Esos nuevos hombres

por · Marzo de 2017

Moonlight es un relato deudor del realismo sucio americano en donde, a pesar de estar todo en contra, se reivindica con talento y emoción a esos proscritos pero definitivos primeros amores.

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La reciente ganadora del Oscar a Mejor película es también la primera de temática LGBTI+ en adjudicarse la icónica estatuilla hollywoodense en esa categoría. Moonlight es un relato deudor del realismo sucio americano. Aquí hay hombres escindidos, mujeres desoladas, marginalidad al hueso e identidades sexuales configuradas desde el miedo y la intolerancia, donde, a pesar de estar todo en contra, se reivindica con talento y emoción a esos proscritos pero definitivos primeros amores.

Este es un poemario dividido en tres versos cortos, sin excesos de adjetivos ni adverbios. Un rudo coming of age que se inicia con la infancia de Chiron (Alex R. Hibbert) escabulléndose como puede de los matones de su colegio que anticipan en el comportamiento asustado de su cuerpo a un niño frágil, y para ellos, sospechoso. En casa los eventos brindan apenas un mínimo de calma considerando que su madre, Paula (Naomie Harris), recibe a un hombre tras otro en su dormitorio para poder abastecerse de las drogas vendidas por Juan (Mahershala Ali, ganador del Oscar a Mejor actor de reparto), un dealer que sabe imponerse en su territorio, pero que ofrece dimensiones de afecto y paternidad impensadas en alguien como él.

El primer encuentro entre Juan y Chiron, es un pacto de sangre mudo, uno que modelará a Chiron en el futuro en manos de una paternidad postiza y contrahecha. Pero no menos inverosímil.

Chiron llega a la adolescencia (Ashton Sanders), la adicción de su madre al crack va en caída libre, Juan ya no está, los matones dirigidos por Terrel (Patrick Decile) han agudizado sus ataques y Teresa (Janelle Monáe), la mujer de Juan, sigue asilando a Chiron en su casa cuando la situación en la propia se hace caótica. Todo se siente agobiante, como una crisis de ansiedad dentro de un ascensor a oscuras. Eso hasta que Chiron retoma el contacto con Kevin (Jaden Piner), ese entrañable amigo de infancia, el mismo que lo alentaba a defenderse y a aprender cómo devolver con ingenio los golpes recibidos. Un impensado encuentro nocturno en la playa, la presión social, una encerrona y un momento catártico cierran el segundo bloque.

Años después, Chiron despierta convertido en un símil de Juan. Es el temido jefe de una pandilla de narcos en Atlanta, responde al nombre de “Black” y continúa aferrado a ese incendiario encuentro en la playa. Una llamada de parte de Kevin (André Holland) podría colocar en un mejor lugar la bloqueada afectividad de Chiron. Todo podría mejorar de una vez, pero el espacio que dejan las palabras es apenas un estrecho pasadizo que obliga a deslizarse con sumo cuidado.

La nueva masculinidad queda servida en una mesa dispuesta con poderío, los clichés, los recursos condescendientes y las fantasías de porno amateur quedan revueltas con las sobras en la cocina. Barry Jenkis y su guionista Tarrel Alvin McCraney (Ganador del Oscar por mejor guión adaptado) acuerdan otro pacto, pero esta vez es uno explícito; contar con sicología la crónica de los impulsos contenidos por la ignorancia y la rabia.


Esos nuevos hombres

Sobre el autor:

Fernando Delgado es comunicador audiovisual y guionista de series y teleseries en TVN, MEGA y CHV.

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