher firmó todo lo que pilló, pero no quiso fotos y se marchó a la prueba de sonido con una sonrisa gigante.
A eso de las 18:30 se abren las puertas del Caupolicán y unas 200 personas esperan entre el frío denso y la ansiedad que, de a poco, comienza aparecer. Adentro, suenan de fondo T-Rex, The Kinks y hasta The Beatles. Unas 4 mil personas llegan finalmente a presenciar el show en solitario de Noel Gallagher, acompañado de sus High flying birds, y con puntualidad inglesa, el ex Oasis arrancó con el clásico “(It´s good) to be free” y “Mucky fingers” de su ex banda.
Agradeció constantemente y se dio el tiempo para compartir su alegría por el triunfo del City. El “cejón” tenía ánimo para dejar la escoba en el escenario y su show fue arrollador en varios vértices: tuvo problemas mínimos de sonido, se relajó y se divirtió. Quizá este formato personal -es el frontman y cerebro a la vez- lo hizo ver distinto: un tipo lúcido, amo y creador de sus temas, esta vez sin el manoseo que imprimió el sello de Oasis.
Gallagher repitió su setlist sudamericano y logró cautivar. Uno de los altos fue cuando avanzaron por el sencillo promocional de su álbum con los High Flyng Birds, The Death of you and me. El fervor continuó con “Dream on”, “AKA… What a life!” y con “(I wanna live in a dream in my) record machine”. Y qué decir de la melódica “If I had a gun”: fans cantando a todo pulmón, mientras que en la zona de adelante subían cada dos canciones algunas chicas algo asfixiadas.
Dentro del público se encontraban los que querían escuchar clásicos de Oasis -la gran mayoría- y su principal compositor les dio en el gusto: “Half the world away”, en donde el Caupolicán se vino a abajo, una acústica “Supersonic” y “Talk tonight” sonaron antes del bis. A su regreso, tras 5 minutos de break, partió con “Let the Lord shine a light on me” y “Whatever”, y luego “Little by little”, para cerrar la velada con la magistral “Don´t look back in anger”, en un show que atrapó en justa medida a los viejos fans de su banda matriz y que también logró captar buena audiencia con su nuevo disco. Una especie de renacer del ex Oasis, que parece muy cómodo sobre el escenario, casi como un trámite; después de todo sus nuevas composiciones son canciones que bien podrían engrosar los discos de Oasis en los 90.