El Rey Arturo no se quiere quedar solo

por · Mayo de 2014

Vidal. Su historia deja clara la tesis de que no es circunstancial la fama y el nivel futbolístico alcanzado por el jugador. Tampoco lo es la oportuna aparición de este libro.

Publicidad

Esta es una historia de esperanza. De confiar en que todo lo que se acaba de leer sea verdad. Que no se ocultó ningún episodio para construir un personaje que en realidad no existe. Porque si todo es cierto, podremos respirar tranquilos. Relajarnos y disfrutar de la previa del Mundial como corresponde. Jugar a las pollas, analizar las nóminas, recordar anécdotas de mundiales pasados, organizar pichangas para sacarse la ansiedad, armarle y desarmarle el equipo a Sampaoli cuantas veces sea necesario. Y soñar. ¿De eso se trata un Mundial o no?

En esta pasada, hay que creerle a Nicolás Olea, autor de Vidal. Su historia (2014, Ediciones B). No nos queda otra. En este conjunto de crónicas, que arman una biografía prematura de Arturo Vidal, se reitera que las lesiones no son gran cosa para el volante de la Juventus. Superó su mala alimentación para llegar a Colo Colo, jugó todo un torneo con amigdalitis y fiebre siendo juvenil, y en Sudáfrica 2010 fue uno de los mejores de Chile con una costilla rota. Ahora el obstáculo es esa maldita rodilla derecha y una operación llena de dudas, lo que, para este héroe construido por el periodista de El Mercurio, debería ser apenas un desafío más.

La investigación, armada en base a un gran rescate de información más una veintena de entrevistas al entorno íntimo del jugador, está escrita en la misma clave que los suplementos deportivos. No hay mayor pretensión literaria en el libro que relatar linealmente los hechos que marcaron la trayectoria de Vidal, ni tampoco busca un vocabulario que se diferencie del usual en el periodismo pelotero. El público al que está enfocado es, precisamente, el que con el café de la mañana o cabeceando en el metro se traga con gusto lo que los medios les ponen en frente, sin mucha digestión de la información. Y en ese contexto, la obra de Olea triunfa.

Su anterior publicación (en coautoría con Danilo Díaz), Alexis. El camino de un crack (2011, Ediciones B) era más bien un anecdotario del delantero para lucirse en la sobremesa con los amigos. En Vidal, además de sabrosos hechos (como los inicios de Fernando Felicevich, el representante de Vidal, o el día que sus compañeros de La Roja lo pillaron llorando), se construye —aunque desordenada— una historia. Se arma un personaje con la manoseada máxima del niño-de-clase-baja-que-superó-las-dificultades y se logra aterrizar con escenas que demuestran los temores del protagonista: su imposibilidad para liderar un grupo, la obsesión por sus hijos y su constante miedo a la soledad. «Yo pasé muy solo cuando chico, mi mamá no estaba… Hubo tantos motivos por los que me tocó estar sin nadie. No me gustaría volver a vivir algo así de nuevo. Por eso, siempre trato de estar con gente», cuenta Vidal en declaraciones de archivo recogidas en esta especie de biografía autorizada, donde el protagonista habla siempre por medio de entrevistas pasadas.

La frase «no, no es casualidad» es la que cierra el libro. Con eso, el autor deja clara su tesis de que no es circunstancial la fama y el nivel futbolístico alcanzado por Vidal. Tampoco lo es la oportuna aparición de esta obra, o no lo era al menos hasta que los meniscos del jugador se rompieron. Ahora, habrá que esperar un mes para ver cómo se sostiene la historia. Por mientras, prefiero creerle a Olea.

Vidal

Vidal. Su historia.
Nicolás Olea
Ediciones B, 2014
198 p. — Ref. $12.000

Gana una copia

Cortesía de Ediciones B. Postea en nuestro módulo de comentarios de Facebook, ubicado más abajo, contándonos qué gol de Vidal es el que más recuerdas. Los ganadores aparecerán tras el sorteo en este mismo post.

GANADOR: Erik Contreras.

El Rey Arturo no se quiere quedar solo

Sobre el autor:

José Pablo Harz (@jpharz).

Comentarios