Piñera en la Casa Blanca y el secretismo del TPP

por · Junio de 2013

Poco se ha hablado de los alcances que suponen el acuerdo entre Chile y EE.UU: censura o control de sitios de Internet y la eventual desconexión de usuarios ante infracciones al derecho de autor.

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El acuerdo de Asociación Trans-Pacífico o TPP (Trans Pacific Partnership), que Chile está negociando con Estados Unidos y otras naciones, supondrá beneficios como prescindir de visado para viajar a Estados Unidos, pero muy poco se ha hablado de las eventuales amenazas que algunos preveen con la puesta en marcha de este acuerdo: serias limitaciones en la libertad de expresión de los usuarios de Internet y el incremento del costo en los medicamentos.

Además se podría estar en un escenario con un sistema de justicia paralelo, donde las transnacionales podrían demandar a los países en un tribunal donde no existe ningún proceso de apelación. Incluso a miembros del Congreso de EE.UU. se les ha negado toda información, exusándose que es materia de “seguridad nacional”.

«Me voy a sentar en el escritorio del Presidente de Estados Unidos». De esta manera y como si estuviera en el living de su casa, Sebastián Piñera dio aviso a los presentes y al mismísimo Obama que se iba a tomar un gustito e iba a ocupar el escritorio que hace más de 130 años la Reina Victoria de Inglaterra le regaló a EE.UU.

Cuando la comitiva del Mandatario chileno le preguntó a Obama cuántos presidentes habían hecho esto, el líder demócrata, aún con cara de incredulidad, aseguraba que «este es el único», desatando las risas del canciller Alfredo Moreno, el ministro de Defensa, Rodrigo Hinzpeter y el embajador de Chile en EE.UU. y ex Ministro de Educación, Felipe Bulnes. Este hecho fue el que cubrieron con mayor interés los medios chilenos e incluso la propia Casa Blanca (fue la foto del día en la web del gobierno norteamericano).

Puede ser que el hecho sea visto como un signo de las buenas relaciones entre las dos naciones o simplemente otro episodio en donde Piñera muestra su falta de ubicuidad incluso en el Salón Oval de la Casa Blanca. Lo cierto es que es solo la punta de un iceberg, una muestra más del secretismo con que ha actuado el gobierno en torno al TPP, en donde el único comentario que hizo Piñera fue que la zona Asía-Pacífico puede «convertirse en la mayor zona de libre comercio del mundo, y estamos colaborando y muy comprometidos con eso».

Y tiene razón. Incluso para Estados Unidos sería «el mayor acuerdo comercial de su historia», según la Oficina del Representate Comercial de ese país.

Pero el gran cuestionamiento al TPP, aparte de la poca transparencia con que se han llevado las negociaciones, son las eventuales amenazas a la libertad de los usuarios de Internet y el incremento en los costos de los medicamentos. Revisemos.

Acuerdo secreto

Las negociaciones del TPP se iniciaron en 2005 entre un puñado de naciones que conformaron el llamado P4, que en la actualidad forman el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica y que en el 2008 se les unió Estados Unidos, siendo finalmente 10 países los presentes en las rondas negociadoras.

Aunque la ciudadanía de los países miembros no ha podido tener acceso a la información y lo poco que se conoce ha sido gracias a documentos filtrados, alrededor de 600 lobbistas de las grandes empresas norteamericanas han tenido acceso a los documentos desde que se iniciaron las conversaciones.

De los 26 capítulos de la negociación, solo unos pocos tienen que ver directamente con el comercio. Los otros capítulos consagran nuevos derechos y privilegios de las grandes empresas al tiempo que debilita el poder de los Estados.

Entre los puntos más preocupantes que propone el TPP está un sistema de justicia practicamente paralelo, donde las transnacionales pueden demandar a los países en un tribunal de jueces compuesto por abogados de comercio internacional donde no existe ningún proceso de apelación.

Pero las mayores críticas y exigencias han venido desde la propia clase política estadounidense. Es así como diversos parlamentarios han exigido al gobierno transparentar las negociaciones y entregar la mayor cantidad de información a la ciudadanía, como lo hizo público el senador por Minnesota Al Franken.

«Es de vital importancia que el pueblo estadounidense tenga acceso a la mayor cantidad de información posible con respecto a los textos y las propuestas estadounidenses, mientras que las negociaciones aún estén en curso, no solo una vez que se haya completado un acuerdo», dice su misiva.

Incluso, el 9 de mayo de 2012, un día después de la solicitud de Franken, 30 académicos de presitigiosas universidades de Estados Unidos firmaron una carta alegando a Ron Kirk, jefe de la Oficina del Representate Comercial de Estados Unidos (USTR), que no es posible que los únicos que tengan acceso a dicha información sean las grandes empresas.

En la misma carta refutan los argumentos del gobierno norteamericano, que asegura que la divulgación de dicha información sería un peligro para la seguridad nacional. «Nuestra primera y más importante sugerencia es comenzar de inmediato una política de liberar al público el tipo de informes sobre las posiciones y propuestas en materia de propiedad intelectual que se dan en la actualidad solo a los miembros del Comité Asesor Sindical de la Industria bajo acuerdos de confidencialidad. La USTR se ha negado a compartir sus propias propuestas con sus propios ciudadanos alegando que dañaría la seguridad nacional de los Estados Unidos», señala el documento.

