Pedropiedra y el último concierto de Jorge González

por · Diciembre de 2015

El músico chileno Pedropiedra, quien también hace de baterista en la banda del ex Los Prisioneros, desmenuza la jornada de Nada es para siempre, el último concierto de Jorge González y sus invitados.

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El músico chileno Pedropiedra, quien también hace de baterista en la banda del ex Los Prisioneros, desmenuza la jornada de Nada es para siempre, el último concierto de Jorge González y sus invitados.

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Luego de un par de días, y ya más reposado, quiero compartir con ustedes algunas impresiones de lo que vivimos el viernes en el concierto Nada es para siempre, que como saben fue un homenaje a la persona y obra de Jorge González.

El camino que recorrimos con Jorge y la banda comenzó hace exactamente cinco años, cuando él recibió la invitación para tocar completo el disco La Voz de los ´80 en el concierto El Abrazo, que reunía a las principales figuras del pop chileno y argentino. Desde entonces no paramos de tocar: primero por todo Chile, luego Perú, Colombia, Ecuador y Estados Unidos. Giras largas y giras flash, en un caluroso Miami o congelados a 4000 metros de altura en Pasco, Perú (esa me la perdí). Pude ser testigo del cariño y respeto por Jorge y sus canciones en el continente. Me consta que fueron buenos años para él: trabajólico como es, pasaba la mitad del tiempo en gira y la otra mitad en su casa de Berlín haciendo lo que sabe. Y se despachó tres discazos en solo un par de años, que no me cabe duda significan para él tanto como cualquiera de sus álbumes más emblemáticos, sino más. Estaba lúcido, LIMPIO y muy enamorado. Se le veía pleno y lleno de creatividad. Por eso esta enfermedad le llegó en un momento tan inoportuno, justo cuando estaba tan feliz con su presente y con más proyectos por delante. Esa noche en Nacimiento murió algo, pero como la mayoría de las cosas malas, empezó a olvidarse de a poco mientras se hacía más importante la necesidad de avanzar.

Su recuperación me imagino que ha sido tan difícil, y digo me imagino porque aunque hemos estado en contacto permanente, este no es suficiente para asimilar el dolor de las rutinas, la adaptación a los cambios, y tantos detalles que te deben hacer querer rendirte cuando te estás recuperando de algo tan grave. Menos mal que tiene a su lado a gente tan generosa, que ha dejado todo de lado para estar con él y ayudarlo a recuperarse, pero con las patas en el barro y bien arremangados de camisa: Daniela Valenzuela, un verdadero ejemplo de paciencia, dedicación y ausencia de ego. Sobran las palabras y no se puede decir mucho más. En nombre del mundo, ¡grande Dani! Alfonso Carbone, lo mismo, ojalá todos tuviéramos un amigo así. Sus dos hijos, Antonino y Leonardo, y su casi casi hijo Nicolás. También su papá, mamá y hermanos. Nosotros, los de la banda, estábamos y estaremos ahí para forrear, dar el aguante y preocuparnos de ayudar a los que le ayudan de verdad, a diario, por horas. Es mucho.

Este viernes recién pasado fue finalmente el concierto de Jorge, o para Jorge. Su regreso a los escenarios, o su despedida. ¿Quién podría decirlo? El camino de los ensayos estuvo peliagudo y no pocas veces llegué a pensar que esto no era una buena idea. Tenía miedo del mensaje que pudiera recibir la gente, porque la verdad es que yo tampoco lo tenía muy claro. Al momento de subir al escenario estaba tan nervioso, incierto y expectante de lo que podría pasar como cualquiera de las personas que repletaron el Arena. Por suerte su música es tan poderosa que simplemente no puede ser malentendida, y con el primer acorde de “Esta es para hacerte feliz” todas mis dudas se disiparon y pude entregarme a esta especie de laguna mental que me colma cuando estoy tocando con estos amigos tan queridos, compartiendo una experiencia tan mística que nos une aún más, si es que esto era posible. La música de Jorge lo hizo posible, y no solo para nosotros (me refiero a la banda): Beto Cuevas voló de Los Ángeles exclusivamente para cantar “Estrechez de corazón” esa noche. Javiera Mena y Manuel García cancelaron shows propios para estar ahí con Jorge. Eso significa perder plata. El monumento Claudio Parra, a quien le pedimos a última hora tocar piano en “El baile de los que sobran”, llegó dos horas antes de su citación, para que le enseñáramos la canción en los camarines, donde aplicó su magia sobre un desvencijado teclado ochentero con parlantes que andaba trayendo. Roberto Márquez, quien desde el día uno ofreció su voz y presencia para cualquier cosa que fuera necesaria. 31 Minutos, Álvaro Henríquez, Florcita Motuda, Juanita Parra, Zaturno, Gepe, Atom Heart. Estamos hablando de puros capos. Ver tanta sencillez y humildad de parte de gente tan grande es verdaderamente emocionante. Me pregunto, ¿será por eso que son tan grandes? Posiblemente influya. Hay que mencionar también a todo el equipo técnico y de producción que hicieron la pega en un ambiente de fiesta y buena onda incomparables, y aunque creo que nos caímos en no concebir alguna manera de presentar debidamente a los invitados, todo salió realmente bien. Los fans que llenaron el lugar también hicieron de lujo su parte del guión y recibieron cantando con calor y energía a todos los que pisaron el escenario. En verdad no podía ser de otra manera, si todos estábamos ahí por lo mismo.

Y Jorge, bueno, ¿qué más se podía esperar de él que algo impactante? En el momento de mayor fervor de la noche, eligió empezar su repertorio con tres canciones de un disco que aún ni sale, (¡una de ellas fue estrenada esa misma noche!). Como para maquiavélicamente asegurarse de que no volara una mosca en el lugar y que ni un cántico interrumpa su forma de demostrar su presente de la manera más real y cruda posible. Para que a nadie le quepan dudas de su frágil estado de salud, y a la vez dejar en claro su fortaleza como persona y tamaño como artista. A mi manera de ver eso requiere de un par de huevos tan, pero tan grandes… Siguió con “Hombre”, una oscura y funky canción de su disco debut como solista, en la que un hombre que «alguna vez fue fuerte y amigo de hacer el bien» pide, por favor, que lo maten. A esa altura la emoción era demasiado grande, casi tanto como la suerte de poder estar viviéndolo en primera fila, mirando todo esto a través de los ojos del pequeño fan de Jorge que todavía vive en mí. Maravillado, boquiabierto, confundido e incómodo, tocando y cantando los coritos con un nudo en la garganta, pero con la certeza total de que ese momento Jorge estaba haciendo lo que siempre ha disfrutado hacer: subirse a tocar unas canciones, recibir todo ese amor que tiene tan bien ganado y, de paso, sacudir a todo el mundo, como siempre. En eso no ha cambiado.

Pedropiedra y el último concierto de Jorge González

Sobre el autor:

Pedro Subercaseaux (@pedropiedra) es músico y ex integrante de los proyectos Tropiflaite, Hermanos Brothers y CHC. Desde 2009 que comenzó una carrera solista con el disco Pedropiedra.

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