Totó La Momposina: la memoria viva

por · Agosto de 2012

Conversamos con una de las voces más emblemáticas de Colombia.

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Uno de los episodios más patéticos de la televisión chilena. Un grupo de supuestos famosos comparten, frente a cámaras, la vida con la comunidad indígena Bora, en la selva amazónica del Perú. Por supuesto, (re)nacen los prejuicios y puede observarse a los comentaristas de farándula desatando un verdadero arsenal de estupideces, agresiones y burlas entre países vecinos. El dato anómalo es una canción, parte del soundtrack del programa que desató todo. Una que versa sobre un alegre pescador que, sin fortuna, habla con la luna y con la playa, que se llama, precisamente “El Pescador” y que es una cumbia compuesta por José Barros y popularizada por una de las voces más importantes del folklore colombiano: Totó La Momposina.

Con más de cuarenta años de carrera, La Momposina -Sonia Bazanta Vides según el pasaporte, 64 años- tiene varios hitos a su haber: llevó la música afrocolombiana a Europa, ha sido nominada a los Grammy, acompañó a Gabriel García Márquez cuando ganó el Premio Nobel de Literatura en 1982 y llegó a nuevas generaciones gracias al coro que grabó para los puertorriqueños Calle 13 en el himno telúrico y pop que es “Latinoamérica“. Es una de las invitadas al Festival Despierta!, a realizarse el 8 de septiembre en el Movistar Arena, y en donde compartirá con Jorge Drexler, León Gieco, Kevin Johansen, Paulinho Moska y Gepe, entre otros. Es la tercera visita que nos realiza, luego de la del año pasado y, antes, una muy particular durante la dictadura de Pinochet “siempre me preguntaba cuándo será el día en que podamos conocer un poco más de Chile, ya que la primera vez que fuimos tuvimos que salir rápido porque éramos personas no gratas” recuerda.

¿Pero ahora ha conocido más de nuestro país?
—Cuando uno viaja con la música, escucha música de toda la América. Siempre quise conocer más profundamente las campiñas, todo lo que tiene que ver con la cultura, el vino chileno, conocemos también una parte de la música. Nos gustaría tener más contacto directo no solo con las personas en la calle sino también con la que lleva el pueblo.

¿Y ha tenido contacto con músicos chilenos?
—¿Realmente? Mira, hemos tenido mayor contacto con músicos de Uruguay, Paraguay o Perú, porque la idea es desarrollar la música de la identidad, pero de Chile no mucho. Además, yo soy de la época de Victor Jara y me quedé con el recuerdo.

Se lo pregunto, porque Chile tiene algo particular: cada cierto tiempo se encanta y se re-encanta con la cumbia…
—Lo que sucede es que la cumbia es universal.

Así lo entiendo, y ya que usted es una erudita de la cumbia quería preguntarle, precisamente: ¿cómo definiría la cumbia?
—Mira, lo que pasa es que la cumbia es el resultado de la historia de todo un continente, porque nace de los indígenas y de los negros en la época de la colonia y, como ambos eran esclavos, la practicaban cada uno con lo que tenían, que era el lenguaje del amor y el del dolor, entonces es una unión de esos dos mundos. Es una música que representa el sentimiento de un pueblo, de la tierra, de la madre naturaleza, para unir las culturas y para unir a los hombres. Por eso yo digo que la música de la identidad no tiene fronteras, no necesita idioma, no necesita de una mujer bonita o escultural, sino que se necesita del amor y del respeto. Eso sí tiene que ser afinado, tú sabes que los pajaritos no se levantan cantando desafinados, sino afinados (ríe).

Además usted estudió música, de forma más académica ¿no?
—Yo pienso que yo seguí un poquito de cada cosa, porque si yo aprendo a leer puedo ayudarme de las partituras en los conciertos para que puedan seguirlas los músicos, pero para poder hacer música se necesita de mucho sentimiento, y eso es otra cosa. La idea es poner la parte académica al servicio de la voz.

Hablando de leer, nos llegó recientemente la triste noticia de que Gabriel García Márquez estaría siendo víctima del alzheimer, fue desmentida, pero luego corroborada otra vez ¿ha sabido algo de su salud?
—Las enfermedades nos llegan a todos los seres humanos, porque nosotros nacemos, crecemos y morimos. Yo estuve conversando con un médico cuando escuché la noticia de Gabo y me dijo que esto era resultado de un desorden de cuando uno no duerme cuando se debe dormir, porque por eso Dios creó el día y la noche. Entonces, cuando uno no duerme, la mente y el cuerpo se van deteriorando. Porque él escribió muchisísimo, Gabo escribió esa obra magna que nos une a todos los latinoamericanos, porque eso es verdad, ¿sí o no?

Por supuesto, es la historia del continente…
—La historia del continente, y para lograrla a través de las letras tuvo que pasar muchas noches.

¿Pero es cierto, entonces, lo del alzheimer?
-Es verdad, es así, claro.

Otra cosa: las nuevas generaciones accedieron a su voz a través de su colaboración con Calle 13 ¿Cómo estuvo ese trabajo?
—Ah, bueno, ahora cuando me buscan en internet, pues salgo yo inmediatamente junto al grupo Calle 13. Ellos hicieron una composición (“Latinoamérica”), nos convocaron a Susana Baca, a María Rita y a mí, así que puse mi voz al servicio de su música. Además, tenía un concepto social y, la verdad sea dicha, si nos vamos a la historia de la humanidad, dicen que el que está al otro extremo llamó a Adán y le dijo “aquí te entrego las tierras” y nosotros ahora tenemos que comprar las tierras, y tenemos que comprar el agua, tenemos que comprar el medio ambiente, tenemos que comprar todo, entonces la canción estaba de acuerdo a lo que uno piensa, ¿me entiendes lo que te quiero decir?

Había una sensibilidad especial de su parte.
—Claro que sí, entonces le pusimos el amor, cada una de nosotras, al punto que al terminar de cantar nos pusimos a llorar las tres. Porque estábamos hablando de la América, que somos un solo país hoy.

Hablando de algo similar, a mí me gusta mucho un tema que conocí gracias a usted, que se llama “El Pescador“, y acá en Chile se busca instalar desde el gobierno una Nueva Ley de Pesca que favorece a los industriales y castiga duramente a los pescadores artesanales. Hay una tradición y una cultura que se pierde ahí ¿pasa algo similar en Colombia?
—Lo que pasa es que cuando comienzan a aparecer los monopolios, aparecen en los alimentos, en la agricultura, en la economía, en todo. Porque yo no sé de política pero todo el mundo nota que están estas personas que son muy capitalistas que no le dan oportunidades a este país. Yo he visto cómo todo ha cambiado mucho, antes uno salía a comprar al comerciante y se iba caminando de un lado a otro sin problemas y ahora hay que pagar transporte para ir a un mercado, a los grandes malls. Antes era mucho más fácil. Han creado un sistema de vida que es contrario a lo que el pueblo hace, porque ellos siguen consumiendo en la pequeña vereda, porque siguen aislados de las grandes metrópolis y las grandes capitales. Acá en Colombia hay organizaciones que se resisten a abandonar su tradición, como por ejemplo en el Río Magdalena en donde los pescadores tienen un lugar donde trabajar.

Totó La Momposina: la memoria viva

Sobre el autor:

Daniel Hidalgo (@dan_hidalgo). Publicó los libros Barrio Miseria 221 (2009) y Canciones punk para señoritas autodestructivas (2011).

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