En respuesta, Ron Kirk dejó su cargo a la cabeza de las negociaciones el 22 de enero de este año. Dijo estar «muy ofendido por la afirmación de que el proceso no ha sido transparente y que carecía de la participación pública», argumentando que «USTR ha realizado más de 400 consultas con las partes interesadas del Congreso y privados sobre el TPP».

Internet

En enero de 2012 se discutió en el Congreso de Estados Unidos la Ley SOPA, la que generó un fuerte rechazo entre usuarios de Internet, ya que atentaba contra los derechos humanos, principalmente contra la libertad de expresión y el cierre de sitios que atentaran contra la propiedad intelectual.
Recordado es el llamado “apagón” que realizaron importantes sitios como Wikipedia, Google y Wired, entre otros, como una forma de rechazo a la impopular ley.

A fines del mismo mes algunos países miembros de la Unión Europea firmaron el ACTA, un tratado internacional similar a la ley norteamericana, donde también se atentaba contra derechos ciudadanos fundamentales.

Aunque la Ley SOPA fue rechazada por el congreso norteamericano, las negociaciones del TPP respecto a esta material son muy similares a las propuestas en la antigua ley.

En concreto: el artículo 16.3 del TPP obliga a las empresas distribuidoras de Internet (ISP) a desconectar a los usuarios que infringan los derechos de autor. Además les exige filtrar todas las comunicaciones en la red para detectar potenciales infracciones a la propiedad intelectual, como también bajar sitios que infrinjan o faciliten la infracción a los derechos de autor.

Además permite que los ISP revelen la identidad de los usuarios cuando se está en una posible violación a la propiedad intelectual.

Dentro de las naciones que se encuentran negociando el TPP está Nueva Zelanda. Este hecho es curioso, ya que fue en este país donde el FBI —con el beneplácito del gobierno neozelandés— arrestó en enero de 2012 a Kim Dotcom, el fundador de Megaupload (el sitio de desgargas online que ocupó el 4% del tráfico global solo en 2012, según el FBI), acusado de violar la propiedad intelectual, pero que, finalmente, se descubrió que el Servicio de Inteligencia y Seguridad de Nueva Zelanda (GSCB) había interceptado ilegalmente sus comunicaciones y fue que el propio Primer Ministro de Nueva Zelanda, John Key, quien debió salir a pedir disculpas públicas al magnate alemán, quien tiene residencia permanente.

«Por supuesto que pido disculpas al Sr. Dotcom, y pido disculpas a los neozelandeses», dijo Key a la prensa local.

En Chile, los que más han sacado la voz sobre este tema han sido los integrantes de la ONG Derechos Digitales. Alberto Cerda Silva, director de estudios de esta organización, asegura que «varias de las medidas propuestas por el TPP entran en conflicto con los derechos y libertades constitucionales (…) infringen el derecho al debido proceso, la presunción de inocencia, la libertad de expresión y el derecho a la vida privada», como detallan en este documento.

También el periodista Nibaldo Mosciatti tuvo un espacio para el tema en su columna de radio Bío Bío. «Como dijo Piñera si se aprueba el TPP va a ser la zona más grande del libre comercio. Por ahora se ha negociado, pero ha sido poco transparente de cara a la ciudadanía. Por ejemplo algunos dicen que este acuerdo supondrá ciertas restricciones que Estados Unidos ha impuesto por razones de seguridad, como censura o control de sitios de internet y la eventual desconexión de usuarios ante infracciones a los derechos de autor. Además, se acusa que este TPP va a otorgar más ventajas a las empresas de EEUU que pretendan explotar los recursos naturales de los países firmantes».

Acceso a medicamentos

Otro aspecto que se está discutiendo en el TTP son los derechos intelectuales de la industria farmacéutica. En nuestro país, una de las entidades que se ha opuesto a este tratado ha sido la Asociación Industrial de Laboratorios (ASILFA), donde el asesor del directorio, José Luis Cárdenas, asistió a la última ronda negociadora del TPP, realizada en Perú el mes pasado.

Según Cárdenas este tratado representa un gran peligro en la futura disponiblidad y acceso a medicinas genéricas para los chilenos «ya que Estados Unidos pretende flexibilizar las condiciones para la obtención de patentes para sus empresas sin los debidos contrapesos».

Cárdenas además se refiere al llamado “Linkage”, que es el macanismo que tienen las empresas farmacéuticas norteamericanas para proteger sus patentes, al bloquear la producción de ciertos medicamentos con similares características (genéricos, la base de cadenas populares como Dr. Simi) fuera de las fronteras de Estados Unidos. Esto en la práctica tendría impactos negativos en el costo de los medicamentos, ya que se debería pagar por derechos intelectuales.

«Entre otras exigencias busca eliminar las oposiciones a patentes, reconocer protección a métodos de tratamiento que no sonstituyen invenciones y establecer el dominado Linkage que limita la concesión de registros sanitarios de medicamentos», explica Cárdenas.

Puede ser que Piñera se dio en el gusto al sentarse en el escritorio de Obama. Pero en la práctica el que se está dando el verdadero gustito es el mandatario norteamericano: su gestión es la que está poniendo las reglas a seguir en uno de los tratados comerciales más importantes del último tiempo, y en lo que parece ser un contrapeso desesperado frente al gigante China.

Sobre el autor:

Felipe Avendaño (@ElGranLebowski)

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