Día de partido

por · Julio de 2011

Crónica copera desde Mendoza

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Con la noche, aparecen los chilenos. De algún lado –de todos lados- sale gente con camiseta roja a hacer valer su conquista, a embanderar el territorio invadido. Ahora sí que llegaron todos: si antes eran muchos, desde ayer ya son demasiados.

En Mendoza no hay disponibilidad hotelera, las pizzerías están a todo dar y en los tenedores libres la salita de espera evidencia el 60% de obesidad que hay en Chile. Eso, quizá, es lo mejor de todo esto: que como pocas veces, los chilenos que viajan a otro país son una muestra casi exacta de lo que se puede encontrar a nuestro lado de la cordillera. Acá no llegaron los rubios, los de ropa Columbia, las señoras que renuevan el closet. Acá llegaron pescadores, cesantes, cajeros de bancos y estudiantes. Gente que ahorró por meses o que pidió lo que después no va a pagar. Gente normal, corriente, invisible en las calles de Santiago o Puerto Montt, pero que hoy, con una parka o una bandera, llaman la atención gritando en cada esquina, bromeando con los uruguayos más silentes, riéndose fuerte, pidiendo más cerveza.

Con la noche, decíamos, aparecen los chilenos y también ese ambiente algo turbio, propio de lo oscuro. En la Plaza Independencia, punto de encuentro, hay barristas pidiendo plata y petizos de pelo en gel ofreciendo entradas.

-¿Necesitai entradas pa mañana? 50 dólares.
-Chúpalo.

Porque hay gente que vende porque ese es su negocio, y otra que le sobraron, se equivocó al comprar o un primo le falló. Esos la venden algo más cara, recuperar la plata y ganar algo, pero sin mala onda, sin esa voz golpeada ni esa sobredosis de perfume.

-¿Cuántas querís?
-¿Pero cuántas tenís?
-Perro, dígame cuántas quiere y se las traigo.

Dan asco, porque se mueven sigilosamente, y se ganaron una autoridad que no les corresponde pero que la tienen, y todos los respetan y nadie está en muchas condiciones de regatear. Hay menos entradas que gente, ahí está el poder.

Pero hoy ya es de día, está medio nublado y hay un clima de partido. Bocinas, nervio, apuro. Las sombras se despejan y ya nada importa mucho, sólo que la desmedida esperanza, el exagerado entusiasmo se justifique contra los uruguayos. Es este el momento clave, donde se demuestra realmente el nivel y donde se confirman las hasta ahora extendidas aspiraciones.

Día de partido

Sobre el autor:

Cristóbal Bley es periodista y editor de paniko.cl.

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