Tao Lin: Esperando nada

por · Marzo de 2013

Uno de sus críticos describió a “Richard Yates” como una paloma con noventa garras. «Inconcebible y a la vez totalmente plausible en el mundo en que vivimos». Así es esta novela del “nuevo minimalismo” de la literatura gringa.

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«Solo he tomado un hámster en mis manos una vez», dijo Dakota Fanning por el chat de Gmail. «Sus patas eran tan pequeñas. Creo que lloré un poquito».

«Yo vi a uno comerse sus crías», dijo Haley Joel Osment. «Quise chocarle los cinco. Pero el hámster no sabía chocarla».

«Yo me comería a mis bebés si tuviera alguno. No tengo ningún bebé».

Richard YatesAsí comienza Richard Yates, la última novela de Tao Lin (Nueva York, 1983), bautizado como «el Kafka de la generación de Facebook», que continúa aquí su exploración por las fisuras de la existencia posmoderna.

Iniciado en su poemario This emotion was a little e-book y luego escudriñado agudamente en la novela que se titula con el sonido que hacen los delfines, Eeeee Eee Eeee (Melville House, 2007), este viaje parece culminar con Richard Yates (2010), su obra más aplaudida y gran responsable de convertir a Lin en un autor representativo.

Richard Yates narra la relación entre Haley Joel Osment (no el actor) y Dakota Fanning (no la actriz), dos jóvenes separados por ciudades de distancia, quienes, a través de prolongadas e insustanciales conversaciones por mensajes de texto, correos electrónicos y chats, buscan —y evitan— encontrarse.

El Estados Unidos suburbano es el escenario donde (sobre)viven estos protagonistas. Jóvenes aturdidos por trabajos funcionales y mecánicos, cuyas únicas aventuras consisten en ir a robar tiendas de ropa y vagar, por las noches y hasta el amanecer, por cafeterías y “sevenelevens”.

Haley y Dakota bien podrían ser descendientes directos de Frank y April Wheeler, los “héroes” de Vía Revolucionaria (1961), quienes encarnaron el desbaratamiento del sueño americano en la que fuera la primera novela del escritor Richard Yates.

Esta especie de secuela libre, comienza allí donde Yates situó el anticlímax de los destinos de la sociedad occidental luego de la posguerra: vidas mínimas e infructuosas, reproducidas infinitamente y aguantadas casi exclusivamente por comunicaciones sostenidas por aparatos electrónicos.

En medio de esta pesadilla, el ansia de Haley y Dakota por no estar solos, que no es lo mismo que querer estar juntos, brota.

Los protagonistas de esta corrosiva crónica de la desolación se comportan como reencarnaciones de Holden Caulfield, el protagonista de El guardián entre el centeno (1951) de Salinger, sin el cinismo y la rebeldía que lo caracterizan, pero con todas sus inseguridades y cuestionamientos ante una sociedad que para ellos parece carecer de caminos claros que conduzcan a un porvenir mínimamente tolerable.

Tao Lin: Esperando nada

Sobre el autor:

Francisco Yávar (@cortapescuezo).

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