La reverencia de HopPo!

El sol como un yunque de looney tunes caía sobre el pasto del Alternative Stage. Hora de almuerzo y sin mucha gente —y los pocos todos sofocados— cuando HopPo! sale en escena. La banda la lidera Rubén Albarrán, vocalista de Café Tacvba, y la secundan chilenos y algún mexicano más. Pero esa poca gente se va haciendo mucha cuando el show avanza, y la explicación está en Albarrán, su pelo y su sonrisa.

Con un carisma que cuesta encontrar hoy, el cantante atrae con su tono pero más con su conversación. Entre cada canción, muchos comentarios, todos atinados y ninguno muy forzado. Que disfrutemos de estar vivos, que tomemos y fumemos, gracias a los árboles y al sol y al cielo y al agua, gracias por nuestro cuerpo, por la comida y los amigos, gracias gracias, pero desgracias por la economía, tan malvada y corrupta, no a las mineras, no a la educación de mercado, sí a la juventud y la alegría, que vivan los estudiantes: ¡vivan!

Las canciones eran casi siempre versiones de clásicos latinoamericanos. Desde Alfonsina y el mar, cantada originalmente por Mercedes Sosa, hasta la infaltable Volver a los 17, de Violeta. Entre medio cantos guaraníes, una gran interpretación de Te recuerdo Amanda, más cosas argentinas, alguna uruguaya, y un par de rolas originales que no terminaron de prender.

HopPo! significa vamos en un idioma de los indios dakota, y es principalmente un proyecto noble. Algo así como una devolución de mano, un homenaje y agradecimiento, un mausoleo y por qué no una reverencia. Una banda de corto alcance pero perfecta para los medios tiempos de festivales como este, que necesitan números de calma, tranquilidad y reposo.

// Fotos: Eleonora Aldea.