La memoria es para siempre

por · Septiembre de 2012

La memoria es para siempre

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Hace unos meses se estrenó Pinochet (2012), el documental del director Ignacio Zegers que muestra el «legado» del dictador chileno. Estas son las fotografías y la crónica de esa fría mañana de junio afuera del Teatro Caupolicán.

// Crónica: Alejandro Jofré • Fotos: Pablo Donoso.

El dolor se talla y se detalla.
Gonzalo Millán

Neruda dijo que en San Diego lo transitorio se quedó para siempre. Tiene razón. De día, las cuadras se pierden entre las baratijas y el ajetreo de los barrios que unen el Paseo Ahumada con la Avenida Matta.

En San Diego está el Santiago construido como Valparaíso, de primeros pisos altos, desteñido como si todo el polvo de los lanzagases que nublan la Alameda para las protestas vinieran a gastar y erosionar estas fachadas: mitad pequeños comercios con sus mercancías en permanente inmovilidad, una parte de cajoneras de inmigrantes —que sólo aparecen en la oscuridad— y otra tajada de pasajes, «tristes y, por algún motivo, atractivos, a pesar de que uno sabe que no va a encontrar en ellos nada demasiado notable» (Roberto Merino).

¡Qjkzzf! El peñascazo se pierde entre los cascos verdes y los escudos pintados de manchas asimétricas de un naranja otoño y hasta de ese blanco de las ráfagas del guanaco. Empieza el movimiento.

San Diego con Eyzaguirre, en el Santiago profundo, está frío. Es sábado por la mañana y las persianas del comercio están abajo. En el Teatro Caupolicán (ex Monumental), Las águilas humanas y el Holiday on ice sentaron raíces por años. Ahora, la pantalla exhibe Pinochet (2012), el documental de Ignacio Zegers que es un ajuste de cuentas entre la historia no oficial y el pinochetismo.

«Pinochet/ CNI/ asesinos del país» gritan las viejas afuera pegadas a las rejas de contención, como si la potencia de su vozarrón —agrietado por la tos asfixiante del zorrillo— calara hondo en el superyó del montón de ex fuerzasarmadas, reunidos para homenajear al dictador y contar su versión de una historia que parece revivir en la estética blanco y negro de todos esos carteles donde los desaparecidos tienen un rostro.

Adentro, el documental se proyecta a puerta cerrada, mientras afuera el silencio incómodo multiplica todos esos mensajes diseminados como una instalación, que parecen abrir una cicatriz que siempre vuelve a la costra.

Cosas como:

¿Dónde están?

OCC A-02

NO a la herencia de la dictadura

Verdad y justicia

Comisaría de Puente Alto

Felipe Rivera Gajardo, electricista

Sin miedo

MPMR

Manuel González Allende, estudiantes y comerciante

La memoria es para siempre

Antes de que la televisión muestre la rabia de una turba sin orgánica partidaria, de anarquistas destruyendo una automotora con la furia que se teje en los márgenes de la ciudad, los mensajes enarbolados como pequeñas banderas sobre coligües y tubos de PVC se roban las miradas y también los ánimos.

La memoria es para siempre

Sobre el autor:

Alejandro Jofré (@rebobinars) es periodista y editor de paniko.cl.

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