Sense8: La ley del torrent

por · Julio de 2015

Ensamblados por emociones y sensaciones, estos inesperados amigos invisibles refrescan la ciencia ficción para hablar del amor, la marginalidad y la discriminación en los tiempos de la generación Y.

Publicidad

Como si se tratara de una campaña de Benetton mutada con el ADN religioso de El Bosco y las secuencias de acción de una película de John Woo, Sense8, la última serie de Netflix, no da tregua con su puesta en escena suntuosa y de composiciones visuales/auditivas majestuosas, las que a ratos se ven perjudicadas por ligerezas del guión donde no todas las piezas se muevan con lógica —el hecho que sea ciencia ficción no significa que se pueda infringir lo verosímil—, y donde, también, con el pasar de los episodios, se vuelve tendencia los diálogos melosos y evidentes, así como las reacciones sin mayor pasmo ante lo inusitado que comienzan a vivir los “sensates”, sus protagonistas.

Pero Sense8 es ante todo un espectáculo paroxista, un divertimento colérico que se vale de un pastiche de géneros que van desde la literatura fantástica al melodrama y de la comedia de situaciones a la farsa de identidad queer. Porque si en la primera temporada de True detective la escena icónica fue un plano secuencia de siete minutos, aquí resulta ser una orgía psicotrónica que exuda en las secreciones de los involucrados, el planteamiento más potente de la primera serie de los hermanos Wachowski para Netflix: el acto de compartir visto como delito.

Esta hermandad cósmica, la misma de la que hablaba Alberto Fuguet en la que hay un perfecto amigo con el que llevas una vida complementaria y coronada por el frustrante hecho de que aún-no-es-tu-amigo-porque-la-distancia-lo-impide, se conectan aquí mediante un canción ultra pop y revisitada como “What’s going on” de 4 Non Blondes. Es ese link el que los amalgama y pone a correr y cooperar entre ellos como si se llevara a cabo un archivo torrent, elaborado a partir de mínimos pero efectivos fragmentos de información. Completando así la descarga final del conocimiento global, la misma que se aloja en la carpeta mental de los personajes.

Es una idea anárquica e impopular viniendo de una ficción exhibida en una plataforma de pago vía streaming. Las lecturas que ofrece esta familia mosaico de desconocidos están más cerca de las intenciones de los creadores de The Pirate Bay que de cualquier otro medio oficialista.

Son días impíos para el racismo de Donald Trump y la homofobia del clero, en los que no queda más que informarse ávidos para no ser captados por el proselitismo fanático. Mientras tanto, que continúe el intercambio de semillas y redes entre pares como la colocación de la primera piedra de una nueva era.

Sense8: La ley del torrent

Sobre el autor:

Fernando Delgado es comunicador audiovisual y guionista de series y teleseries en TVN, MEGA y CHV.

Comentarios