Spiritualized: las segundas vueltas son buenas

por · Agosto de 2014

Jason Pierce y sus músicos, en el Teatro Municipal, tenía mucho de curiosidad y también de revancha.

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Esta nueva oportunidad para ver a Spiritualized tenía mucho de curiosidad y también de revancha. Su debut en Chile, en el pasado festival Primavera Fauna, fue bastante discutible. El formato eléctrico que se presentó en noviembre se tradujo en una presentación insuficiente, plana y aburrida, ajena a toda la idea de canciones enormes, llenas de dimensiones diferentes.

La cita de la semana pasada fue en el Teatro Municipal, un escenario que le agrega solemnidad a esta vuelta. La espera estuvo amenizada en el hall del teatro por el mismo cuarteto de cuerdas que acompañó a Jason Pierce. En aquella sala llena de mármol sonaron clásicos pop y rock de Michael Jackson, Europe y Kiss, con “I was made for Loving you”.

El Acoustic Mainline de Spiritualized triunfó. Fue un concierto de éxito, si nos ceñimos al formato. Basándonos en esa sola idea, podríamos decir que acompañar de forma acústica esas grandes canciones sólo con un cuarteto de cuerdas y otro de coristas, hizo una buena noche. Eso sí, quizás el Municipal no era el mejor escenario para una puesta en escena tan sobria y recatada.

Como se puede ver en los registros fotográficos de ese día, sólo habían diez personas (Pierce, Tony Foster, las músicas y las coristas) en el escenario. Un espacio que tiene una profundidad de, aproximadamente, cuarenta metros. Para esta sesión, sólo fue cubierto con un telón negro que a ratos era iluminado con figuras de luces, pero aún así, tendía a ser exagerado para el formato que se estaba presentando. Este lugar hubiese sido perfecto para ver algo similar a lo del Royal Albert Hall. Si los recursos eran menos, quedaba grande.

En cuanto al setlist, faltaron grandes como “Hey Jane” o “Come Together”, pero no es extraña su ausencia, pues el formato presentado no les sacaría el brillo que cada una de ellas tiene.

Fuera de eso, la relación con el público fue muy pobre, por ambas partes. Nada de emocionante. Aplausos cada vez que terminaba una canción y nada más. Incluso, muchos salían de la platea a la media hora de concierto. Otros conversaban en medio de las canciones y se reían, nada raro en un concierto de rock; muy raro en el Teatro Municipal. Puede ser que el hecho de presentarse en un lugar como este le agregara una solemnidad a la que no todos saben cómo responder o —también— a que el público estaba compuesto por curiosos, más que por verdaderos fanáticos.

Las músicas vestidas de negro igual que Tony Foster a un lado, Pierce y las coristas (entre las que estaba Consuelo Schuster) de blanco. Saludos tímidos. Muchos aplausos a las vocalistas.

Todo comenzó con “Sitting On Fire”, y uno de los momentos más emocionantes —remitiéndonos exclusivamente a lo que hicieron los músicos arriba del escenario— fue “Lord Let It Rain On Me” seguida de “True Love Will Find You In The End”, de Daniel Johnston. Ese sentimiento revivió en la interpretación de “Walk With Jesus”, de Spacemen 3 y la gigantesca “Ladies And Gentleman We’re Floating In Space”, pegada a un arreglo de “Can’t Help Falling In Love” de Elvis, perfectamente interpretada por las coristas.

El concierto finalizó con “I Think I’m In Love” y no podría haber habido un mejor cierre para la jornada. Sin duda, una gran experiencia, pero que deja en evidencia, al igual que el concierto que ofreció algún tiempo Jorge González en el mismo lugar: ¿Cuáles son los motivos para elegir el Teatro Municipal como escenario para la música popular? ¿Es buscar una mejor calidad para el sonido? ¿Es ofrecer una experiencia más solemne? ¿Es una forma de acercar a las nuevas generaciones a este escenario que desde siempre ha estado muy lejos?

Técnicamente, presenciar un espectáculo en este teatro es un privilegio, así como también, para un artista debe serlo. La acústica es perfecta, el escenario ofrece muchas posibilidades, junto con la iluminación. Estas experiencias deben enriquecer ese ejercicio: ¿cómo aprovecharlo de verdad? La idea es, poco a poco, crear un espectáculo de música popular que no sólo quede en la anécdota de la canción de rock presentada bajo molduras de mármol, con dibujos grabados en oro, bajo lámparas de lágrimas y asientos suaves. Tiene que existir algo más y, a pesar de que Spiritualized se redimió por completo, después de su participación en Primavera Fauna 2013, el escenario elegido quizás no fue el mejor. Fue como comprar los pantalones perfectos, esos que pensaste que jamás ibas a conseguir. Lo lograste. Están listo para usarlos y te quedan tan grandes que no puedes lucirlos.

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Fotos: Rodrigo Ferrari.

Spiritualized: las segundas vueltas son buenas

Sobre el autor:

Javiera Tapia (@jajonter) es periodista y dirige el sitio Esmifiesta.

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