El misterioso caso de Chinoy

por · Marzo de 2015

Desde su fantasmagórica aparición en 2007, Chinoy ha sido siempre una incertidumbre, un talento que parece sabotearse a propósito, como si desconfiara de cualquier camino que lo acerque a la comodidad.

Publicidad
chinoy

En febrero del año pasado, en una nota a toda página en La Tercera, Chinoy aparecía anunciando la salida de su segundo disco. Según ese artículo, De loco medieval, como se llamará el álbum, aparecería el segundo semestre del 2014. Desde ese momento solo ha aparecido un single, “A velocidad”, una balada rockera completamente opuesta a sus frenéticas primeras canciones. Ya se lo había visto tocando con banda, en un formato que pretendía cautivar grandes audiencias: rock de estadio, con su misma voz laríngea adaptada a un sonido firme y más pausado. No muchos lo podían creer. ¿Estaba Chinoy siendo domesticado?

Pero el hombre es el lobo del hombre y Chinoy es su propia piedra en el camino. A fines del año pasado, cuando su disco debía estar en las tiendas, el sanantonino apareció tocando junto a un power trío, Los Preferidos del Ruido. Sus canciones de siempre ahora en versión thrash, con una batería galopante y una guitarra a máxima velocidad. Y eso mismo sucedió el sábado en Lollapalooza. No había tanta gente en la Cúpula pero Chinoy sudaba mares, sin darle respiro a su muñeca en ningún momento. No estaba claro si lo que hacía era volver a sus orígenes, a esas bandas de punk porteñas como Don Nadie, que grababan en caset y tocaban en la calle, o si esta es una reacción irascible, el miedo a la consolidación definitiva.

Lo mejor o lo peor o lo extraño de todo es que tenía sentido. No sabemos cómo sonará De loco medieval, ni menos si el disco finalmente va a salir, pero esta versión de Chinoy ―al principio molesta, como si sus delgados pies nos estuvieran pateando las canillas― terminó sintiéndose muy sensata, como si todas sus canciones hubiesen sido siempre así, rápidas y ruidosas.

Por supuesto no es una sorpresa. Chinoy, desde su fantasmagórica aparición a fines de 2007 como un Rimbaud con guitarra de palo, que dormía en la calle y cantaba como mujer, ha sido siempre una incertidumbre, el cántaro de oro al final de un arcoíris negro. Un talento que parece sabotearse a propósito, incapaz de hacerse cargo de lo que tiene dentro, como si desconfiara de cualquier camino que lo acerque a la comodidad.

«Donde está el peligro, allí surge también la salvación», decía el poeta Hölderlin. La seguridad es el infierno, parece decir Chinoy.

Fotos: Eleonora Aldea © paniko.cl

El misterioso caso de Chinoy

Sobre el autor:

Cristóbal Bley es periodista y editor de paniko.cl.

Comentarios