Coachella, la despedida: Danny DeVito, The Strokes, Kanye West, Kirsten Dunst y más

por · Abril de 2011

Día tres en Coachella con Paris Hilton, Paul McCartney, Chromeo, The National y más.

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Última jornada en Coachella con las piernas de los teclados de Chromeo, The Strokes, las bailarinas de Kanye West, Kanye West, sir Paul McCartney, Kirsten Dunst, PJ Harvey y más en esta crónica desde Indio, California.

// Por: Felipe Mañalich • Fotos: Cristián Sepúlveda. Enviados especiales en Indio.

Y al tercer día resucitamos entre los muertos.

La despertada cuesta, pero el precio se paga con ganas, porque lo que nos convoca se merece la mejor propina del mundo.

Nas & Damian Marley

Es temprano y nos hemos programado para aquello. Y cuando estamos a punto de sacar a pasear con orgullo la bandera patria e ir a alentar con creces a nuestros compatriotas en el escenario principal, recibimos la terrible mala nueva: Los Búnkers, por problemas de visas, no estarán presentes. Snif. Bastante penca lo que le pasó a los penquistas, mientras nosotros nos quedamos con las ganas de cantar en buen chilensis sus éxitos y de corear versiones rockeras de canciones del cubano Silvio Rodríguez en Estados Unidos. Esperamos que su tour no haya desembarcado en Guantánamo.

En fin. No es mal tiempo tampoco, por ende no hay mala cara. Nos ponemos a elongar para el gran remate, porque en unos minutos nos enfrentaremos al la recta final de Coachella 2011.

Los días previos (viernes y sábado) han servido de aprendizaje, más que nada logístico y eso es bueno y malo a la vez. Por un lado ya nos manejamos en el festival, conocemos los timings, los escenarios, lo que hay y lo que no hay que llevar, la estacionada y la salida, entre otras cosas. Por otro, ese mismo aprendizaje proporciona una pérdida en la capacidad de asombro, sabiendo ya a lo que vamos, pero siendo redundante, es asombroso.

La última cita parte con CSS. Más entretenido que bueno por ser objetivo, pero al igual que una despedida de soltero, si fuiste a una… fuiste a todas.

El escenario principal emprende vuelo con Nas & Damian Marley, cuando con una precisión coreográfica y en los 360 grados alrededor nuestro, el público fuma cigarrillos de procedencia jamaicana. Estando cerca del Gran Cañón, nos encontramos en el gran caño.

La idea no es sólo escuchar artistas consagrados, sino también nutrirse con bandas nuevas o en ascenso en su defecto. Nos movemos hacia Health y el final de su show es de una distorsión tal que resulta casi inentendible. Seamos justos eso sí, no vimos el principio.

Caminando hacia el escenario adjunto pasamos por un parque de bicicletas estáticas como centro de pista de baile. El ejercicio es muy simple: te subes a pedalear y la energía que produces alimenta al generador conectado a las tornamesas de una DJ en un micro escenario. El resultado es genial.

Luego de la experiencia kinestésica presenciamos a un débil Sven Vath que no nos logra hacer entrar en calor, cosa que un escocés con hielo si hará.

Es el turno de Fistfull of Mercy. La banda liderada por el hijo del mítico George Harrison, que propone un folk romántico que no trasciende a nuestro humilde parecer. El apellido se hereda. El talento no tiene la misma suerte.

Pasamos caminando por al lado de la gigantesca rueda de la fortuna que gira proporcionando una vista privilegiada a sus pasajeros y unos ventiladores con agua apaciguan el efecto que el sol tiene sobre nuestra piel, antes de disfrutar unos siempre estruendosos Death From Above 1979.

The Strokes

En el segundo escenario más importante aparece The National. Lentamente el día se va yendo, lo que produce una sensación íntima, bastante más óptima a la luminosidad con que los recibimos en Lollapalooza Chile. En California la reconocible voz que los caracteriza nunca pierde la compostura. Se agradece el gesto.

Es tiempo de sazonar la pista con Duck Sauce que deja la patada, el muslo, la pantorrilla y el glúteo. Al lado nuestro bailan las hermanitas Hilton, ambas de animal print y curiosamente la más popular de las dos es quien nos conversa. Salud por y con ella. Gracias por la champán tocaya de la capital francesa.

Al paso nos volvemos a encontrar con quien interpretara magistralmente al pingüino en la segunda Batman de Burton, Danny DeVito. El pequeño actor tiene una buena vibra gigantesca antónima a la del súper villano. Nos cruzamos con una casi desapercibida Kirsten Dunst y una delgadísima gemela Olsen coquetea con un desconocido.

Posteriormente el new wave de Duran Duran revive clásicos impresos en el inconsciente colectivo y si uno se detiene a observar el panorama, estamos en un lugar distante a ser un “Ordinary World”.

Estamos esperando frente a un teclado con piernas de mujer que pronto será digitado por Chromeo, pero el comienzo se atrasa y nos tenemos que mover de vuelta al Coachella Stage para ver a The Strokes.

Es increíble la cantidad de hits que los neoyorkinos tienen a su haber. Suenan perfecto y la voz, que muchas veces en vivo tiende a desafinarse, es envolvente. Casablancas ironiza con su jet privado entre temas y Albert Hammond Jr. se ve opacado por el virtuosismo de Nick Valensi. Se sacaron un siete chiquillos.

Kanye West

Siguiendo la senda del rock, presenciamos el final de PJ Harvey. Una propuesta íntima de sonido perfecto es la plataforma musical que enmascara a una Polly Jean Harvey vestida de blanco y con nada de patuda.

Pasadas las 22 horas, Kanye West hace un show que deja al ofrecido en nuestro país como un ensayo de su gira. Desde el bar Rihanna junto a Katy Perry gozan con las bailarinas, las gruás y los cambios de vestuario, que lo confirman como el plato más fuerte para los gringos presentes. Me atrevo a apostar que el próximo año se lleva todos los premios.

Queremos seguir bailando y The Presets nos ayuda a hacerlo. Prendidamente perfecto, para terminar de hacer ejercicio a la merced de She Wants Revenge. Caminamos de vuelta cruzando el camping, donde el común denominador de los refugiados es que la fiesta “no pare/ sigue sigue” y el nuestro es llevarnos una enciclopedia de buenos recuerdos.

Mañana volvemos a Hollywood y no puedo dejar de pensar que este festival se merece el Oscar a la mejor dirección, a la mejor producción, a las mejores interpretaciones, a la mejor puesta en escena, a la mejor dirección de arte, en fin, como mínimo una estrella en el paseo de la fama.

Nos vemos el próximo año.

Coachella, la despedida: Danny DeVito, The Strokes, Kanye West, Kirsten Dunst y más

Sobre el autor:

Felipe Mañalich

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