Blank Tiger: la falta de autoridad

por · Septiembre de 2012

Reseña del concierto que la banda del hijo de Cerati dio en Valpo.

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Benito Cerati, el hijo de Gustavo, vino a mostrar a nuestro país su proyecto Blank Tiger. Previamente, había advertido que su estilo era un “pop deforme”. Ofreció dos shows fuera de lo común, uno en Santiago y uno en Valparaíso, al que asistimos.

Fotos: Rens Veninga

Durante la noche del pasado sábado 1 de septiembre, en el mítico DECK_OO de Valparaíso, alrededor de 150 personas que estaban en la previa de la fiesta que organizaba la marca Foster esperaban algo ansiosas el debut en Valparaíso del heredero legal de Gustavo Cerati. Algunos querían verlo a él, a Benito, pensando que podría ser un renacimiento artístico de su padre. Otros, optaron por ver a Blank Tiger, la banda, y su pop deforme. Nada claro. Todos se fueron con una sensación de confusión. Bostezos por aquí, bostezos por acá. Porque lo mostrado por la banda del joven Cerati demostró que la sobre-estimulación puede ser peligrosa, hasta vertiginosa.

Se agradecía la originalidad, pero se acusaba a sí mismo de extirpar estilos: Ziggy Stardust calzaba con su estética e intentaba imitarlo en su divismo artístico. Massive Attack, Pet Shop Boys, Moloko, entre otros, marcaban la pauta sonora de su show. Una banda que podía haber prometido algo, pero que no cumplió con ninguna ilusión.

Y es que estar a la sombra de una de las figuras más fuertes del rock latinoamericano, te deja en un limbo sombrío. El pasado toma cuenta y Cerati junior y CIA. quisieron alejarse. Y aunque no lo reconozca, el público tenía esperanzas de que Benito pudiese haber tocado algo de la banda de su padre. Pero no.

Respetuosos y algo tímidos, sonaban algunos aplausos. Dentro del respetable, un fan desorbitado gritó “¡esto es rock & roll!”. Algo perdido estaba. Sus influencias afloraban en la estética. Caían en la falta de identidad y los que presenciábamos su show lo teníamos claro. No lograba encajar con ningún patrón.

Se trataba de un show que perdía rumbo. Synths que saturaban el espacio y la voz del frontman de Blank Tiger parecía aún demasiado temerosa. Los músicos que lo acompañaban eran el arroz graneado. Buen funcionamiento. Eso sí, no cantó tan desafinado como algunos de los videos que circulan en internet, pero Benito demostró que está en pañales. “Yo vine a ver si tocaban algo de Soda. Al menos espero un cover”, decía una chica con una polera de la tapa del disco “Unplugged” de la mítica banda trasandina.

Lo mostrado por Blank Tiger fue un paso en falso. Pronto a lanzar su primer disco, no tienen claridad alguna en su propuesta. Claro, es un pop deforme que podría entenderse literal, pero confunde y se vuelve mareador a ratos. Por eso, cuando a los cabros chicos se los sobre-estimula, crecen monstruos y este frontman era un personaje que se inmiscuía entre su look y el groove. Un pop sin autoridad.

Al concluir queda una sensación de haber visto una deformidad insospechada, que retrata la propuesta chilena/argentina. Veremos qué sucederá. Y si realmente puede despegar y separarse del tag de su padre.

Blank Tiger: la falta de autoridad

Sobre el autor:

Gonzalo Silva Mery (@radiomaan) es estudiante de periodismo, adicto a recitales y guitarrero por vocación

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