Utopia: no creas la verdad

por · Abril de 2013

Conspiración, tortura y fotografía de lujo. La serie británica de Channel 4 asoma como una de las ficciones del año. Híper real, acá nadie es de fiar y el Reino Unido asoma como un campo de pruebas para ensayar el control de la especie humana.

Publicidad

[ADVERTENCIA: SPOILER] Estoy atrapado lejos de casa mirando el cierre de chilevisión. «La verdad es que hay tantas verdades como personas en el mundo. La verdad para un niño es lo que le dicen los grandes». El reloj sigue diciendo que la noche es el único tren que puede llegar a este pueblo. Me acuesto, no hay forma de regresar hasta mañana. «La verdad para un joven se la dicta el corazón. La verdad para un político, varía según la encuesta».

Pienso en las veces que uno cree hasta las vísceras en algo, pero resulta otra cosa. No una mentira, sino que otra verdad. «La verdad de un escéptico es difícil de creer. La verdad para un ingenuo está en todas partes».

Estoy atrapado mirando Utopia (2013). Y la serie de Channel 4 es un laberinto, una mezcla de misterio, híper violencia y humor negro repartidos en paisajes urbanos y rurales de un Londres tan técnicamente estilizado como una postal islandesa.

Tres cosas saltan a primera vista: el bosque complejo de su argumento, sacado de lo mejor de No Country for Old Men (2007). La perfección técnica que hace ver cada plano —un suicidio, una explosión, un desayuno visto desde la calle de enfrente— como un potencial fondo de pantalla. Y el realismo visceral de las ficciones inglesas del último tiempo, herencia de Misfits (2009) y también Skins (2007): punto para la lograda secuencia del asesinato en el colegio.

Arby

Como es costumbre en las series británicas, la única temporada de Utopia es brevísima —solo seis capítulos— y avanza con una parsimonia sacada de la vida real y la abulia. Con personajes complejos y obligados a replantearse todo lo que daban por sentado: el pendejo problemático Grant (Oliver Wollford), la guapa y atormentada Becky (Alexandra Roach), el joven consultor informático Ian (Nathan Stewart-Jarret) y el geek Wilson Wilson (Adeel Akhtar), un tipo rarísimo que recibe la peor tortura jamás vista/escrita en una serie de televisión.

Becky

En Utopia nada parece ser lo que realmente es. El arco argumental —la verdad— se ofrece en diferentes capas que desdibujan la frontera entre ciencia ficción, conspiraciones y una compleja paranoia heredera de Prison break (2005) o 24 (2001), aunque limpia de lugares comunes y sin balizas ni tantas placas policiales.

La historia arranca en una tienda de cómics donde dos psicópatas buscan a Jessica Hyde (Fiona O’Shaughnessy), personaje clave para entender una novela gráfica escrita en un manicomio y que relata un particular plan formulado durante la Guerra fría: esterilizar a la humanidad completa a través de vacunas y un aparatoso montaje comunicacional, con el Reino Unido como campo de pruebas.

«Ahora hemos rebasado los siete mil millones de personas en este planeta. Cuando yo nací éramos poco más de dos. El precio de los alimentos se infla, el petróleo se acaba. Cuando en veinte años todos los recursos se terminen, pese a todo lo que sabemos sobre nuestra especie, ¿de verdad crees que lo vamos a compartir?», justifica en algún momento y amordazado un personaje de Corvadt Industries, los responsables intelectuales del proyecto.

Fall

¿Genocidio? ¿Se soluciona con ampolletas de bajo consumo? A cuentagotas, los protagonistas irán descubriendo pistas, potenciales aliados y enemigos casi siempre del lado de agencias o gobiernos, mientras son perseguidos y obligados a moverse continuamente por una enorme organización conocida como The Network. Una red que no se detendrá ante nada, mientras, en paralelo, se desarrolla el argumento del consejero del gobierno británico, Michael (Paul Higgins), que es sometido al chantaje y que en algún punto es obligado a ensuciarse en una serie de escándalos políticos que grafican la envergadura y toda la corrupción de la operación.

Dennis Kelly, el creador de Utopia, no solo escribió una gran historia, sino que el ritmo de los hechos y las actuaciones podrían elevar a esta serie a uno de los puntos más altos en lo que va del año.

Punto para el amarillo Utopia, punto para el pulso firme de Arby y punto para la música del chileno Cristóbal Tapia de Veer que hace todavía más siniestro todo. La banda sonora es un lujo. La serie un imperdible.

Utopia: no creas la verdad

Sobre el autor:

Alejandro Jofré (@rebobinars) es periodista y editor de paniko.cl.

Comentarios